Alejandra López y el arte del retrato
Alejandra López y el arte del retrato

Alejandra López y el arte del retrato

Fotografía
En la nota, te contamos cómo esta fotógrafa argentina llegó a convertirse en retratista de las personalidades más destacadas de la cultura y las artes.

"Retratista", así se define esta fotógrafa nacida en Buenos Aires quien, actualmente, trabaja para gráficas de teatro y cine. Por supuesto, no deja de hacer aquello en lo que se especializa: retratos de escritores para las contratapas o solapas de sus libros (Penguin, Random House, Planeta).

Alejandra López

Desde chica dibujaba, pintaba y tuvo la fantasía de ser dibujante de cómics. Ya en la escuela secundaria, se interesó por la literatura. De hecho, luego, comenzó la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo la abandonó, porque en el medio dio, casi por casualidad, con lo que la llenaría del todo: la fotografía. Así comenzó a formarse profesionalmente, de la mano de fotógrafos renombrados. 

Su carrera como fotógrafa comenzó en 1990, en la revista El Porteño y, desde ese año, nunca paró de trabajar. Pasó también por las redacciones de Panorama, Claudia, Elle, y estuvo quince años en Viva, la revista dominical del diario Clarín, en la que hacía, especialmente, retratos de personajes y moda.

Gabo Ferro (2018)

“Mi especialidad dentro de la revista fue la de fotografiar actores y escritores. Me fascina trabajar para un medio de comunicación, me parece que no hay nada mejor que hacer una foto para una revista, por el vínculo inmediato y masivo que se establece con el lector. Además, por lo efímero de la apuesta, porque me permite cambiar todo el tiempo mis sujetos de interés y porque todavía creo en el periodismo”, confesó López.

En 2009 comenzó a delinear su proyecto independiente y abrió su propio estudio. “Cuando me fui de Viva, empecé a llamar a los actores amigos y mandé mi portfolio a los productores. Así tracé mi vínculo con ellos y pude darle forma a mi nuevo emprendimiento”, compartió. Y a pesar de haber abandonado la carrera de Letras, su vínculo con la literatura y los libros continúa bien presente: “El mundo en el que yo me movía era el de la literatura. Para mí, lo natural, era fotografiar gente que escribía. Siempre tuve mucha pasión por el libro como objeto, siempre leía mucho y el hecho de que mi foto fuera a parar a un libro era algo soñado. Que una foto tuya acompañe un libro es un logro enorme”.

Diana Bellesi (2011)

No obstante, hacerse un espacio en ese ámbito no resultó sencillo. Como Alejandra cuenta, tuvo que “militar” mucho para convencer a las editoriales que puedan valorar el retrato del escritor en los libros: “En los años 90, las editoriales no te encargaban retratos. Esa la peleé un montón. Por esos años yo hacía fotos de los eventos de la editorial Planeta. En esa época estaba Juan Forn quien me encargó la foto de Horacio Verbistky para su libro Robo para la Corona, y a ambos les gustó mucho. De a poco, las editoriales se fueron dando cuenta de que la imagen del escritor hay que cuidarla”.

Así, Alejandra López logró hacer lo que más le apasiona, retratar, sobre todo, escritores y actores, porque disfruta el contacto con la gente. “Con el retrato hago hincapié en el vínculo. Lo considero uno de los géneros más apasionantes. Siento que fotografiar es mi manera de investigar el mundo, es un modo de conocimiento. Y lo que más me interesa de este mundo son las personas”, expresó.

El archivo de los escritores

A lo largo de su carrera desarrolló un considerable archivo de fotografías de escritores argentinos, tanto de forma independiente como para las editoriales en las que colabora. Al respecto, destacó: “En mi trabajo como fotógrafa de escritores hay resultados que me conmovieron porque admiraba al escritor fotografiado; pero, quizás, la foto no fue lo mejor. Valoro cuando la gente colabora, cuando siente que se está generando un hecho artístico. Las sesiones con Piglia, por ejemplo, las recuerdo con mucho cariño. Era encantador, compartir un rato con él, era un regalo para mí. También recuerdo a David Viñas, un histriónico y un hombre muy seguro de sí mismo. También a Marcelo Cohen, Martín Kohan, Gabriela Cabezón Cámara, valoro el momento de nuestro encuentro. Son momentos de gran placer y creatividad”.

David Viñas (1993)

El retrato es una construcción de a dos

Mediante una anécdota que recuerda, López describe su estilo y su forma de conseguir el resultado que desea, a la hora de retratar: “Me tocó varias veces fotografiar a Sandra Mihanovich. Ella no tiene problemas, es hermosa y convive bien consigo misma. Hacerle fotos es genial. Entonces logré hacerle una foto cuando se estaba riendo mucho, muy natural. Una vez me llamó un señor que quería que le haga retratos y me dijo: ‘Quiero que me hagas una foto como esta’. Y me mostró la de Mihanovich. Esa foto no la hago yo sola, es con Sandra. Hago ‘esa’ foto cuando tengo a ‘esa’ persona. Es una construcción de a dos. Uno puede ser hábil, poner la mejor luz, escenografía, pero hay algo que se produce con el fotografiado. No puedo hacerte una foto ‘como a Sandra’, si no sos Sandra’, le expliqué al señor”.

Sandra Mihanovich (2018)

La receta del fotógrafo

“No me gusta distraer al fotografiado. Creo que él ya está estresado porque se pone delante de la cámara y a mí no me da buen resultado. Cada fotógrafo tiene su receta: me resulta más fácil hablarle de la foto, de lo que vamos a hacer, soy muy directiva y trato de que se sienta contenido, que tenga confianza de que está en buenas manos”.

Por otra parte, además, su principal fuente de trabajo es también el teatro. La contratan productores teatrales y directivos de exhibición para realizar la gráfica y la comunicación de las obras que se van a estrenar. Sus fotos se pueden ver en la gráfica del Teatro El Picadero, Teatro La Plaza y producciones independientes. También trabaja para el cine: hace las fotos para promocionar películas, la comunicación y la “foto-fija” de los rodajes.

Samantha Schweblin (2014)

Retratos de la memoria 

En 2010, la AMIA la invitó a realizar un trabajo fotográfico con imágenes de sobrevivientes del Holocausto. Fueron diez retratos de la Segunda Guerra Mundial, la llegada a la Argentina de los sobrevivientes y la construcción de sus respectivas familias. “Eran niños de la guerra: había italianos, franceses, polacos, la idea era retratarlos con una mirada esperanzadora, poniendo el acento en la fuerza y el coraje”. La muestra itinerante estuvo por varios museos y llegó al Museo Judío de Frankfurt.

Además, en 2017, formó parte de la exposición multidisciplinaria “Alfredo Arias, aventuras compartidas”, en el Centro Cultural Kirchner. Allí, colaboró con las fotografías de las obras teatrales de Arias.