Cuando cambia el mundo. Preguntas sobre arte y feminismos
Cuando cambia el mundo. Preguntas sobre arte y feminismos

Cuando cambia el mundo. Preguntas sobre arte y feminismos

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La exposición del Centro Cultural Kirchner reúne obras e instalaciones de cinco artistas internacionales que abordan la actualidad con las herramientas que brinda el feminismo. En esta nota, la curadora Andrea Giunta amplía los motivos de esta búsqueda que relaciona lo personal con lo político.
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"El canon accidental. Mujeres artistas en Argentina (1890-1950)" es una de las exposiciones que recientemente inauguró el Museo Nacional de Bellas Artes. Se trata de más de 80 obras de 44 artistas plásticas que permanecían ignoradas o desconocidas. Su curadora, Georgina Gluzman, nos cuenta más sobre esta exhibición inédita que cuestiona los relatos historiográficos oficiales, en pos de recuperar el aporte de creadoras, en varios casos, expuestas por primera vez.

“Como nunca necesitamos los procesos de pensamiento que habilita el arte, una zona de pensamiento paralelo que no tiene que obedecer a ninguna necesidad inmediata, pero que puede imaginar mundos y propuestas que necesitamos con toda urgencia”. Con esa premisa la curadora e investigadora del arte Andrea Giunta delineó la exposición Cuando cambia el mundo. Preguntas sobre arte y feminismos del Centro Cultural Kirchner, en la que se puede ver por primera vez en el país estas obras de Aline Motta, Esther Ferrer, Joiri Minaya, Pau Delgado Iglesias y Sebastián Calfuqueo.

Hasta el 30 de junio, la muestra reúne obras e instalaciones de cinco artistas internacionales que exploran identidades, señalan diásporas, y denuncian los femicidios, la esclavitud y los estereotipos desde una óptica personal y a la vez enmarcada en el feminismo.

“Sobre muchos de estos temas el feminismo aportó experiencias y una biblioteca que durante la crisis proporcionó una extraordinaria caja de herramientas”, dice la curadora y agrega: “Las obras de esta exposición abordan tal estado de cosas. Aunque fueron realizadas antes de la pandemia, nos proponen estrategias éticas, estéticas, conceptuales y políticas desde las que podemos pensar todo de nuevo”.

Nacida en San Sebastián, y establecida en París, Francia, en 1973, Esther Ferrer realiza desde los años sesenta performances, instalaciones y fotografías que cruzan disciplinas y temas que van desde el cuerpo a los números primos. En Autorretrato en el tiempo, que se exhibe en el Centro Cultural en su última y más completa versión, Esther presenta en diversas combinaciones las transformaciones que experimentó su rostro durante 38 años para interrogarse sobre el paso del tiempo y los estereotipos femeninos.


Íntimo y personal, de Esther Ferrer. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela

En Íntimo y personal, se mide y mide a otras y otros, desnudos. Otras dos piezas interrogan directamente la relación entre arte y feminismo. Una propone preguntas sobre el lugar de las artistas en el mundo del arte, invitando al público a responderlas. Y en la otra, Ferrer impresiona con una instalación cambiante que denuncia los femicidios en la Argentina, colocando una silla por cada mujer asesinada desde el comienzo del año hasta el final de la exhibición.

La uruguaya Pau Delgado Iglesias propone a su vez una video instalación sobre cómo las personas ciegas de nacimiento elaboran sus gustos y la atracción hacia otros cuerpos. Para ello entrevistó a personas en Asunción, Lima, Hereford, Buenos Aires, Berna, La Habana, Montevideo y Santiago de Chile. Lo que descubre contradice sus hipótesis: aunque nunca hayan visto, sus entrevistados también construyen sus gustos desde los estereotipos.


Estar igual que el resto, de Paul Delgado Iglesias. 2014-2019. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

La instalación comienza con un túnel sonoro y obscuro. Cuando la visión se acostumbra a la obscuridad, se desemboca en tres pantallas sincronizadas con muy poco contraste. Se presenta así la investigación de una forma poética y viviencial. Si el feminismo propone despojarse de certezas, dice la curadora, “la instalación de Pau Delgado Iglesias provee un tiempo, una experiencia, un material y un punto de partida”.

Joiri Minaya nació en 1990 y vive entre República Dominicana y Nueva York, Estados Unidos. En las obras que se presentan en la muestra aborda la objetualización de la mujer del Caribe, mulata, negra. El video Siboney registra el proceso de preparación y la realización de una performance en la que la artista utiliza su propio cuerpo para exponer un estereotipo que también la involucra. En 2014 ella pintó un mural con flores expresivas en rojos, azules y verdes, un motivo cliché que se aplica a todo lugar con playas y temperaturas tropicales y que relaciona naturaleza, goce, sexo. Durante la acción se oye la canción Siboney, en la adaptación de Connie Francis.


