Chavela Vargas, la leyenda que se reinventó y le ganó al olvido
Chavela Vargas, la leyenda que se reinventó y le ganó al olvido

Chavela Vargas, la leyenda que se reinventó y le ganó al olvido

Música
Efemérides
Cantante costarricense nacionalizada mexicana, Chavela Vargas falleció el 5 de agosto de 2012. Desafiante y rebelde, se retiró de los escenarios por problemas de salud y años más tarde, en los '90, volvió a brillar y a cosechar el éxito definitivo.

"Así me voy a morir, libre, sin yugos"

Chavela Vargas

 

María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, conocida como Chavela Vargas, había nacido en San José de Flores, Heredia, Costa Rica, el 17 de abril de 1919. Falleció en Cuernavaca, Morelos, México, el 5 de agosto de 2012.

Hablar de Chavela Vargas es hacer referencia a una de las voces más influyentes de la canción de Latinoamérica. Nació en Costa Rica pero se nacionalizó mexicana. Si bien su estilo siempre se inclinó por el bolero y la ranchera (típico género mexicano, país que adoptó y en el que terminó sus días), “la Chamana” (apodo que portaba al igual que “La Vargas”) internacionalizó su voz y su mensaje. Pero de la “ranchera festiva” eliminó todo vestigio de alegría, prescindió de la figura del mariachi y empezó a cantar “desde sus entrañas”. Así nacen joyas musicales como “La llorona”, “Luz de luna” y “Paloma negra”, entre tantas otras.

De actitud desafiante y rebelde, vivió con Frida Khalo y Diego Rivera, fue amiga de Juan Rulfo y devota amante del tequila.

Recién pasados los 80 años pudo reconocer abiertamente que era lesbiana. Hoy es reivindicada por la diversidad sexual y por el movimiento feminista.

Antes de ser Chavela Vargas, tuvo mil oficios en México. Fue cocinera, camarera, cuidó niños, condujo automóviles de familias adineradas, entre tantas otras actividades que la ayudaron a subsistir. Ella misma contó, en varias entrevistas, que “vivía en una azotea de un edificio, bañándome en el baño de las criadas, vendía cositas y cantaba. Una señora me prestó un coche y pusimos una agencia de criadas, y yo, en el cochecito, llevaba a las muchachas a las casas y ganaba dos pesos por cada una”. Más tarde, llegaría el inesperado éxito con “Macorina”, una canción de rebeldía del siglo XVII que ella interpretó con sus propios arreglos.

Grabó más de cuarenta discos pero tuvo impases en su prolífica carrera. Un parate largo que la alejó de los escenarios por más de diez años a causa de sus problemas con el alcohol, no hizo más que alimentar el mito de la gran Chavela, la mujer del poncho rojo, su elemento distintivo y con el salía siempre a escena.

Chavela Vargas rompió todos los estereotipos sociales: vestía ropa masculina, fumaba, bebía demasiado y llevaba pistola.

En su regreso dijo: “Salí de los infiernos, pero lo hice cantando”.

Volvió a cantar a principios de los noventa, se la podía ver con frecuencia en El Hábito, en Coyoacán (el mítico espacio cultural que levantaron la argentina Liliana Felipe y su pareja Jesusa Rodríguez). Luego, se fue a España y allí el director español Pedro Almodóvar le ofreció participar en su producción “La flor de mi secreto”. A partir de ese momento, los títulos y reconocimientos mundiales dan alegría y fe a su trayectoria musical. Fue intérprete de cabecera para Joaquín Sabina, quien le dedicó “Por el boulevard de los sueños rotos”. Tiene una calle con su nombre en Burgos y miles de reconocimientos que el país ibérico le brindó hasta sus últimos días. El más trascendente fue el que le otorgó el Consejo de Ministros español, la Gran Cruz de Isabel la Católica en el año 2000.

A los 88 años recibió un Grammy latino en homenaje a su carrera, aunque el mayor de los reconocimientos, solía decir la artista, "me los ha dado el público y no las discográficas".

Se despidió definitivamente de los escenarios en 2006 porque, según ella solía decir, “no quiero que me vayan a ver solamente por ser una viejita simpática”.

Falleció en Cuernavaca, Morelos, México, el 5 de agosto de 2012.