Cómo fue el Encuentro "Mujer, Música y Orquesta"
Cómo fue el Encuentro "Mujer, Música y Orquesta"

Cómo fue el Encuentro "Mujer, Música y Orquesta"

Música
“Mujer, Música y Orquesta” estuvo dedicado al intercambio de profesionales de la música. Con cupo completo, el Encuentro se desarrolló durante el pasado fin de semana en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno
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Durante tres días, del 20 al 22 de septiembre de 2019, más de 22 expertas en música de 10 países diferentas de iberoamérica (Argentina, España, Costa Rica, Chile, México, Uruguay, El Salvador, Panamá, Honduras y Ecuador) disertaron sobre la equidad de género en la música en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (Agüero 2502). Entre los invitados del encuentro, el Presidente del Programa de Iberorquestas, el uruguayo Ariel Britos, aseguró que “el equipo de Argentina ha sabido consolidar el espíritu de IberOrquestas”. 

Por su parte, el Secretario de Cultura de Gobierno, Pablo Avelluto, explicó que “desde 2008 Argentina lidera un programa de inclusión social en el que 7000 chicos en todo el país son beneficiarios directos. Esto genera inclusión, nos enseña a escuchar y a ser escuchados, a resolver conflictos".

Las nuevas integrantes

El programa lanzó una convocatoria en el marco de su 10° Aniversario, al que se postularon jóvenes músicos que deseaban formar parte de la Nueva Orquesta Juvenil Iberoamericana, compuesta por 49 integrantes de distintas nacionalidades. Entre ellos, 2 argentinos entre 18 y 26 años. En la inauguración se dieron a conocer los nombres de las ganadoras: Anahí Simón y María Luz Vella, ambas violinistas de la Patagonia, quienes recibieron certificado de parte del Secretario de gobierno.

(María Luz Vella y Anahí Simón, flamantes integrantes de la Nueva Orquesta Juvenil Iberoamericana)

Las primeras notas

Luego se realizó la presentación del Concierto del Ensamble Juvenil de Cámara “El Tambo”, que tomó su nombre del barrio de La Matanza al que pertenece. La agrupación de 2019 está conformada por jóvenes seleccionados del grupo de músicos de la localidad, que lleva en pie desde 2008 y es dirigida por Carlos Álvarez. El conjunto está vinculado a la Secretaría de Cultura de la Nación como parte de las orquestas integradas en el Programa de Orquestas y Ensambles Infantojuveniles (dependiente de la Secretaría de Cultura y Creatividad). En esta ocasión, a manera de obsequio, el director de la Orquesta recibió de parte de la Secretaría de Cultura un bandoneón ELA negro nacarado para su ensamble cedido por el Programa Iberorquestas.  Carlos Álvarez agradeció el presente e invitó a participar del concierto a Rocío Román Figueroa, Directora de la Banda Sinfónica Comunitaria K´ eri Tinganio, de México.


(Foto: Carlos Álvarez, director del Ensamble Juvenil de Cámara “El Tambo”, de La Matanza, recibe un bandoneón para su orquesta).

La mujer en la música

 El encuentro organizado por Iberorquestas Argentina, en conjunto con la Dirección de Cooperación Internacional, a cargo de Marina Mantecón, comenzó con sus palabras de bienvenida de Paula Rivera, vicepresidenta del INAMU, quién habló del proceso que implicó llegar hasta el proyecto de la ley de cupo femenino en la música.

“Hicimos una radiografía con los músicas, las productoras, las técnicas de sonido. Hay muchísimos roles ocupados por mujeres que existen y que hay que visibilizar. Realizamos la primera Encuesta Federal de Mujeres en la Música, trabajando con datos reales sobre la mujer trabajadora del sector. Más de 3 mil mujeres fueron encuestadas, con las redes se multiplicó la llegada. Eran 10 preguntas sobre la formación, lo laboral y lo personal como las dificultades que se presentan ante la reinserción después de la maternidad. Se visibilizó además de la física, la violencia intelectual en el sector. En un 60% expresan haber recibido algún tipo de violencia de género en el sector. Logramos crear una acción con presupuesto, hicimos foros con 150 participantes, que dialogaron y compartieron fortalezas y debilidades, planteando acciones que posteriormente el INAMU puso en funcionamiento en modo de herramienta”.