#dominicanwomengooglesearch, de Joiri Minaya. 2016/2021 Impresión de vinilo, PVC espumado, tela, dimensiones variables. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

Cuando Joiri busca en Google las palabras “dominican women”, aparecen cuerpos sexualizados, exuberantes, semidesnudos, que confirman el estereotipo sobre la mujer del Caribe. La instalación #dominicanwomengooglesearch interviene el archivo de estas búsquedas. Cuerpos fragmentados y pixelados ampliados a un tamaño natural cuelgan en el medio de la sala. Del otro lado se adhiere la tela “hawaiana”, los motivos clichés que responden a una identidad diaspórica, estereotipo del trópico que fuerza la relación entre cuerpo y paisaje. En esta propuesta subyace la historia previa de colonización y explotación de la diáspora africana y la comercialización de los cuerpos que aún persiste.

El chileno Sebastián Calfuqueo trabaja sobre su identidad mapuche. En Mirar y en Buscando a Marcela Calfuqueo, nos acerca la historia de Marcela Monsalve, una joven en la que reconoce su doble femenino a la que encuentra por azar, y que dos años después desaparece de su vida. Sebastián indaga en su propia identidad desde Marcela, quien le permite un encuentro con su feminidad sin feminizarse. En las otras piezas que se pueden ver en la exposición, cruza imágenes de archivo, fotografías y postales que dan cuenta de la estigmatización occidental de la sexualidad mapuche.


Buscando a Marcela Cafulqueo, de Sebastián Cafulqueo. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

La artista Aline Motta, nacida en Brasil en 1974, presenta por su parte una trilogía de filmes que indaga sobre sus raíces africanas. En la exposición se proyectan las películas en la sala de una manera inmersiva, donde la voz, las imágenes, los espejos que se ubican en distintos escenarios, el texto, conducen al espectador entre las personas y los paisajes para recorrer ese viaje (y las preguntas que derivan de él) hacia sus orígenes.


(Outros) Fundamentos [(Otros) Fundamentos], de Aline Motta. 2017-2019. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

Cuando cambia el mundo. Preguntas sobre arte y feminismos se puede visitar hasta el 30 de junio, de miércoles a domingos, de 14 a 20 h, en el Centro Cultural Kirchner. La entrada es gratis con reserva previa en compartir.cultura.gob.ar.

Andrea Giunta: "El arte no tiene el poder de terminar con los femicidios ni con la impunidad de los asesinos, pero sí tiene un poder simbólico"

- Se podría decir que los artistas participantes pertenecen a países periféricos. ¿Cuál fue la premisa general al momento de seleccionar las obras de la muestra?
- Bueno, periféricos según desde donde se lo mire. Si se observa la selección desde el centralismo euro-norteamericano puede ser, pero si se lo observa desde América Latina para nada. Artistas de Brasil, Uruguay, Chile y República Dominicana, además de España, no son periféricos. Son centrales en relación con nuestras experiencias. República Dominicana - Nueva York, de donde es y donde vive Joiri Minaya, puede resultar más lejana. Pero la poética de su obra es muy cercana a nuestras experiencias latinoamericanas. Al momento de seleccionar quise presentar en Buenos Aires cinco artistas cuya obra conozco muy bien, y que nunca tuve oportunidad de instalar en el sentido completo y profesional que se hizo en el Centro Cultural Kirchner. La realización de cada obra se hizo con estándares de un museo internacional, pero en estos tiempos de pandemia. Y es una toma de posición exponer arte internacional en el tiempo de confinamiento y cierre de fronteras y viajes como el que estamos viviendo. Es proponer pensar desde los mejores aspectos de la globalización en el arte. Un salto respecto de las lógicas participativas en la extenuación del mundo de las que el arte y sus circuitos internacionales, con viajes, transporte, embalaje, publicaciones, todos contaminantes del planeta, puede hacerse en forma local, con producción local, pero trayendo a nuestra ciudad, y desde las redes del Centro Cultural a todo el país, un arte internacional, con poéticas completamente insertas en la contemporaneidad. Une a estes artistas que en cada une de elles puede uno sumergirse en un campo específico de problemas vinculados a la gran contribución al pensamiento del siglo XXI que es el feminismo.


Instalación de Esther Ferrer. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

- La mayoría de las obras parten de experiencias personales. ¿El objetivo de la muestra es relacionar lo personal con lo político?

- Desde perspectivas patriarcales puede considerarse que ese trabajo desde el propio cuerpo, el propio rostro, es un ejercicio narcisista. La palabra, patologizante, descalificadora, se usa para las artistas que se centran en su cuerpo o en su rostro, no para los varones que lo han hecho hasta el hartazgo. Curioso. Es un conocido cliché machista en el mundo del arte usado para descalificar el trabajo de las artistas mujeres. Muy conocido, proviene de las objeciones al arte de los años sesenta y setenta, que hoy no se sostiene. Primero porque la frase "Lo personal es político" es el título del libro de Carol Hanisch, de 1969, que remite claramente al sentido emancipatorio en tanto permitió a las mujeres afirmarse como sujetos que ya no pueden ser observados desde un ojo externo que clasifica, controla y asigna cuales son las formas correctas de comportarse, sino desde una mirada sobre la propia subjetividad, el propio cuerpo, una tarea de reconocimiento y de empoderamiento.

