Aurelia Vélez Sarsfield, la mujer que promovió la candidatura presidencial de Sarmiento
Aurelia Vélez Sarsfield, la mujer que promovió la candidatura presidencial de Sarmiento

Aurelia Vélez Sarsfield, la mujer que promovió la candidatura presidencial de Sarmiento

Historia
Efemérides
Hace 184 años nacía Aurelia Vélez Sarsfield, escritora, hija de Manuela Velázquez Piñero y Dalmacio Vélez Sársfield, legislador y redactor del Código Civil Argentino.

Nació en Buenos Aires, el 8 de junio de 1836, y tuvo una infancia distinta a la de la mayoría de las mujeres de la época. Y es que no solo le proporcionaron una educación mediante institutrices, sino también a través de una instrucción personalizada a cargo de su padre, con la que se formó de distintas cuestiones políticas, históricas y jurídicas.

Aurelia Vélez Sarsfield

Con el tiempo, Aurelia se convirtió en su secretaria. Hay quienes dicen que también colaboró como corredactora de aquel famoso Código Civil que tuvo una vigencia de 140 años. Durante ese primer periodo, la familia vivía en una residencia del centro de la ciudad y una quinta que visitaban en el actual barrio de Almagro, ubicada en donde hoy se encuentra el Hospital Italiano de Buenos Aires.

Dalmacio Vélez Sarsfield

La tragedia de un matrimonio

En 1853, y con diecisiete años, Aurelia se casó con su primo hermano Pedro Ortiz Vélez, veinte años mayor e hijo del secretario de Juan Facundo Quiroga, pero solo llegaron a convivir ocho meses. En circunstancias que nunca se llegaron a conocer del todo, Pedro asesinó a uno de sus asistentes, de quien se rumoreaba que había tenido un encuentro amoroso con Aurelia. Ella, luego del trágico episodio, volvió a la casa de sus padres, pero con la condena social de ser una adúltera. Por otra parte, la Sala de Representantes de Buenos Aires declaró a Pedro Ortiz Vélez de insano para evitar un eventual juicio por homicidio.

A partir de ahí, el matrimonio se dio por finalizado y, según algunas fuentes, se dice que Pedro se instaló en Santiago de Chile y rehizo su vida con otra mujer, con quien tuvo una hija a la cual nombraron Faustina. Aurelia jamás volvió a saber de él.

El encuentro con Sarmiento

Un año antes de aquel acontecimiento, “Dalmacio Vélez Sarsfield había fundado el diario El Nacional y fue elegido legislador para la Sala de Representantes de Buenos Aires, igual que Ortiz Vélez. Pero tras impulsar el rechazo del Acuerdo de San Nicolás, ambos son encarcelados y enviados al exilio junto con Bartolomé Mitre e Ireneo Portela. Sin embargo, al cabo de dos meses regresan luego de la revolución en contra de Urquiza”, explica Araceli Bellota, biógrafa de Aurelia Vélez. La amante de Sarmiento (Planeta). 

Domingo Faustino Sarmiento.

Y es en 1855, cuando el sanjuanino Sarmiento se radicó en Buenos Aires para reemplazar a Mitre en el diario fundado por Dalmacio, y cuando comenzó a frecuentar a los Vélez Sarsfield en sus tertulias. Allí volvió a ver a la joven Aurelia, a quien ya había conocido en Montevideo cuando era una niña, al visitar a su padre que se había alejado en 1842 por diferencias con el régimen rosista. Esta vez, se desataron conversaciones más profundas y Sarmiento quedó deslumbrado por la cultura e intelectualidad de Aurelia. Ella tenía 19 y él 44, y comenzaron un romance intenso, aunque oculto. Sin embargo, no podían disimular esa atracción innata. En 1857, la esposa de Sarmiento, Benita Martínez Pastoriza, descubrió el amorío a partir de unas cartas que había encontrado de ambos. Fue una de las polémicas más resonadas de ese año, la cual terminó con la separación del matrimonio. No obstante, la unión entre Aurelia y Domingo Faustino jamás se quebró

Aurelia, la promotora presidencial

En 1862 Bartolomé Mitre ganó la Presidencia de la Nación y, ya cerca de las nuevas elecciones de gobierno de 1868, Aurelia Vélez Sarsfield se convirtió en la principal promotora de la candidatura de Sarmiento. Ella comenzó a escribir artículos periodísticos que firmó con seudónimo masculino y fue una de grandes difusora de campaña del futuro “padre del aula”. Y la victoria llegó: Domingo Faustino Sarmiento se transformó en presidente de la nación, hasta 1874. Dalmacio, por su parte, quien había ocupado el cargo de Ministro de Hacienda durante la presidencia de Bartolomé Mitre; se convertiría en el Ministro del Interior de su nuevo yerno. Sin embargo, Aurelia no logró demasiado reconocimiento. Según se dice, ayudó en su gestión y se hizo cargo de su correspondencia; pero se perdió la mayoría de sus textos políticos que habían afianzado el camino político de Sarmiento. 

Aurelia Vélez Sarsfield y Domingo Faustino Sarmiento.

Sarmiento, por su parte, siempre animó a su amada a expresar sus dotes intelectuales. En muchas de sus cartas, él insiste: "Necesito que usted me ayude y deje de desestimarse a sí misma condenándose a la inacción. Qué diablos. No es usted ni viuda, ni casada, ni soltera, sea algo: viva del espíritu, como tantas mujeres ilustres, asóciese a alguna idea". Mientras Sarmiento permanecía en lejos de Buenos Aires por cuestiones políticas, Aurelia era quien le enviaba noticias e informaciones sobre todo lo que aquí ocurría

"La inteligencia de Aurelia no se limitaba simplemente a transmitir información o a realizar algunas gestiones. Alcanzó también a desbaratar intentos de boicot a esta candidatura que algunos adversarios urdieron usando a su propio padre", comenta Bellota en su biografía.

Los viajes de Aurelia

En 1885 Aurelia realizó su primer viaje a Europa, desde donde escribió muchas de sus impresiones y opiniones sobre el Viejo continente, que luego fueron publicadas en la prensa por el propio Sarmiento. Volvió un año después, pero retornó una vez más en 1888. Sin embargo Sarmiento se trasladó al Paraguay para recuperarse de los problemas de salud que lo aquejaban. Aurelia fue a visitarlo en la inauguración de su casa en Asunción y, una semana después de volver para Buenos Aires, Sarmiento murió a los setenta y siete años de edad

Aurelia Vélez lo sobrevivió treinta y seis años más. Continuó codeándose con distintas personalidades de la cultura y la política de la época. Pero habría que esperar muchos años más para mirarla con otros ojos y que dejase ser simplemente la amante de Sarmiento. Falleció a los ochenta y ocho años, el 6 de diciembre de 1924, en la misma ciudad porteña que la vio nacer, pero hoy se la recuerda y homenajea como una mujer que defendió sus propias ideas y pensamientos, y escuchó lo más profundo de su corazón, más allá de los prejuicios y moralidades.

En aquel último viaje a Europa, Aurelia se enteró que en Buenos Aires emplazarían una escultura de Sarmiento, realizada por el célebre artista francés, Rodin. Al respecto, escribió en una carta: “Me alegra que lo recuerden, pero a mí no me va a gustar ver su figura tiesa, convertida en bronce. Porque ese hombre fue mi hombre. Yo lo abracé y lo besé. Apoyé mi cabeza sobre su pecho, y la sostuvo con sus manos grandes y fuertes… Dentro de algunos años, cuando ya no esté, él permanecerá allí, quieto, helado, pero nadie podrá recordar el calor de sus brazos”.