Conocé a los argentinos que ganaron el Concurso de Ibermúsicas

Sobre Luciano Giambastiani

Luciano Giambastiani nació en la ciudad de San Salvador de Jujuy. Es compositor, clarinetista, saxofonista, performer, artista sonoro y docente. Bajo el seudónimo de Marvin, su obra Cinis resultó la ganadora del 2do Concurso Iberoamericano de Composición Coral. Se formó en la Escuela Superior de Música de Jujuy, Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la UCA, Instituto Universitario Nacional de Artes y actualmente se encuentra cursando la Diplomatura Superior en Música Contemporánea en el Conservatorio Manuel de Falla, y el Doctorado en Música, en la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la UCA. Su producción abarca música sinfónica, de cámara, obras para instrumentos solistas, medios mixtos, música electroacústica, procesamiento en tiempo real, multimedia, arte sonoro, audiovisuales, videoarte performance, instalaciones, intervenciones sonoras, música para teatro, para cine, para ballet, para escena y un etc que no deja de experimentar.

-¿Cómo te acercaste la música?

El camino de la música se va delineando a lo largo de mi vida. No vengo de una familia de músicos “profesionales”, pero recuerdo mi casa llena de música siempre. Mi papá tocando la guitarra y cantando, un gran melómano que en cierta forma supo contagiarme el amor por escuchar música en discos que formaron parte del universo sonoro de mi infancia y mi adolescencia. Con The Beatles, Pink Floyd, Queen, Piazzolla, Zeppelin, Mahler, Kraftwerk, Bach, Zappa, Hendrix fue creciendo un espacio mental lleno de imágenes, sensaciones, paisajes, un universo absolutamente fascinante que no tenía nada que ver con mi día a día. En la necesidad de entender toda la música, de alimentar y hacer crecer este espacio mental, y sobre todo del enorme placer de escuchar y de tocar música, está el germen de toda mi búsqueda.

-¿Quiénes son tus referentes?

-No sabría decir. Pero la música de Debussy o de Stravinsky, de Luciano Berio, de Helmut Lachenmann, algunas obras de Salvatore Sciarrino o de Fausto Romitelli, entre muchos otros, constituyeron verdaderos “parteaguas” en mi historia musical. Además, algunos de mis profesores fueron figuras referenciales para mi formación: supieron transmitirme el amor por el trabajo, la seriedad y el compromiso con los que abordar la carrera musical.

-¿Qué escuchás cotidianamente?

-Trato de escuchar y descubrir música nueva todo el tiempo. Y hay cierta especie de libertad (creativa, musical, poética, etc) que es mucho más notoria en las periferias. Eso es lo que encuentro más interesante a la hora de escuchar música. Me gusta transitar los bordes, las fronteras de los géneros, estilos y lenguajes; me siento cómodo construyendo redes, paisajes, transitando en estas zonas intermedias que te exigen un alto grado de conciencia y reflexión acerca de lo que escuchás, tocás, o escribís.

Recomiendo escuchar a cualquier músico que nos exija un esfuerzo intelectual, que reclame nuestra atención, que nos llene de preguntas y cuestionamientos, que nos obligue a replantearnos cosas, que nos confronte con ideas nuevas

 ¿Cómo te enteraste del Concurso de Ibermúsicas?

-En la primera convocatoria fui beneficiado con la ayuda para Residencias Artísticas para Compositores, con la que desarrollé un proyecto en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras. En una convocatoria posterior, también conté con el apoyo del programa en las Residencias de Composición organizadas por Copiu (Chile). Estas convocatorias, becas, ayudas y concursos de Ibermúsicas constituyen una oportunidad única e invaluable dentro del panorama cultural latinoamericano, donde no abundan esta clase de iniciativas que apoyen, promuevan, financien y difundan el trabajo de los jóvenes compositores latinoamericanos. Contar con el apoyo y financiamiento de estas instituciones es fundamental para el desarrollo de nuestro trabajo musical. Esta clase de programas constituyen una herramienta importante para que todo esto se concrete y al mismo tiempo nos eleva la vara y nos exige estar a la altura.

-¿Cómo describiría la obra ganadora, Cinis?

-Es una obra vocal para coro mixto a 16 voces, plasma muchos de mis intereses estéticos y gran parte de las ideas y procedimientos que vengo desarrollando en mi trabajo artístico tanto musical, como en el campo del arte sonoro y del video-arte. Utiliza como punto de partida una serie de poemas del poeta argentino Guillermo Daghero, atravesados por reportes periodísticos, canciones de Radiohead, The Doors, madrigales renacentistas, etc. La pieza nace de un trabajo de composición con la esperanza de que el resultado sea más que la suma de las partes.

La composición musical es un trabajo bastante hermético y solitario, de un altísimo grado de especulación intelectual y encontrar esta clase de recepción, de reconocimiento, de feedback a las ideas, reconforta muchísimo.