Pero hay otro asunto que es más interesante que la descalificadora clasificación patologizante, y que tiene que ver con el concepto jurídico del cuerpo. Esther Ferrer, por ejemplo, quiso observar el proceso de envejecimiento de una mujer. Era un proyecto que implicaba tener disponible a una persona durante mucho tiempo. Y nadie quiso. Entonces decidió trabajar sobre su propio rostro, su retrato, desde 1983 hasta 2019: su cuerpo es el único territorio jurídicamente libre del que pudo disponer para llevar adelante su proyecto. Que se clasifique su obra como narcisista es reductivo y da cuenta de cierta ignorancia.

- En marzo se cumplió un año de aislamiento y el Observatorio Ahora que sí nos ven reveló esta semana que se registraron 288 femicidios en ese periodo. En este contexto, ¿el arte tiene algún rol?
- Lamentablemente el arte no ha podido terminar con una dictadura ni decidir una elección. No en forma directa. No tiene tampoco el poder de terminar con los femicidios ni con la impunidad  los asesinos, pero sí tiene un poder simbólico. Es impresionante ver la instalación de Esther Ferrer y cómo aumentan las sillas, y cambian los números, y las sillas salen desde la puerta hacia el otro espacio. Es un registro adicional del horror, otra forma de expresarlo. La justicia tiene la facultad y el poder de terminar con esto. Tiene que poner tobilleras a los agresores, violadores, tiene que proteger a las víctimas, que no son solo las mujeres, también los niños que quedan sin madre, también los niños asesinados.


Proyecciones de Aline Motta. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

- Más allá del feminismo, ¿se puede nombrar a los artistas participantes de la muestra como artistas sociales o políticos?
- Son artistas sociales y políticos, solo Esther se presenta a sí misma como feminista. Pero ante todo, son artistas que realizan obras increíbles, poéticas, arraigadas en largas investigaciones que funden imágenes, formas, es decir, decisiones estéticas, y desde allí comunican y nos llevan a conmovernos y a pensar si este mundo, tal como está, es el que queremos. Un mundo en el que quien mata, hostiga, discrimina, está libre como si nada, en tanto las víctimas tienen que ver como se rearman. Un mundo en el que la justicia representa el poder de sus intereses corporativos, no los de la sociedad, de las mujeres hostigadas y acosadas, muchas de ellas luego muertas. Estas obras conmovedoras nos llevan a entrar en un contacto sensible, desde el arte, con todo eso.


Bauer y Giunta en la instalación de Esther Ferrer sobre femicidios.

- Esta muestra se suma a otras iniciativas como el Premio 8M (del que fuiste jurado) y la muestra “Canon accidental” del Museo Nacional de Bellas Artes, ¿algo está cambiando en el arte?

- No lo sé. Aun pienso que es una oportunidad de ver más, de conocer más obras. Pero el odio que despiertan estas iniciativas que llevan a muchos a llamar a las mujeres nazifeministas me lleva a dudar. Sabemos que toda lucha por la emancipación involucra reacciones. Me preocupa el tono de la desesperación y el odio. Sabemos que el nazismo fue nazimachismo.

Al mismo tiempo las jóvenes generaciones están desarrollando en el mundo investigaciones sobre las artistas mujeres borradas de la historia, como las de Georgina Gluzman, y muchas otras. Las exposiciones y el nuevo conocimiento cambiarán este estado de cosas. Precisamos ampliar mucho el terreno de lo que conocemos en el arte. No ver siempre retrospectivas de los mismos artistas, repetidas.


Obra de Pau Delgado.
Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.

- ¿Tenés alguna expectativa sobre qué tipo de experiencia vivirá el público al recorrer la muestra?

- Espero que se detengan las dos horas que requiere verla, para apreciar todos los videos, para detenerse a pensar sobre las obras. Así sucedió con exposiciones como Radical Women o la Retrospectiva de Ferrari, donde el público hacía cola detrás de cada obra. Pero claro, estamos en tiempos de pandemia, no veremos esos procesos. Ahora que las restricciones aumentan por la curva ascendente de la pandemia, estamos trabajando en desarrollar una gran cantidad de opciones online. Me encanta pensar que el celular hoy es el museo. Estamos trabajando desde esos conceptos. Y sobre todo desde la idea de que en pandemia precisamos, más que nunca, el arte, la cultura. Tenemos mucho para hacer en estos tiempos.

*Foto de portada: Instalación de Esther Ferrer sobre el femicidio en la Argentina. Gentileza Centro Cultural Kirchner/ Manuel Pose Varela.