A 208 años de la Batalla de Tucumán
A 208 años de la Batalla de Tucumán

A 208 años de la Batalla de Tucumán

Historia
Efemérides
La Batalla de Tucumán se libró entre el 24 y el 25 de septiembre de 1812 en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel de Tucumán, en el marco de la guerra de Independencia. Viajamos en el tiempo con Valentina Mitrovich, profesora de historia y jefa del Área de Investigación del Museo Casa Histórica de la Independencia, para conocer detalles y datos curiosos de un suceso que marcó el devenir de nuestra historia.

La Batalla de Tucumán tuvo lugar entre el 24 y el 25 de septiembre de 1812 en las proximidades de San Miguel de Tucumán. El enfrentamiento constituyó una de las victorias patriotas más importantes frente a los españoles, que duplicaban en número al Ejército del Norte, con 7000 realistas aproximadamente contra unos 3600 hombres al mando del General Belgrano. También las tropas realistas superaban ampliamente en armamento a los rioplatenses.

Valentina Mitrovich es profesora de historia por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y actualmente se desempeña como jefa del Área de Investigación del Museo Casa Histórica de la Independencia. Conversamos con ella sobre la Batalla de Tucumán, el contexto que la originó, su importancia y sus consecuencias.

-¿Cuáles son los antecedentes que permiten entender el contexto en el que se gestó la Batalla de Tucumán?

-Las guerras de independencia en Tucumán iniciaron dos caminos. Por una parte, surgieron nuevas ideas sobre dónde residía el poder, ahora la soberanía no emanaba del derecho divino sino del pueblo. Esto significaba que nacía un espacio para llamar a elecciones, decidir quiénes participarían en ellas, qué procedimientos se utilizarían y qué límites territoriales tendrían las nuevas autoridades. La nueva dirección que tomaba la política fue desarrollándose entre viejas concepciones del mundo colonial y nuevas prácticas que iban imponiendo los nuevos tiempos. Entre otros cambios, esta situación daría lugar al pasaje del concepto de "vecino" al de "ciudadano".

El segundo camino que tuvo importantes consecuencias fue el estado de guerra permanente librada en la región del norte. Tucumán fue una de las sedes en las que el Ejército del Norte se estableció por varios años. Esto provocó grandes transformaciones en el estilo de vida de las personas y en el ritmo cotidiano de la ciudad, ya que la presencia del ejército y su demanda, sumada a las continuas levas, las requisas, el control más severo de las opiniones y la transmisión de noticias, irrumpieron de forma continua el paisaje habitual de los días.

Con esta explicación de fondo, la Batalla de Tucumán nos obliga a hacer un alto para comprender su significado y trascendencia histórica en un marco más amplio, el de la trayectoria de las campañas del Ejército del Norte. Para esto es necesario hacer memoria de lo ocurrido en Huaqui (20 de junio de 1811); la pérdida de Cochabamba (13 de agosto de 1811); el Éxodo Jujeño (agosto de 1811); la Batalla del Río las Piedras; la Batalla de Tucumán y la Batalla de Salta. Cada una de estas contiendas actuó como norte en el trayecto hacia la Independencia.

-¿Cuál era la situación en 1812?

-La situación general era crítica. Buenos Aires estaba enfrentado a Artigas; en el norte, el ejército retrocedía frente al avance realista; y el Triunvirato estaba dispuesto a resignar el control de la antigua región del Tucumán, ordenando a Belgrano que se replegara hasta Córdoba. La decisión del Triunvirato no sólo ponía en peligro el éxito militar, sino también el apoyo de las poblaciones a la Revolución.

Belgrano veía cómo el avance realista era cada vez más latente. En el río Las Piedras, la vanguardia realista consiguió apoderarse de parte de la artillería del Ejército del Norte y apresar a unos cuantos soldados. Frente a esto Belgrano, desde las inmediaciones, planeó un rápido ataque y logró dispersar al enemigo y capturar a varios prisioneros. Esta operación, si bien fue exitosa, no fue trascendente en lo militar, pero sí sirvió para levantar la moral de una tropa que venía arrastrando consecutivas derrotas. 