(Mercedes Liska, Etnomusicóloga investigadora de CONICET)

Números que alarman

La encuesta “Mujeres en la música” fue contestada por 641 músicas. Un 66% afirmó haber sufrido algún tipo de violencia y un 23% no contestó. Las respuestas quedaron agrupadas en: subestimación artística, desigualdad en el trato, sexualización e instancias de formación musical. Atravesando todo el país, las frases machistas fueron las mismas. Esta violencia se presenta también en el periodismo: no se le hacen las mismas preguntas a las mujeres que a los hombres.

En la desigualdad del trato, lo más reiterado es en los conciertos: no se les da el tiempo para una prueba de sonido, la remuneración es menor, al igual que el lugar en los medios de comunicación. Respecto de la sexualización, la objetificación es de parte de productores, periodistas y músicos. 

“Tenemos un rol fundamental en todos los entornos para revertir las violencias que sufrimos diariamente. Por eso necesitamos más mujeres en los escenarios”. 

(Orquesta Atípica La Empoderada)

Por último, Rivera afirmó que “Se han abierto las puertas a las disidencias. En la planilla de inscripción del Registro hay que completar género en la cual dejábamos sin querer una parte afuera. Debatimos y nos deconstruimos para abrirle las puertas a un sector excluido. Tomamos capacitaciones, hicimos debates, asumimos  esta política de acción, incluyendo la categoría de autopercibido, acorde con la Ley de Identidad de Género.

"Somos la primera institución de Latinoamérica que deja de ser binaria para ser disidente"

La jornada continuó con la conferencia de Sílvia Martínez, Etnomusicóloga catalana, que realizó una exposición teórica denominada “La perspectiva de género en la Investigación Musical”. En los contenidos que se imparten habitualmente sobre la historia de la música, las mujeres no están, sin embargo existieron y escribieron madrigales, sinfonías; llenaban salas, eran reconocidas en esa época, pero quedaron relegadas. 

Afirma Martínez que puede aplicarse la denominada “hermenéutica de la sospecha”, es decir, desconfiar de las certezas, analizando cómo se ha escrito dicha historia, basada en la superioridad. La música es un espacio de expresión, sociabilidad, un medio de comunicación y político. Al situarlo en una jerarquía, destaca la música académica se pone por encima de las demás. Y eso incluye la musica academica occidental. 

El canon son las sinfonías de personajes como Bach, Beethoven y Brahms. Carol Robertson, musicológica feminista de los 90 afirma que el canon construido implica una ideología patriarcal. Las mujeres más comprometidas figuran, pero hay muchas otras que no están en los libros ni en los archivos, sino en el revés de los patrones de la sala de costura. 

Según Josemi Lorenzo Arribas, musicólogo feminista medieval, se ha comprobado que los copistas de la Edad Media, al realizar esta labor cometían más de 80 erratas por partitura, y que casualmente estaban escritas por una mujer.

“Es nuestro deber desde la etnomusicología construir una contra historia, compensando una historiografía muy androcéntrica”.

Lógicas de la desigualdad de género

El siguiente panel, denominado como "La enseñanza: problemáticas actuales y lógicas de desigualdad de género", tuvo como protagonista a la investigadora Silvia Carabetta (UNICEN), Silvia Lanzón (Conservatorio Manuel de Falla), Johana Rodríguez (Orquestas y Coros Juveniles de Panamá), Orquídea Guandique (Festival Internacional de Costa Rica) y Nelia Ivelina Chavarría Rovelo (Escuela Nacional de Música de Honduras). Fueron moderadas por Valeria Atela (Fundadora y Directora de la organización Orquesta-Escuela de Chascomús).

Silvia Carabetta, docente en conservatorios hace treinta años, señala que "la música tiene el mandato epistemológico, dentro del cual se forman docentes diciéndoles que la música es para pocos, desde una mirada jerárquica. De esta forma, dejamos a nuestros alumnos como devaluados culturales. Las mujeres muchas veces terminamos reproduciendo esas maniobras de dominación patriarcales. Es necesario desmantelar estos binarismos". Silvia Lanzón habló de los prejuicios. “La educación musical nos interpela todo el tiempo: desde los nuevos alumnos nos reinventamos. Todos tienen su manera de captarlo. Mi planteo es que pensemos los prejuicios. Defendamos el proyecto de orquestas infantiles y juveniles porque nos ha cambiado la realidad. Me parece muy enriquecedor desde el punto de vista social y es algo que debemos rescatar, reconstruyendo todo lo que nos dieron".

