Alberto Rojo y sus universos paralelos
Alberto Rojo y sus universos paralelos

Alberto Rojo y sus universos paralelos

Música
Físico, músico, compositor, divulgador, docente, estudiante, padre de familia, incipiente dibujante. Conocé las vidas por las que gravita Alberto Rojo.
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A Alberto Rojo le gusta utilizar el verbo “gravitar”. La palabra se relaciona con la fuerza de atracción que se produce entre dos cuerpos y que provoca movimientos. La luna gravita alrededor de la tierra, por ejemplo. Fue Isaac Newton quien elaboró la teoría sobre la ley de atracción universal según la cual dos masas m. y m' situadas a una distancia r una de la otra, se atraen con una fuerza cuya dirección coincide con la de la recta que une a las dos masas y cuyo módulo vale: gravitación donde G es la llamada constante de gravitación universal. 

Quién mejor que Alberto Rojo para que cualquier ser humano pueda comprender cómo se aplican en la vida cotidiana las teorías de Newton.


Foto: Facultad de Exactas-Universidad de Buenos Aires.


El músico y el divulgador

Alberto Rojo es un buscador de estímulos. Observar el árbol de la puerta de su casa en Estados Unidos, mirarse frente al espejo, hojear un libro, o ver una noticia de la televisión, pueden convertirse en insumos para contar, en su serie web Física en cuarentena, el por qué de un universo de acciones. En sintonía con su libro La física en la vida cotidiana, Rojo atrapa a sus televidentes preguntándose, como un filósofo o como un poeta, ¿por qué las flores tienen tres, cinco o trece pétalos? ¿De qué están hechos los árboles? ¿Cómo se forman las lágrimas del vino? O, ¿por qué son redondos los breves destellos esféricos, es decir, las pompas de jabón?


Comprender la física teniendo como disparador a las obras de arte es una constante en Fisica en cuarentena

Física en cuarentena se convirtió en una especie de autobiografía divulgativa donde Rojo elige sus temas favoritos con libertad y los graba desde su casa.

"Durante  mi transición a las clases online por motivo de la pandemia hice algunos experimentitos para mis alumnos donde vemos este tipo de travesuras, cosas poco rigurosas para los matemáticos. Y luego me propusieron traducirlas al castellano y ahora todos los días grabo una historia nueva.

La divulgación tiene esa cosa de narrarle una historia a todos pero en particular a esa chica a ese chico de 14, 15 años que soy yo a los 14, 15 años cuando escuchaba a los divulgadores y me inspiraba y decía 'esto hoy no lo entiendo pero algún día lo voy a entender'".

Los y las argentinas más jóvenes se comenzaron a familiarizar con este científico tucumano en el año 2019 gracias a la serie que apareció en las pantallas de Canal Encuentro con Mozo, hay un físico en mi sopa. En esa docuficción Rojo indagaba sobre física cuántica, sobre la gravedad, las ondas de luz y de sonido y hasta sobre física forense. Muchos ya lo conocían por sus discos, por sus grabaciones y por su participación en Cosquín y en escenarios internaciones junto a Mercedes Sosa.


Su gravitar entre la música y la ciencia lo llevó a grabar seis discos donde las zambas, las chacareras y otras composiciones de estilo propio intentan describir los misterios del universo. "Ni si ni no", "Qué bonito", "Chacarera decafónica", y "El Arco de Adios", son algunos de los ejemplos donde las preguntas y experiencias trascendentales de su vida se reflejan en los pentagramas.
Alberto cuenta que sus composiciones musicales se inspiran en sus investigaciones y que sus canciones son también una herramienta de divulgación.

"Para mí es la misma mirada hacia el mundo que tengo cuando investigo que cuando compongo. Mis canciones son intentos poéticos por expresar las ideas científicas. Uso el arte como vehículo facilitador de la divulgación de la ciencia".

No de casualidad su último disco se llama Tangentes.

El arte y la ciencia

Una biblioteca abultada, horas de música clásica sonando, y almuerzos familiares de domingo nunca faltaron en su casa natal. Ahí se comenzaron a atraer dos de sus centrales pasiones y profesiones: la física y la música. A los 11, mientras su papá le explicaba la teoría de la relatividad y escuchaba a sus tías entonado alrededor del fogón "Noche de ronda" en sus guitarras, el pequeño Rojo intuía que algún día descifraría el lenguaje de esas artes.

"Yo creo que en la unión entre el arte y la ciencia, no hay un antagonismo entre una y otra. No es que el arte sirve a las emociones y la ciencia a la razón, sino que hay un territorio en común en el que ambas sirven a las dos".

"Cuando describo el arco iris te lo puedo explicar a través de la física, de la óptica, y a través de los artistas que de distintas formas a lo largo de la historia han pintado el arco iris. Cuando te explico cómo se refleja el espejo, muestro ejemplos de cómo los artistas han lidiado con la reflexión y han transgredido la óptica y me parece completamente lícito usarlo, y de paso, informo también sobre la historia del arte".

"Yo pretendo transmitir la idea de que el universo no se organiza como las universidades donde hay un departamento para cada cosa del mundo. Hay disciplinas pero hay una gran unidad y es lindo mirarlas sin pensar que uno está viendo arte, física u otra cosa, sino mirarlas disfrutando de una gran historia que tiene distintas escenas".


Alberto Rojo en el Teatro del Viejo Mercado. Foto: Alberto Rojo

Alberto Rojo puede enumerar durante un día entero los ejemplos que dan cuenta de ese complemento entre ciencia y arte. Uno de los más bonitos es ese avistaje de la luna de Galileo Galilei.