Plano Batalla de Tucumán-Archivo General de la Nación

Las órdenes desde Buenos Aires eran claras y estrictas: retroceder hasta Córdoba y no presentar batalla. Sin embargo, cuando las huestes patriotas llegaron a Tucumán, Belgrano envió a Juan Ramón Balcarce a la ciudad, para instar a sus vecinos a que organizaran su defensa. Las actitudes fueron distintas frente al requerimiento. En la ciudad, el teniente de gobernador Ugarte y Figueroa, ni representantes del Cabildo asistieron al encuentro con Balcarce; al parecer, las noticias de las sucesivas derrotas y del poderío de las tropas de Pío Tristán se reflejaron en el casi nulo apoyo. Sin embargo, en la campaña, se reclutaron muchas milicias con el concurso de Bernabé Aráoz, de don Diego Aráoz, de don Pedro Miguel Aráoz y de otros miembros de esa familia, según relató el propio Belgrano. Sea como fuere, lo cierto es que este último encontró entre la población y las milicias tucumanas la fuerza suficiente para decidirse a desobedecer las órdenes del triunvirato y presentar batalla en Tucumán. Torció el rumbo, dejó el camino de las carretas y llevó su ejército de unos mil seiscientos hombres a las afueras de San Miguel de Tucumán. En el lugar, conocido como el Campo de las Carreras, lo desplegó. Disponía de tiempo y del factor sorpresa, pues las fuerzas de Tristán casi daban por hecho que no se enfrentarían, lo que le permitió preparar el terreno. 

-¿Cuál era el clima social en la ciudad y cómo se vivían estos hechos?

-La ciudad rápidamente fue transformándose en terreno de combate. El despliegue de caballos, hombres y preparativos de Belgrano, más la inminencia de la llegada del ejército enemigo, sacudieron la calma de la aldea. En el campo de batalla reinaba una gran confusión. Sin embargo, lo que estaba claro era la tenaz lucha emprendida por los gauchos y campesinos que, con sus típicos aperos, guardamontes y chuzas, lograron retirar del campo de batalla a los realistas.

El ejército se estacionó en Tucumán un período considerable de tiempo, lo que implicó gravosas cargas sobre la población que debía sostener un cuantioso ejército en la pequeña ciudad.

Tucumán- 1812 Imagen de Gerflores (Trabajo Propio)

El triunfo de la Batalla de Tucumán señaló dos cuestiones importantes. Por un lado, evidenció el compromiso que los tucumanos tomaron con la Revolución y el sostén de la guerra, lo que le valió después un lugar preponderante en las Provincias Unidas. Y por otro, fue decisiva para allanar el camino hacia la Independencia. Marcó el límite norte del dominio patriota; el teatro de la guerra se fue desplazando hacia el norte, a Salta, Jujuy; el Alto Perú, sin embargo, quedó en manos realistas.

-¿Cuáles fueron las claves del triunfo militar en Tucumán? 

-Una de las primeras novedades que introduce la Batalla de Tucumán fue que rompió el molde de estrategia en la guerra. Por primera vez, la caballería es la que inicia el avance. A su vez, fue una batalla desordenada, no había mucha estrategia militar. A esto hay que sumarle que, en esta batalla, tuvo una gran participación la población gaucha, que no tenía formación militar. 

Escudo honorífico otorgado a la tropa tras la victoria de la batalla de Tucumán. Regimientos de América

-¿Qué consecuencias tuvo la Batalla de Tucumán en el proceso revolucionario e independentista?

-Esta batalla se convirtió en un modelo para las batallas en el norte y tuvo consecuencias importantes de orden político: a corto plazo, cayó el primer triunvirato, y a largo plazo, despejó el camino para lograr la declaración de la Independencia.

Parte de la Batalla de Tucumán. Tucumán, 26 de septiembre de 1812. Documentos Escritos. Sala VII Legajo 63 - Foto: Archivo Gral. de la Nación.

Tucumán aseguró el éxito en Salta, en donde los realistas se habían atrincherado en sus calles. Antes de celebrarse la batalla de Salta, Belgrano había sido informado que la bandera que enarbolara en las baterías de Rosario había sido decretada por la Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, dando así orientación definida a los destinos de la Revolución. 

Esta batalla junto a la de Salta, que fue su consecuencia, y la posterior acción de los escuadrones gauchos en esa región, deben mirarse como un todo de importancia clave para la Revolución. Quedó así resguardada la frontera norte, y permitió, pocos años más tarde, que se encarara la Campaña de los Andes, decisiva para la libertad de América.

El triunfo en el Campo de las Carreras provocó el reforzamiento de una identidad colectiva que sería central a la hora de definir el alineamiento de Tucumán con el poder político establecido en Buenos Aires. Antes de las guerras existían al menos dos alternativas para Tucumán: una era reforzar sus vínculos con el Alto Perú, en torno a cuyas minas de plata había girado su economía desde los tiempos coloniales; y la otra alternativa era adherir hacia el novel poder político instalado en Buenos Aires. El hecho de que el fiel de la balanza se inclinara hacia el puerto fue un resultado directo de las guerras de independencia y en especial de la participación en la Batalla del 24 de septiembre de 1812. 

-¿Qué relación existe entre la Batalla de Tucumán y la devoción a la Virgen de la Merced, nombrada Patrona de la ciudad?

