Cecilia Rabaudi, artista plástica: "El arte se transformó, en este último tiempo, en una actividad esencial"
Cecilia Rabaudi, artista plástica: "El arte se transformó, en este último tiempo, en una actividad esencial"

Cecilia Rabaudi, artista plástica: "El arte se transformó, en este último tiempo, en una actividad esencial"

Arte
Infancias
Conversamos con Cecilia Rabaudi, artista plástica y docente, sobre las necesidades de los niños y niñas en el contexto de aislamiento y el papel que juega el arte en esta situación especial.

Cecilia Rabaudi dicta clases de arte, dibujo y pintura para niños, niñas y adultos, desde hace 15 años, en su Atelier de Colegiales y en el Área de Extensión de la UNA (Universidad Nacional de las Artes). Desde abril trabaja de forma virtual. Recibió numerosos premios y distinciones en Salones Nacionales y Municipales y participó como jurado en los mismos. Sus obras forman parte del patrimonio de varios museos del país.

¿Qué necesidades se hicieron más visibles, en los niños y niñas, en este tiempo de aislamiento?

-En primer lugar habría que comprender que el paisaje de la niñez es un campo de juego, donde se construye a través de un afuera, el mundo simbólico. Actualmente, los chicos están privados de ese "afuera" que incluye el poder asistir a una escuela, a un club, al encuentro con pares. Ese "estar" en otro espacio fuera de la casa y de la mirada familiar es lo que falta. Por eso es importante reconocer que lo que fue más invisibilizado en esta contingencia es el espacio de los chicos. Hay una frase de Antoine de Saint-Exupéry que dice: "Todas las personas mayores fueron antes niños (aunque muy pocos lo recuerden)".

El autor de esta bellísima obra comienza su prólogo pidiendo disculpas a los niños por dedicar su libro a un adulto. Continúa diciendo que tiene una excusa muy poderosa: esa persona mayor es el mejor amigo que ha tenido en este mundo y agrega que además es capaz de comprenderlo todo. Niñez, amistad y comprensión están situadas, en este simple y profundo texto, en el lugar más alto de los valores y sentimientos que se puede atesorar en la vida.

La necesidad primordial en la infancia es cultivar la amistad, para ponerlo en palabras actuales, los vínculos sociales, y es tarea de los mayores, quienes hemos olvidado que fuimos niños, comprender que la infancia está pidiendo no ser invisible a los ojos de los adultos.

-Los niños y niñas se vieron afectados por no poder ir a la escuela y no relacionarse a diario con sus pares. ¿Cómo puede infuenciar esta situación especial en su desarrollo?

-Al ser los chicos los que están entre la franja de menor riesgo, en el contexto de esta pandemia, fueron los que más se vieron afectados con el aislamiento. En pleno proceso de crecimiento, donde el vínculo social con pares, amigos y referentes adultos que no sean sus padres, es de una importancia crucial para su salud psíquica, tuvieron que permanecer en el seno de sus hogares, donde no en todos los casos, es el mejor marco para el despliegue de su crecimiento. Padres angustiados con la realidad, familias que se ven obligadas a compartir tiempos y espacios a los que no estaban acostumbrados, hacen que la convivencia full time no sea un buen lugar para desplegar las alas necesarias para crecer. El afuera de casa es, en la mayoría de los casos, donde los niños pueden tener la oportunidad de desarrollar, a pleno, su subjetividad. Los niños crecen saludablemente gracias a su capacidad de vivenciar todo desde la percepción, podríamos decir que piensan con el cuerpo, y la falta de presencialidad, intercambio y contacto no puede seguir demorándose para ellos. Los adultos tenemos que actuar con creatividad pensando estrategias comprometidas con la infancia, dejando de lado intereses del mundo adulto, y proponer espacios para los chicos. Eso tiene que ser una prioridad.

-¿Cómo pueden las familias ayudar a incentivar la creatividad en niños y niñas cuando el entretenimiento muchas veces pasa por computadoras y celulares?

-Es una preocupación muy frecuente por parte de los padres el ver que sus hijos están hiper conectados con dispositivos. Por un lado, los niños son espejos del mundo adulto que los rodea, si no hay otra gama de posibilidades que los grandes mostremos a los chicos, ellos van a reflejar lo que vivencian, muy a pesar de que los adultos no lo podamos aceptar, más que nada porque esta situación especial, muestra lo que nosotros como padres estamos ofreciendo a nuestros chicos. Es entendible que en este contexto donde la virtualidad es la realidad laboral, de entretenimiento, incluso de vínculo con el otro, los chicos encuentren en la pantalla su modo también. Por otra parte, la realidad virtual es el afuera para los niños, mientras no haya otro afuera real al que puedan acceder. Esa separación de lo familiar es muy importante para ellos, entonces la pantalla de alguna manera suple ese tiempo donde los chicos, por ejemplo, estaban ocho horas fuera de casa en la escuela.

