Antoaneta Madjarova: “Los títeres nacieron con la imaginación del hombre y pertenecen a todos los tiempos”
Antoaneta Madjarova: “Los títeres nacieron con la imaginación del hombre y pertenecen a todos los tiempos”

Antoaneta Madjarova: “Los títeres nacieron con la imaginación del hombre y pertenecen a todos los tiempos”

Infancias
La titiritera, actriz, docente, autora y directora de espectáculos participó del ciclo Exportar Cultura. Conocé su historia y el maravilloso mundo de sus títeres.
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El teatro de títeres es un arte muy antiguo. Es una poderosa herramienta expresiva que despierta profundas emociones y a la vez, es uno de los géneros artísticos más populares y de fuerte contenido social que trascendió por los siglos y dejó una huella importante en la historia universal de la tradición teatral.

El reconocido y pionero titiritero argentino, Javier Villafane contaba que los títeres nacieron el día que los hombres vieron por primera vez su sombra. Este arte milenario tuvo sus primeras manifestaciones sombras Wayang tradicional de Java, Indonesia, India y Bali; los títeres de Grecia; las sombras chinescas; más tarde en el teatro Karagöz de Turquía, el Teatro Bunraku de Japón, las historias de Pulcinella y los personajes de la Commedia dell’arte italiana, entre otras. En la Argentina, sus expresiones se vinculan a nuestras primeras memorias: desde las antiguas figuras de arcilla, propias de los pueblos originarios, pasando por el “Retablillo de Don Cristóbal” de F. G. Lorca, que traslada la tradición europea del títere al Continente americano, hasta Carozo y Narizota y las marquesinas de calle Corrientes.


Obra "El invento terrible"

Antoaneta Madjarova llegó a la Argentina desde Bulgaria hace varias décadas. Lo hizo para participar de un festival, con su obra Cuentos de la Fantasía. Hoy integra la dirección general y la dirección artística del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, es docente de "Teatro de Títeres y Objetos" en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la más importante del continente en este género. También es miembro de la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA) y fundadora y jurado del Premio Nacional para Teatro de Títeres y Objetos “Javier Villafañe”. Además, es directora artística del Grupo Kukla, con el que esparce en cada presentación un poquitito de tierra de su Bulgaria natal.

“Cuando llegué al país, Grupo Kukla era un elenco extranjero que participaba de los festivales y eventos en la Argentina. Y ahora, 29 años después, el Grupo Kukla lleva sus obras al extranjero con el título Teatro Negro de la Argentina”.

“Una de las cosas que me atrapó de la Argentina es la cantidad de niñes. En Europa, tradicionalmente cada familia tiene pocos hijos y la población en general tiene otros rangos de edad. En ese sentido encontré en la Argentina tierra fértil para desarrollar mi profesión con los espectáculos para la infancia, formar parte de la cartelera teatral de Buenos Aires, formar jóvenes actores - titiriteros y trabajar en el ámbito educativo. También recibí muchos elogios, amor, respeto y cariño del público, que me conmueve hasta hoy y me impulsa a seguir creando y produciendo”, cuenta Antoaneta.


Obra "El invento terrible"

Antoaneta es dramaturga desde los cinco años. En su casa de la infancia, sobre una repisa de madera que atesoraba las herencias de su bisabuela, se fue haciendo espacio y construyó su taller, camarín, deposito de escenografía: su primer teatrino.

“Los muñecos ocuparon un lugar fundamental dentro de mis juegos. En aquella época no había tantos juguetes sofisticados como ahora, por lo tanto tenía que hacer sola los pequeños muebles para los muñecos, con pedacitos de madera. Aprendí a pegar, poner clavos, martillar, usar las tijeras, cocer, ensamblar y pintar. Conocí muchos materiales y jugaba experimentando su poder de transformación. Creía profundamente que la materia tiene vida propia. Además inventaba tantos personajes dentro de mis historias, que no me alcanzaban los muñecos que tenía. Entonces usaba los lápices de colores, botellas, abridores, coladores, sacacorchos, adornos de mi abuela y toda clase de objetos de la casa para convertirlos en personajes, que se enamoraban, se extrañaban, se peleaban, discutían, se generaban choques y conflictos entre ellos, pero al final de cada historia, por lo general, todo se resolvía de manera positiva”.

Estas experiencias creativas iniciáticas se hicieron presentes en cada una de sus etapas de crecimiento. En los albores de un país socialista como Bulgaria, el acceso a la educación era un derecho universal que Antoaneta pudo disfrutar al máximo. 