-Un mes después del triunfo, la ciudad se encargó de celebrar la Batalla de Tucumán como muestra de adhesión a la causa revolucionaria pero también significó un nuevo rasgo identitario de la provincia y de la ciudad en las Provincias Unidas. El 24 de octubre se realizó la procesión de la Virgen de la Merced. Un español cuya familia se encargaba del vestuario y los cuidados de la imagen, se negó terminantemente a dársela a Belgrano, quien se vio obligado a amenazar seriamente al hombre, apellidado Carranza, para que la entregara. Cuentan que en plena procesión llegaron las tropas que habían salido en persecución de los realistas hacia el norte y que, polvorientas, se sumaron a la procesión en la que Belgrano le entregó el bastón de mando a la Virgen a la que proclamó generala del ejército.

Con respecto a este hecho, hay estudios que analizan la entronización de la Virgen y su inclusión en el orden militar como expresiones que demuestran cómo la guerra estaba empapada de una fundamentación religiosa que buscaba legitimar la Revolución.

-¿Existen documentos que den cuenta de la mirada de los realistas sobre el enfrentamiento?

-Poco se sabe sobre la mirada de los realistas con respecto a la Revolución. Uno de los testimonios más completos y quizás más interesantes del bando español fue el del virrey peruano Joaquín de la Pezuela, quien pudo escribir sobre lo sucedido el 24 de septiembre de 1812 en su “Compendio de los Sucesos Ocurridos en el Ejército del Perú y sus Provincias”:

"El ejército de los insurgentes de Buenos Aires huyó hasta el Tucumán y quedó reducido a unos 1.500 hombres a la orden del caudillo Belgrano, que tomó el mando, por separación de su antecesor Castelli, después de la citada batalla de Guaqui. Tristán concibió que debía atacar a Belgrano en la mencionada ciudad de Tucumán; emprendió su marcha, y debiendo por una orden regular acabar con el enemigo, la demasiada confianza por la superioridad de sus fuerzas, y acaso la mala disposición en que las condujo, le causaron el 24 de septiembre de 1812 una enorme pérdida en las goteras de aquella ciudad donde los enemigos le esperaron y batieron".

Las impresiones del coronel español reunidas en este compendio son de un gran valor ya que se trata de una fuente que nos permite apreciar la Batalla de Tucumán, pero en la piel de un militar decidido a defender los derechos de Su Majestad. Como pudimos leer, no duda en tratar despectivamente a Belgrano, mencionándolo no como un adversario militar sino como un simple caudillo. También se puede apreciar entrelíneas el enojo contra Pío Tristán, a quien directamente acusa por su impericia para manejar una tropa superior, tanto en armas como en hombres.

 

Algunas curiosidades  

Valentina Mitrovich nos cuenta algunas curiosidades y anécdotas que permiten abordar, aunque de manera parcial, ciertos aspectos de los enfrentamientos en los tiempos de la Independencia.
* El episodio del aguatero
Los realistas habían llegado al manantial. El aguatero del pueblo se encontraba juntando agua, la que se acumulaba en una pipa construida con el tronco de un enorme pacará ahuecado. No advirtió que se aproximaba una vanguardia de Pío Tristán, por lo que fue apresado y conducido ante la presencia del general realista, quien le pidió que al mediodía le llevara una pipa de agua a la casa de Garmendia, donde estaría descansando victorioso. Esta anécdota, recordada por Gregorio Aráoz de Lamadrid, sugiere cómo la vida cotidiana de la población civil, más allá de algunos sobresaltos, podía seguir su curso aun antes de una gran batalla.
* El episodio de las langostas
La confusión reinaba en todas partes, pues nadie acertaba a saber quién había sido el vencedor. Además, en el curso de la embestida, al ruido de las balas, los gritos, el polvo y los golpes que daban los gauchos contra los guardamontes, se sumó una manga de langostas y un sorpresivo temporal de viento que aumentó el desconcierto general de los combatientes. El gauchaje, poco afecto a la disciplina, se dedicó a perseguir a los realistas hasta el fin; merodearon los carruajes y se dedicaron a saquear lo que pudieron.
* El episodio de las mulas
Entre las confusiones propias de ese día ocurrieron algunos hechos curiosos: el convoy de los realistas, una recua de mulas que trasladaba el equipaje de los oficiales, más el tesoro destinado a sufragar los gastos de la expedición y otros aperos, llegó al anochecer a la ciudad e ingresó por la calle del Cabildo, ignorando el curso que habían tomado los acontecimientos en esa tarde, dando por seguro que la plaza ya estaba tomada por los realistas.
Ni los conductores ni la escolta del convoy se apercibían de su error, hasta que el oficial que mandaba el piquete, en actitud amenazante, mandó echar pie a tierra a todo el mundo, y a los remisos los bajaba a culatazos, entonces recién se dieron cuenta de que estaban en poder de los patriotas. En el barullo y la algazara y aturdimiento que les produjo esta sorpresa, no atendieron a las cargas, por lo que algunas mulas cargadas de plata se dispersaron por las calles, las que fueron aprovechadas por algunos vecinos.
 
Foto de Portada: Batalla de Tucumán, pintura de Francisco Fortuny (1865-1947).