Cinco poemas para recordar a Norah Lange
Cinco poemas para recordar a Norah Lange

Cinco poemas para recordar a Norah Lange

Letras
Efemérides
A 48 años de su fallecimiento, homenajeamos a una de las grandes escritoras argentinas y compartimos algunos de los versos más notables de su obra.

La escritora argentina Norah Lange murió el 5 de agosto de 1972. Dejó cuatro novelas, cuatro poemarios, dos memorias y varios discursos en los que continúan resonando su voz y legado. Novelista y poeta, estuvo vinculada a la vanguardia literaria porteña. No solo formó parte de distintos grupos culturales e intelectuales -como Martín Fierro primero y Proa después-, sino también se hizo un lugar entre las figuras literarias de la época.  

Había nacido en Buenos Aires, el 23 de octubre de 1905. Comenzó a escribir desde muy joven. Su primer libro de poemas, La calle de la tarde (1925), lo publicó a los veinte años. Le siguieron Los días y las noches (1926); El rumbo de la rosa (1930), y Versos a una plaza. El prólogo del primero, con el que inició su carrera literaria, estuvo a cargo de Jorge Luis Borges. Hay quienes dicen que, en ese momento, hubo un amorío con el autor de El Aleph y, más tarde, con Leopoldo Marechal, quien se inspiró en ella para crear a Solveig Amundsen, uno de los personajes de su novela Adán Buenosayres. Sin embargo, hace unos años, la sobrina de la escritora, Susana Lange, desmintió la relación sentimental de su tía con Borges.

Lo que sí se sabe es que, luego de diez años de convivencia, Norah Lange se casó con el escritor Oliverio Girondo. Todo un escándalo para la época, ya que no era bien visto compartir un hogar, sin haber hecho primero un autógrafo en el registro civil o vestirse de blanco ante una Iglesia.

Norah Lange con Oliverio Girondo.

Entre sus obras, además de la poética, están las novelas Voz de vida (1927), 45 días y 30 marineros (1933), Personas en la sala (1950) y Los dos retratos (1956). También escribió dos libros de memorias: Cuadernos de Infancia (1937), por el que ganó el Primer Premio Municipal y Segundo Premio Nacional de Literatura, y su continuación, Antes que muera (1944). En 1958 fue reconocida con el Gran Premio de Honor y Medalla de Oro, otorgado por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).

Delfina Muschietti, crítica y docente de Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fue de las primeras en destacar la importancia de Lange. A propósito, comentó en una entrevista: "Lange ha quebrado el canon que sofocaba a la mujer escritora de comienzos de siglo. Ella ha roto con el canon de exclusión estética que estaba sellado desde que Borges escribió una reseña a la obra de Nydia Lamarque, donde dice que a las muchachas les está destinado el sentimiento y a los muchachos el verso pensativo. Digamos: Lange es la contracara de Storni; Alfonsina abre las puertas para la vanguardia en poesía, Lange hace lo mismo pero en la prosa".

A Norah Lange, tanto en vida como después, el prestigio nunca le faltó. Otros escritores y críticos, como César Aira, Elvio Gandolfo, Arturo Carrera, también aseguraban que la autora es una de las grandes de la literatura argentina.

El día de su fallecimiento, Norah Lange estaba escribiendo una novela que llevó por título El cuarto de vidrio: la única de sus obras que se publicó póstumamente. A continuación, y para homenajear y celebrar su obra, compartimos cinco poemas de la autora que se convirtió en una de las más prestigiosas de su generación.

 

  1. El sol se había caído

    con las alas rotas

    sobre un Poniente.

    Tus ojos se llenaron de crepúsculos pálidos.

    Vino el vacío eterno de tu presencia

    y todas mis horas se llenaron

    de distancias.

    Tus lágrimas se deslizan

    por la pendiente de un recuerdo.

    El rosario de tus besos

    de tus huellas

    aguarda tus pasos.

    Vuelve.

    Acaso en tu ventana

    un verso mío se desangra.

  2. En el camino hay un silencio de palabra imposible

    La tarde reza en ermita de fuego

    Sobre el despoblado

    hacen penitencia las sombras

    Las estrellas columpian la escalera

    por donde bajarán los ángeles a la tierra

    Mi vida se desangra gota a gota.

    La tarde es una sola lágrima clara

    Cada sombra es un latido que nos besa

    Cerca, más cerca

    el corazón de la noche.

    El silencio doblega los instantes

    Cada hoja es una palabra más

    que dice la primavera este año

    Para perpetuar la emoción

    cerró la noche la palabra que nacía.

  3. Tus labios han deletreado

                                            una sonrisa.

    Las palabras declinan

                                            como ocasos

                                  sobre los pétalos de los caminos.

    Un pajarito

                                se ha dormido

                                con un poco de luz

                                  sobre la piedad de tus manos

    y se oye palpitar un beso

                        sobre el cansancio

                                  de tus ojos.

  4. La tardecita mansa

    pisoteada por tinieblas.

    Las hojas son corazones sobre el lago

    y los arbolitos

                      de la mano

                                  como un cortejo de niños.

  5. He vuelto a la calle ahondada de esperas

    rezando ausencias que ya no serán más.

    Calle poblada de voces humildes,

    ¡cuán cerca la hora en que él me querrá!

    Sobre la tierra sumisa de ocasos,

    pasaste a mi lado como un madrigal.

    Toda la dicha se estuvo en mis ojos,

    y fue leve cansancio la emoción de tu voz.

    Calle: mi verso pronto irá hacia ti

    honrado de emociones, como un abrazo

    que anticipa olvido y soledades.