“Estudiaba piano, francés y ruso, cantaba en un coro de niñes y asistí a un taller de biología, tejía, bordaba y aprendí a cocer. Asistía con frecuencia a obras de teatro y conciertos, veía mucho cine y visitaba las galerías de arte. En mi adolescencia elegí la carrera de música y me recibí con un título de profesora de piano. Era muy joven y ya tenía más de 30 alumnes que estudiaban conmigo. Ese contacto directo con les niñes me ayudó a conocer de cerca su universo. Volví a jugar con ellos, mientras les enseñaba música”.

Después le siguió su formación en la Facultad de Teatro de Títeres de la Universidad Nacional de Teatro y Cine de Sofía, Bulgaria, sus espectáculos con los teatros estatales de su país, recorriendo todos los pueblos cercanos de la costa del Mar Negro y sus primeras experiencias en giras y festivales internacionales.

El Teatro Negro

Lo que comúnmente conocemos como “los títeres” abarca un universo de diferentes lenguajes, formas, sentidos. Títeres, marionetas, teatro de objetos, teatro negro, teatro de sombras se conjugan para crear una entidad poética donde los objetos toman vida en manos de los titiriteros para contar una historia, para hacer reír, llorar para denunciar o burlarse de uno mismo. De repente, los objetos experimentan sentimientos, emociones y pensamientos que expresan con total libertad. “El títere es un ser libre, más allá de los hilos que lo atan”, reflexiona Antoaneta.

Kukla es una palabra búlgara, que significa muñeco/a y es el nombre del grupo artístico que dirige desde 1988. El grupo nació en Bulgaria como un laboratorio de ideas, un espacio de experimentación de técnicas de manipulación, de construcción de formatos más livianos y transportables ideales para compartir obras en jardines de infantes, hospitales, centros culturales, sindicatos. Con el tiempo, se especializaron en Teatro Negro donde los actores - titiriteros permanecen ocultos y el espectador solo ve los personajes y los objetos fluorescentes que se desplazan solos en el espacio. Cuentos de la Fantasía, Calidoscopio Circo Fokus Bokus fueron tres de las obras que les permitieron dejar un sello en la Argentina y en el mundo.  

“El Teatro Negro tiene mucha magia, la belleza de las imágenes y el vuelo infinito de la fantasía, que se reflejan en la puesta en escena con luz negra. El teatro de imagen permite no solamente un lenguaje universal, desde el punto de vista visual, sino la posibilidad de traducir el texto en varios idiomas, o incluso se puede trabajar sin texto, solo con música, o con textos grabados, sin la necesidad que los actores hablen”, describe la autora.


-¿Qué elementos tiene en cuenta una titiritera al momento de crear una obra, un personaje, contar una historia, o transmitir un mensaje?

-La inspiración para crear una obra puede surgir a partir de varias fuentes, o estímulos. En mi caso, el mejor disparador, o mi musa inspiradora, es la música. Cuando parto de un escrito pienso siempre desde el personaje - títere, porque él me sugiere cómo es su personalidad y su forma de pensar y actuar. Intento no forzar que los personajes digan o hagan cosas que  "no quieren" o "no pueden". Trato de conocer y comprender primero la imagen plástica y las posibilidades del títere, antes de ponerle en la boca palabras, que le van a ser ajenas.

A veces la idea de la obra surge a partir de un títere hecho, o de un material o combinación de materiales, que me resultan atractivos. Creo que en primer lugar debemos ocuparnos de hacer buen teatro. Es una tarea compleja, no es nada sencillo: elegir las temáticas adecuadas para cada edad, imaginar la puesta, adaptar el texto, trabajar con los equipos creativos, realizar la producción y la postproducción. Con les niñes es importante tener un permanente ida y vuelta. Me refiero a considerar su devolución como espectadores, sus sugerencias y observaciones, porque de esa manera conoceremos mejor su mundo, sus necesidades, sus preocupaciones, sus miedos, y eso nos revelará un panorama mucho más claro acerca de cómo debe ser el teatro para niñes.

-Las y los titiriteros crean personajes, pero además, los tienen que construir. ¿Cómo se desarrolla ese proceso?

