Eduardo Vilches. Fotografías

La muestra puede visitarse del 14 al 25 de octubre.


El artista visual chileno Eduardo Vilches es un reconocido fotógrafo y grabador, que también se destaca como pintor. Más de 20 fotografías de su autoría serán exhibidas hasta el 25 de octubre en el Palais de Glace.

Además de la muestra de fotografía, se proyectará el documental “Cien niños esperando un tren”, Vilches brindará una conferencia pública y se dictará un taller destinado a monitores barriales.

Cronograma de actividades destinadas a todo público:

Martes 13 de octubre a las 19: inauguración de la muestra "Eduardo Vilches. Fotografías"

Jueves 15 de octubre a las 18: “Del grabado a la fotografía”, conferencia a cargo de Eduardo Vilches. Posteriormente se proyectará el documental “Cien niños esperando un tren” de Ignacio Agüero. A su término, Alicia Vega –destacada investigadora de cine, crítica, académica, protagonista del documental y compañera de toda la vida de Eduardo Vilches– dialogará con los espectadores.

"Eduardo Vilches. Fotografías" es un proyecto conjunto de las respectivas agregadurías culturales de la Embajada de Chile en Argentina y en Uruguay.

La muestra puede visitarse de martes a viernes de 12 a 20; sábados, domingos y feriados de 10 a 20.
Visitas guiadas: sábados a las 17 y a las 18.

Sobre la muestra "Eduardo Vilches. Fotografías":

“Un lugar para dormir”

Por Nury González

El cementerio de Punta Arenas se inaugura el 18 de abril de 1894 durante el gobierno de Jorge Montt, quien por decreto del Supremo Gobierno le asigna cuatro hectáreas de tierras. Pero recién en 1919 y con aportes de la millonaria magallánica Sara Braun se inicia el proyecto arquitectónico –a cargo del ingeniero Fortunato Ciscutti– que destaca por su monumental pórtico de entrada en calle Bulnes, grandes muros perimetrales y su interior estructurado en damero.

Esta perfecta retícula geométrica se ve reforzada con el diseño paisajístico de su recorrido, partiendo por la entrada, una avenida central que parte desde la mitad exacta de su frontis en calle Bulnes y es intersectada por dos grandes avenidas que cruzan de punta a punta –de calle Bilbao a calle Angamos– todo el ancho del cementerio. Estas avenidas interiores, cual alamedas, están cercadas/escoltadas por una hilera de monumentales e inquietantes cipreses canadienses podados en forma de menhires que envuelven el recorrido del paseante.

De la avenida central y matemáticamente a la misma distancia hacia izquierda y derecha se repiten dos avenidas perpendiculares a calle Bulnes que, al igual que las anteriores, están remarcadas por las hileras de cipreses y donde el cruce perfecto con las paralelas conforman pequeñísimas plazas vacías.

Paralelamente, el diseño del frontis se completa con ornamentos realizados por el escultor Pascual Borich. Esta estética escultórica se ve replicada en su interior donde se repiten cruces de mil formas, figuras de angelotes o coronas vegetales.

Es a este preciso lugar donde en octubre de 2009, sólo por cinco días, llega por primera vez Eduardo Vilches. En su primera visita se ve atrapado por las sombras que se proyectan como recortes de figura y fondo desplegados en todo el recorrido. Un segundo viaje en noviembre de 2010, esta vez por quince días, le permite una cuidada planificación de las tomas y los encuadres. En la naturaleza, la longitud de las sombras corresponden a un momento preciso del día y a una determinada temperatura de color. En un lugar iluminado fuertemente por la luz del sol, la sombra es la proyección oscura de un cuerpo opaco lanzada en el espacio siempre en dirección opuesta a aquella por donde viene la luz.

Las fotografías de Vilches capturan en su sombra acarreada, la anamorfosis de los objetos que terminan fijados en los cipreses de ese Cementerio Municipal, pero también construye desde ese paisaje el alto contraste del recorte, tan reconocible en toda su obra.

Hoy, en esta exposición en el Palais de Glace, cada fotografía se transforma en un ejercicio de figura y fondo llegando muchas veces a la total abstracción. La sombra aquí es la prolongación de algo que se encuentra fuera de cuadro. Se cruza en el texto un destello: la escena del laberinto, de la película “El Resplandor” de Kubrick. No puedo dejar de pensar en una serie de guirnaldas de los años '60, cada una finamente recortada en papel volantín y que Vilches compraba cada septiembre en el mercado de Concepción. Ya por esos años, su ojo descubría a primera vista la síntesis de la imagen. Algo así debe haber sucedido en Punta Arenas, el brillo encandilante de la luz de Magallanes –que colabora con la nitidez de las sombras– se traspasa a cada una de las capturas. A la deriva, entre las hileras de cipreses, logra que el encuadre de cada toma devele esa capacidad de síntesis y abstracción, pero a la vez, en muchas de ellas, por la proporción de los planos, se abre a un espacio infinito y monumental.