"Mis alumnos son mis héroes"

Johana Rodríguez afirma que  la enseñanza le ha cambiado la vida. “Uno recibe mucho más que simplemente lo que el ser humano quiere aprender. Esa personita viene con todo: sus sueños, que le fue mal en la escuela, que no comió, que sus padres se están divorciando. Mis alumnos son mis héroes porque hacen todo lo posible por sobreponerse a su realidad. Les digo que no se comparen con nadie, que tienen que estudiar. El proceso de cada individuo es diferente. Ellos necesitan comprender que sí van a llegar, sin compararse con nadie. No estudié pedagogía sino que la desarrollé en el camino. Trato de hacer lo mejor posible, entregando lo que tengo y más. Todos somos iguales, sin importar nuestro género, todos empezamos desde cero y todos debemos ayudarnos, con paciencia para crecer en camaradería".

Con respecto a su experiencia personal, al camino que debió atravesar, recuerda cuando uno de sus maestros le preguntó sin vueltas "¿por qué estudias un instrumento principal si no lograrás tocar más que en una banda? No le contesté. Hoy soy la única mujer que toca el oboe como profesional en Panamá".

Orquídea Guandique manifestó que como docente se encuentra repitiendo modelos binarios y que ella lucha contra esto logrando un balance entre el canon y lo que sus alumnos le manifiestan que desean aprender. Y aunque reconoce que ha habido avances en investigación sobre estas prácticas, no es suficiente, ya que deben llegar a quienes gestionan los espacios y toman las decisiones, ya que, de lo contrario, las prácticas y los debates que se tienen sobre las mismas, continuarán repitiéndose.

“La música sirve para conocerse y promover cambios de conducta en uno y en los demás”. 

Nelia Chavarría es pianista y docente costarricense. "La música es para todos y salva vidas”, explicó. Luego señaló 3 aspectos fundamentales del trabajo en la música:

  1. Lograr el control de las emociones, que es un proceso, hasta que se dé naturalmente.
  2. Actualizarnos en las técnicas para lograr objetivos musicales. Ninguna escuela es mejor que otra.
  3. Sólo el maestro que desarrolle su trabajo con pasión logrará tener alumnos con alegría. Tenemos que ayudar a vencer sus debilidades.

A Valeria Atela le tocó cerrar el panel. Lo hizo con la siguiente reflexión: “Nuestras didácticas son herramientas para un desarrollo con sentido comunitario. Debemos construir situaciones de igualdad desde la docencia, que siempre haya algo nuevo. En las escuelas rurales generamos contenidos multinivel, para que nadie se pierda de aprender y ser parte con otros. Son tiempos que nos convocan a concertar en la diversidad”.

Dimensiones de género y sexualidad

En el segundo panel, “Creación artística. Dimensiones de género y sexualidad en la exploración artística de la música”, participaron Ninoska Medel (Fundadora de la Orquesta y Coro de Mujeres de Chile), María Laura Alemán (Fundadora del Coro del Plata), Nelly Rodríguez (Presidenta del Foro Argentino de Compositoras), Carolina Ramírez (Orquesta Sinfónica de El Salvador), Andrea Montes (Directora de la Orquesta de la Escuela Municipal Villa La Angostura) y Sílvia Martínez (Etnomusicóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona). Moderó Soledad Venegas (Instituto de Investigación de Etnomusicología de Buenos Aires). 

Como disparador,  se proyectó un video de “Musica de minitas”, lanzado para el 8M donde se sintetizan las preguntas más típicas realizadas a las músicas mujeres. Se plantearon para el debate los siguientes ejes: subestimación, placer, sensibilidad e identidad.

Medel presentó mediante el eje de subestimación, el proyecto de su Orquesta, que cuenta con un equipo de trabajo de mujeres al 100% (Técnicas, directoras de coro, directoras asistente, managers). "El hecho de que se junten mujeres profesionales, sobre todo en Chile, es impactante. El 2018 fue un año de movilización feminista en Chile. Nuestra finalidad era musicalizar estos movimientos. En el cierre de la organización del 8M, había muchas mujeres que nunca habían visto una orquesta sinfónica. Muchas madres se motivaron y acompañaron en el coro mientras sus hijas tocaban en la banda. El año pasado tocaron en la firma del petitorio en la Universidad de Chile. No sólo queremos llegar a la elite de mujeres universitarias. Desde ahí sale la propuesta para que esta idea fuera más potente. En referencia a la identidad, somos abiertas a todas las mujeres, sin importar si se declaran feministas. Nuestro repertorio está enfocado en compositoras, pero también compositores, siempre y cuando tengan temática de género".