"La primera persona que ve la luna a través de un telescopio es Thomas Harriot en junio de 1609 y ve el borde rugoso que divide la parte iluminada de la parte oscura. Harriot se lo atribuye a las imperfecciones de la lente, mientras que Galileo, que había estudiado pintura y entendía de perspectiva y entendía el claroscuro, cuando mira la luna por primera vez, mira esa rugosidad y dice '¡no! Esto es una irregularidad en el terreno de la luna, son cráteres'. A través de su conocimiento de perspectiva, y a través de las manchas oscuras en las partes claras y de las manchas claras en las partes oscuras puede estimar la altura de los cráteres. Y además, luego pinta unas acuarelas bellísimas y escribe unos tratados científicos sobre la luna que son poesía pura".

-¿Es suficiente el lenguaje científico para explicar los fenómenos del mundo, o hay que recurrir a otros campos, como la literatura?

-Muchas veces cuando la ciencia se queda sin palabras recurre a la poesía. Por eso muchas veces la poesía anticipa ideas de la ciencia. La matemática es el lenguaje con el que describimos la naturaleza y es un lenguaje que a veces no entendemos muy bien. La física en muchos casos se queda sin palabras. El caso mas elocuente es la física cuántica, que aparece algo que no es ni partícula ni onda, es una entidad para la que no tenemos palabras. Y la poesía justamente es esa intención de expresar lo inexpresable. Y a la vez una teoría científica que describe un fenómeno de una manera atractiva, elegante, es también una especie de obra de arte.


Las lunas de Galileo Galilei

El Balseiro y Borges

Uno de los grandes hitos que marcaron su vida fue haberse formado en el Instituto Balseiro, al que considera la mejor institución del mundo para educarse en física. Estar en contacto con investigadores como Carlos Balseiro, Blas Alascio y Ernesto Martínez, fueron experiencias que forman parte de las grandes felicidades de su vida.

"Fueron y son fundamentales las relaciones con gente que ha sido muy influyente, que me ha inspirado mucho. Si bien la clave del desarrollo intelectual de uno tiene que ver con el trabajo individual y con la práctica, también tiene que ver con quiénes uno se vincula, con qué tipo de vínculo humano uno desarrolla. Me refiero a éstos grandes investigadores, como a músicos como Mercedes Sosa y también a mi padre, a mis amigos de la infancia".

En Bariloche, mientras dejaba florecer sus ideas y sus rulos, el joven Rojo hizo uno de sus grandes descubrimientos: los científicos leen a Borges. Lo encontraba citado en libros de ciencia, los pies de página hacían alusión a "La biblioteca de Babel" para ilustrar las paradojas de los conjuntos infinitos o a "Funes, el memorioso" para presentar sistemas de numeración. Desde entonces se obsesionó con rastrear cómo Borges, en "El Jardín de los senderos que se bifurcan", anticipó aquella teoría que lo tenía embelecido estudiando en el Balseiro: la física cuántica. Esa investigación que lo desveló por años se materializó en 2013 en su libro "Borges y la física cuántica".

-¿Cuándo empieza tu pasión por la obra de Borges?

-Con Borges me pasó algo parecido a lo que me pasó con la física, en el sentido de que lo empecé a leer de muy chico y cuando leía la primera parte me gustaba pero después empezaba a aparecer un granulado de cosas que entendía cada vez menos. Fue pasando el tiempo y las frases que no entendía fueron coalesciendo hacia la comprensión. Y después lo releí a la luz de su gravitación sobre otras disciplinas: sobre la física, la lingüística, la paleontología, la astronomía; en todas esas áreas Borges ha dejado una impronta.

A mí me toca mucho esa idea de aquellos que convierten la ingeniería de la composición en algo con una tremenda profundidad lírica. Yo lo comparo con Bach. En Bach vos ves que su obra es una especie de arquitectura matemática y que a la vez, te conmueve. Con Borges yo veo ideas profundas que avanzan sobre la comprensión científica y a la vez leo el "Poema de los dones" y llego a la parte donde dice 'la patria sentida en los jazmines' y me quiebro.

La educación y la libertad

Alberto Rojo explica que el concepto central de la física cuántica es el hecho de que el mundo es azaroso y que una sola causa puede dar lugar a muchos efectos, mientras que en la física clásica una causa remite a un efecto. Entonces para comprender la física cuántica hay que pensar de un modo revolucionario y abrirse a la creación de todos los universos posibles, tantos como alternativas haya.

-¿Qué transformaciones se tendrían que dar en los planes de estudio de la Argentina para que las nuevas generaciones puedan formarse incorporando esa matriz de pensamiento?

-Yo creo que lo fundamental es la libertad, porque uno tiende a enseñar más el error que lo que está bien. La libertad, el estímulo, la creatividad y la comunicación a través de ejemplos de la autoestima son elementos cruciales para conseguir una mejora educativa

Si yo te enseño el teorema de Pitágoras -o algo que te pueda enseñar de chiquito- y te enseño cierta estructura de rigor y de contenido, es fundamental comunicarte la idea de que sos capaz de entenderlo, de que sos único y que tenés todas las cualidades para entender eso y que no hay un límite para vos. Si el niño va incorporando eso, incorpora un sentido de apertura hacia el conocimiento que lo convierte en una esponja y lo convierte luego en el autodidacta que todos somos. Lo que aprendimos lo aprendimos a través de la felicidad del aprender.