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Sobre Lucas Querini

Lucas Querini nació en la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe. Es pianista, compositor y docente. Bajo el seudónimo Kachaturian, su obra Fantasía Tanguera obtuvo el primer premio del Concurso Iberoamericano de Composición 100 años del tango La Cumparsita. Se formó  en la música académica y popular. Actualmente se encuentra abocado al estudio y creación del tango como medio de expresión contemporáneo.

-¿Cómo te iniciaste en la música?

Mi abuelo tenía en su casa un piano y recuerdo jugar en ese piano y crear un vínculo especial con el instrumento. A los 9 años comencé a estudiar formalmente en la escuela de música Remo Pignoni. En aquella institución, mi relación con la música creció en todos los sentidos, técnico, intelectual y espiritual. Mi primera profesora de piano, María Clara Maine, fue quién encendió la llama de la creación en mí.

-¿Tenés inspiradores?

-El gran Astor y Cobián, la pluma sensible y efectiva de Plaza, el lirismo de Mores y el refinamiento de Francisco De Caro, el swing de Salgán y su elaborada forma de escribir, la inimitable musicalidad de la orquesta de Troilo y sus propias composiciones y la música de Pugliese con su complejidad compositiva y su imparable orquesta, todos ellos me acercaron al tango. Luego me atrapó mucho la música de Victor Lavallen y Leopoldo Federico y me emociona escuchar al Sexteto Mayor en cualquiera de sus épocas. Y sigo: Ramiro Gallo, Diego Schissi, Julián Peralta y Astilleros, Fernando Otero, El Arranque o La Fernandez Fierro, como mis compañeros de La Biaba, el sexteto típico que formamos junto a mis hermanos, son fuente de inspiración a la hora de ponerme a trabajar por hacer una música de la mayor calidad posible y que logre insertarse en la sociedad como vehículo de transformación. Formamos parte de un colectivo que necesita expresarse a través de esta música y que tiene mucho hambre de trascendencia artística.

-¿Qué puede decirnos de Fantasía Tanguera, la obra ganadora?

-La obra intenta representar, a través de diferentes paisajes sonoros, momentos que remiten a la historia y el devenir del tango. Las escenas se suceden evocando a distintos personajes de la mitología tanguera: el cantor pampeano y su milonga campera, el mate y la guitarra, la mística portuaria de las urbes de principios de siglo XX, los conventillos, los valcesitos inmigrantes y los negros tambores. Recuerda a Osvaldo Pugliese, Horacio Salgán o Astor Piazzolla y también a Fernando Otero, un compositor actual. La última escena está inspirada en un poema de Jorge “Alorsa” Pandelucos, llamado “Vuelve el tango”, que expresa el deseo de revalorizar esta música.

-¿Qué opinión le merece haber formado parte del concurso de Ibermúsicas?

No es muy común que se realicen concursos de composición, específicamente de tango. Este concurso me brindó la oportunidad de poder escuchar mi música y compartirla con la mayor cantidad de gente posible, es uno de mis tantos sueños musicales. Ibermusicas es una gran herramienta para interactuar con colegas de otras latitudes y para difundir nuestro trabajo.

-¿Qué escuchás habitualmente?

-En mi formación musical abunda tanto la música tradicional europea como la popular americana, pero con ésta última me siento más identificado. Puedo escuchar tanto un disco de Fernando Otero, Julián Peralta, Ramiro Gallo, Diego Schissi, asi como Julio De Caro, Osvaldo Pugliese, Horacio Salgan, Astor Piazzolla, Carlos García o Victor Lavallen; música de Debussy, Ligetti, Prokofiev, Ginastera, Bartók o Berg junto con Bach, Beethoven, Brahms, Mahler o Palestrina; discos de Tatum, Parker, Davis, Hancock, Bill Evans o Cory Henry, Guillermo Klein, Maria Schneider o Snarky Puppies; Egberto Gismonti, Camargo Mariano, Mario Laguinha o Pixinguinha, Tom Jobim o Buarque, Buena Vista Social Club, Irakere, Los Van Van, Pedro Martinez Group, Gonzalo Rubalcaba, el Gran Combo de Puerto Rico, Chabuca Granda, Totó la Momposina, o Sergio Torres y LDS; Mercedes Sosa, el Cuchi Leguizamón, Atahualpa Yupanqui o Aca Seca, Puente Celeste, María y Cosecha, etc.

-¿Recomienda algo más para los buenos oyentes, además de los autores que acaba de nombrar?

-A todos los músicos que no suenan ni radio ni televisión y que se puedan ir a ver en vivo al bar o al centro cultural más cercano, a la nueva música creativa del país.

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*Ibermúsicas es un proyecto multilateral de cooperación técnica y financiera para fomentar el desarrollo de las Artes de la Música en el marco del Espacio Cultural Iberoamericano de la SEGIB (Secretaría General Iberoamericana). Busca fortalecer la presencia y el conocimiento de la diversidad cultural iberoamericana en el ámbito de las artes musicales, al estimular la formación de nuevos públicos en la región y ampliar el mercado de trabajo de los profesionales de la música a través de la circulación, profesionalización y difusión de los creadores, intérpretes, investigadores y gestores de la región.