“En nuestra sociedad está muy arraigada la idea del hombre patriarcal, pero también de la mujer patriarcal”.

Rodríguez abordó los ejes de sensibilidad e identidad. Inició diciendo que “en nuestra sociedad está muy arraigada la idea del hombre patriarcal, pero también de la mujer patriarcal”. Y agregó: "Tenemos que repensar entre nosotras, pero también con los hombres, para intentar revertir todo esto. Nos enseñaron que la música es sufrimiento desde el lugar de la educación. Cuando termino una obra la sensación es tremenda, y cuando la escucho es muy placentero, desde el mundo del placer y la sexualidad también. Son nuestras obras y nos van a sobrevivir de verdad". 

"Pasé de ser un hombre con todos los privilegios asegurados a perderlo todo"

Alemán explica que “la subestimación la conozco bien en mi condición de mujer trans. Pasé de ser un hombre con todos los privilegios asegurados a perderlo todo. Me encontré en un mundo de violencia epistémica, donde una persona no obtiene reconocimiento por ser como es. Cuando tenemos conciencia de nuestra fugaz existencia la queremos contar y entonces hacemos arte”. 

Ramírez dice que "como música que soy, tengo la responsabilidad de darle a otros lo que tengo, por lo que empecé a trabajar con jóvenes y adultos. Y trabajé con mujeres privadas de su libertad, privadas de su mente y de su corazón. De la única forma que pudieron soltar su pesar fue a través de la música y de la escritura que sanó su interior. Sus mentes fueron libres. Como músicos queremos mostrar virtuosismo, pero tenemos una responsabilidad y una energía para proyectarlo y liberarnos. 

Montes asegura que "ser mujer es mucha responsabilidad en un concierto, representando a todas las mujeres, diciéndole a los hombres que realmente podemos hacer esto. Yo estoy en una orquesta de 13 años de trayectoria en la que todos los directores fueron hombres. Cuando se me nombra en el cargo surgen las subestimaciones. Empiezan a cuestionar la responsabilidad de la mujer en el trabajo.

Celia Torrá, una prócer de la música

En el marco del Homenaje a Celia Torrá, a 57 años de su fallecimiento, en 1962, la investigadora del Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega, Romina Dezillio, realizó una exposición de su trabajo en torno a la artista, luego de entregar una placa conmemorativa a las autoridades de la escuela de música Celia Torrá, ubicada en la patria chica de la artista, en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. La directora Natalia Francisconi recibió el distintivo.

Para cerrar la jornada, se presentó el trío Martínez, Wiede y Aristimuño, junto a la pianista Hilda Herrera.

(Hilda Herrera)

La segunda jornada inició con la conferencia de Mercedes Liska, “Horizontes profesionales actuales para las mujeres en la actividad musical de América Latina”. Mercedes es etnomusicóloga en CONICET, especializada en temas de música, género y sexualidad. Presentó un proyecto en dicha institución para una investigación que fue abordada desde la sociología cultural, de manera cualitativa para reflexionar sobre cómo reconstituir las tramas sociales relevando prácticas musicales.

Rock nacional desigual

"A mediados de 2017 aparecen una serie de opiniones todavía aisladas de músicas señalando malestar en festivales en los que se veía una nula presencia de mujeres. Cabe destacar que los festivales son los ámbitos donde se renuevan los públicos. A principios de 2018, se difundió una primera estadística de Chile, realizado por el colectivo Ruidosa. Y fue un impacto porque Argentina era uno de los países que estaba muy por debajo. 41 festivales nacionales e internacionales se analizaron por género musical y la mayor desigualdad se vio en el rock. Ninguna mujer liderando en una grilla enorme de artistas y agrupaciones musicales".

La participación de mujeres era del 15% en su totalidad. Si bien están programadas, no se realiza una difusión adecuada. Se generó un desafìo concreto: intervenir los espacios de los festivales para compartir de manera igualitaria los escenarios. Los productores no las incluían y se generaron muchos festivales de mujeres y se gestaron proyectos inspiradores, sanadores. Pero también es necesario que se las escuche en el resto de festivales.