Los adultos podemos ayudar a los chicos con vías de canalización de la percepción de esta realidad, y una forma es el papel del juego que nos propone el arte. En todas las etapas del desarrollo infantil aparece espontáneamente la expresión del deseo y la búsqueda del placer para desarrollar sus capacidades creativas. Cuando un niño muy pequeño toma un crayón de ese color que contrasta bien con la superficie (los murales que dibujan los chicos en las paredes blancas de casa, no son en general de color amarillo) y traza una línea con toda la fuerza que su motricidad le permite, produce en él una satisfacción de ese poder hacer que además deja una huella, se hace visible. Dibujar es hacer visible lo invisible, como diría el pintor Kandinsky. Los chicos se tienen que aburrir y encontrarse con ese crayón que le devuelva su subjetividad.

-¿Por qué podemos nombrar al arte como una actividad esencial  durante el aislamiento?

-La actividad artística es una invitación lúdica que ayuda mucho a los chicos a mantener encendida la llama del juego y de la imaginación y podría ser también una posible salida para la angustia frente a la incertidumbre y tantas otras preocupaciones de los adultos. El arte se transformó, en este último tiempo, en una actividad esencial. Si hay algo positivo para rescatar de esta singular cuarentena es la presencia que tiene la música, la pintura, la literatura, la ficción. Los estímulos y las pantallas están desbordadas de propuestas para todo gusto y medida... Hay dos formas de experimentar esta oferta artística y cultural: como espectadores, desde un lugar de consumo y esparcimiento y/o como aventureros, en el sentido de poder entrar en el viaje hacia uno mismo que propone la actividad artística, creativa.

-¿Cuál es la relación que se plantea hoy entre el arte y las infancias? ¿Cómo acompaña el arte?

-Los niños cuando hacen arte, en realidad, no saben que están haciendo arte, para ellos no existen las fronteras entre el juego y la realidad. La relación entre el arte y los niños es natural, espontánea y es importante fomentar. Somos los adultos quienes nos hemos olvidado de que fuimos niños, entonces ese olvido nos aleja de comprender a nuestros chicos. No hay contextos mejores o peores para el arte, y los niños saben jugar en situaciones en las que ningún adulto podría tan sólo imaginar. El juego es la manera de estar en el mundo para los niños y el arte es un gran juego para aquellos que, aunque adultos, no queremos perder ese espacio de libertad que nos hace sentir que la realidad es más cálida y colorida que la que podemos ver a través de las pantallas, ya que la posibilidad del arte es poder poner un filtro de color a ese afuera y sentir que el mundo es el que cada uno pueda crear desde el propio mundo interior… pero para eso hay que estar dispuesto a escuchar a nuestro corazón y mirar con ojos amorosos a nuestros niños.

Por este camino va la búsqueda: una vuelta a jugar en serio de los adultos. A recuperar la capacidad de asombro olvidada y tapada por tantos velos, pero no perdida. El acercamiento a la actividad artística nos da esa oportunidad. Nos invita a salir de nuestro propio cliché, como diría el pintor Francis Bacon. La pregunta sería, ¿quiénes se atreven a desconectar de la realidad, a apagar un rato las pantallas con las que nos ordenan el mundo para encender un espacio y tiempos propios, donde pisemos un suelo en el que podamos dejar una huella? La pincelada es una huella, y cuanto más pintemos al estilo Van Gogh, más colorida va a ser nuestra propia realidad.

 

"Uno tiene que ver a lo largo de toda su vida, tal como vio el mundo de niño, porque la pérdida de esta facultad de ver acarrea la pérdida de toda expresión original", Henri Matisse.

 

-¿Qué características tienen los talleres virtuales que brindas?

-Los talleres de arte virtuales son una alternativa para los chicos en el sentido de poder habitar un espacio de juego, con propuestas lúdicas y creativas, donde ellos se puedan sentir protagonistas del momento, actores principales en la escena de la pantalla. Todas las actividades son juegos, interacciones entre ellos, respetando sus tiempos y sus deseos. El taller se llama Merendamos Juntos y justamente la invitación es a las 17 porque nos reunimos para ese ritual tan importante que es para ellos la merienda compartida. Así empezamos. Charlando y jugando, conocemos pintores desde propuestas simples, con los materiales que tenemos en casa, hacemos máscaras, instrumentos musicales, cantamos canciones, tenemos un himno del taller que entonamos en cada encuentro, que los hace sentir que pertenecen a ese espacio ya que luego lo tararean en las casas, según me cuentan las familias.

Lo más importante es que ellos se sientan mirados y queridos y que sus producciones, dibujos y creaciones sean aplaudidas calurosamente por los adultos. Seamos los mejores espectadores de nuestros chicos y armemos para ellos el mejor escenario posible, con límites claros que los hagan sentir contenidos para así poder construir juntos la palabra más valiosa: libertad. Mientras un niño dibuja se van bordando las alas de su imaginación. 

Cecilia Rabaudi: instagram.com/ceciliarabaudi 

Fotos: Gentileza Cecilia Rabaudi