-En la Argentina gran parte de las producciones artísticas son autogestivas y con un presupuesto muy limitado, por eso la mayoría de los titiriteros intervienen en todas las tareas. Escriben la obra, realizan la escenografía, los títeres y los elementos, actúan, dirigen y a veces hasta promocionan y venden sus obras. Es un proceso muy complejo y difícil, no solo porque lleva mucho tiempo, sino también porque no siempre un excelente intérprete es muy buen director, autor o realizador. Esta condición, es más bien una adaptación a la realidad, pero a quién no le gustaría tener un director, un teatro para ensayar, un buen vestuarista, coreógrafo, música original, una buena edición, un equipo de realización plástica, poder contar con prensa y difusión a cargo de los especialistas, y no tener que dedicarse a la parte presupuestaria del proyecto. Por un lado es muy positivo saber hacer de todo, pero por el otro, creo profundamente que la calidad artística a veces se ve afectada por la falta de equipos profesionales. 


Obra "Pulgarcita"

Cosa de chicos… y de grandes

El arte de los títeres comienza en la antigüedad como un arte para adultos, donde las representaciones se hacían de noche y, dependiendo del país y de la época histórica, también podían asistir las mujeres, niños y niñas. A mediados del siglo XX, este tipo de teatro comienza a pensarse como un arte destinado a la infancia. El gran creador ruso, Sergey Obraztsov, quién marcó un antes y un después en el desarrollo del Teatro de títeres en el mundo occidental, fue quien -entre sus múltiples aportes- hizo una revalorización del títere y de su uso en la educación. Fue así que comenzaron a producirse muchas obras con contenidos para las infancias. Obraztsov tenía un talento extraordinario y un profundo amor por la profesión del titiritero. Instaló esta disciplina definitivamente en los espacios escénicos, con puestas impactantes. Hizo innovaciones en lo constructivo, en los diseños y amplió los materiales para la fabricación. Realizó obras para público adulto y para las infancias. Puso en escena casi todos los textos clásicos más reconocidos. Su obra es un verdadero tesoro para la humanidad y para el arte. Obraztsov recorrió el Mundo con sus obras e inspiró a varios artistas como Ariel Bufano a seguir su ejemplo.

En la Argentina tenemos la suerte de contar con el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini programamos desde hace más de diez años, en todas las temporadas de verano, un ciclo de teatro de títeres para adultos. Tenemos también el importante Premio Nacional "Javier Villafañe" para teatro de títeres y objetos donde premian obras para ambos públicos y se otorga un reconocimiento especial para la mejor obra para adultos. También tenemos la Licenciatura en artes escénicas, focalizada en teatro de títeres, que es una de las pocas carreras universitarias en el continente americano y se dicta en la Universidad Nacional de San Martín”, cuenta Antoaneta.


Obra "M'suica Maestro!"

En Occidente históricamente el teatro de títeres fue considerado como una forma teatral desviada por el hecho de que no se ajustaba a las reglas del teatro clásico, lo que explica, según el titiritero e investigador Roman Parka, por qué el teatro de títeres se refugió en las ferias y los parques, y también por qué los que practican el teatro de títeres son considerados por otros artistas de teatro como naifs y arcaicos.

“Estimular la escritura de obras para teatro de títeres, promover la formación de elencos estables en los teatros de títeres, formar actores - titiriteros profesionales, crear más carreras universitaria para teatro de títeres son fundamentales para contribuir a revalorizar la disciplina y demostrar que el teatro de títeres y objetos no es un género menor”, afirma Antoaneta, y destaca a su vez la importancia de asumir la responsabilidad social que tienen los y las artistas.

"La tarea de un artista es una tarea pública, de exposición permanente. Desde el escenario trasmitimos ideología, creencias, criterios y gustos estéticos, por eso debemos ser conscientes de la importancia y el impacto que genera el hecho artístico en el espectador y más cuando de se trata de niñes. El niño, la niña, es un ser pensante y por lo tanto debe descubrir, conocer y comprender el mundo. Debe incorporar valores éticos, morales e ideológicos desde chiquito/a y el contacto con el arte sin duda lo ayudará en este proceso de formación".


Gira en Singapur del Circo Fokus Bokus

"A nosotros, como artistas, nos gratifica desarrollar la actividad a través del oficio que elegimos y amamos. Una actividad que consideramos esencialmente humanitaria, ya que entendemos el artista como un sujeto íntegramente comprometido con lo social, con su entorno y con su época", concluye la titiritera.

 

Exportar Cultura

En el marco de Exportar Cultura, ciclo de encuentros virtuales con personalidades de distintos sectores de las industrias culturales, Antoaneta Madjarova brindó la conferencia"Artes para las infancias"

 

 

Fotos: Antoaneta Madjarova/Agradecimiento: Luciano Mansur