El proyecto de ley de cupo femenino en la música, especialmente impulsado por el INAMU y su vicepresidenta de aquel momento, Celsa Mel Gowland, generó una herramienta de adhesión para mujeres de todo el país, y actualmente se está replicando en Chile y Uruguay.

Equidad, visibilidad, autonomía y memoria

En el tercer panel, "Políticas de inclusión Social: apuntes para fomentar la igualdad de género", participaron Gabriela Wald (Cs. Sociales, CONICET, especialista en temas de Educación), Victoria Gandini (Docente, Coordinadora del proyecto Prácticas artísticas y compromiso social en la UNA), Rocío Román (Dir. Banda Sinfònica Comunitaria K`eri Tinganio, México), Claudia Rieiro (Directora de Orquestas Infantiles y Juveniles de Uruguay). Moderó Rosario Haddad (Investigadora Instituto de Etnomusicología de la Ciudad de  Buenos  Aires, especializada en temas de infancia y música de pueblos originarios).

Wald reparó en la capacidad creadora y el derecho a la equidad y habló del derecho al acceso a la cultura y la educación. “Como comunicadora y doctorada en sociología, yo tenía que analizar estas prácticas. Muchos socializan solo en los barrios y es difícil que accedan, no por distancia fìsica, sino cultural. Encontré que había distintas apropiaciones, que no todo el mundo accedía diferente a la propuesta. No sólo dependía de esto, sino que también de lo que pasaba en las casas de esos chicos. Hablo de una tendencia, en la que si había estabilidad, lo padres les daban espacio para dedicarse al arte”. 

"No sólo se deben castigar las violencias, sino transformarlas"

Gandini presentó su proyecto, “De Atahualpa a Beethoven”, de promoción de lectura y música en la que los estudiantes musicalizan un cuento. Con 7 alumnos del conservatorio que participen, 900 chicos escuchan estos cuentos, lo cual habilita diferentes maneras de vinculación. Porque no sólo se deben castigar las violencias, sino transformarlas.

Román Figueroa habló de su proyecto de banda sinfónica que forma parte del Sistema Nacional de Fomento Musical de México denominado “semilleros creativos”.

“Mi agrupación es una banda sinfónica con el objetivo de reconstruir el tejido social. La banda sinfónica tiene niños de 7 a 17 años, en la que se resaltan los valores cívicos. El proyecto además contempla Trabajo Comunitario, de vinculación que hacemos con los padres de familia. Porque si vamos a educar o reeducar a los niños, debemos empezar por educar a los padres. Es importantísimo que haya un referente que conozca  esa comunidad a la que se quiere llegar. Además se involucran otras personas de la comunidad. El éxito del proyecto reside en que esté el referente para ingresar en la comunidad. México tiene muchos grupos musicales. Se hizo un repertorio de cada zona. Hacemos un trabajo de revalorización de tradiciones de nuestra región. En muchos de estos pueblos hablan diferentes dialectos. En Tingambato se perdió la lengua, pero nos queda la música y la gastronomía. Históricamente, en cada población hubo un representante musical que los niños deben conocer. Lo mismo sucede con la vestimenta, de la cual se sienten orgullosos al recuperar su identidad perdida, uno de los principales objetivos de la agrupación. Esto sucede en cada región a los que el proyecto se adapta”. 

Claudia Rieiro, de Uruguay, habló de su proyecto, que ya funciona en otros lugares de América Latina. “Con orquestas y coros desarrollamos la idea de crecer juntos como comunidad. Nuestro rol en la sociedad y cómo construimos con los otros, creando ciudadanía. Compartimos mucho de la filosofía del maestro Abreu y ha sido inspirador para muchos de los proyectos que se están desarrollando en Latinoamérica. Debemos observar la sensibilidad de quienes dirigen los programas, sin el Estado involucrado es imposible. Necesitamos llegar a más gente que nos ayude a potenciar nuestra música tradicional y que se haga una reinterpretación, ya sea escrita u oral, agregando instrumentos”.

El encuentro cerró con una intervención artística de la Orquesta Atipica de Tango "La empoderada", integrada exclusivamente por más mujeres, con más de 30 músicas de Ciudad y Gran Buenos Aires.