100 años de Clarice Lispector
100 años de Clarice Lispector

100 años de Clarice Lispector

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Para celebrar el centenario del natalicio de una de las grandes escritoras brasileñas del siglo XX, repasamos en esta nota parte de su vida y trayectoria literaria. Además, Paulo Valente, hijo de la autora, nos cuenta más sobre el aporte lispectoriano en las letras de la región latinoamericana.

Un año después de que había nacido Chaya Pinjasovna, el 10 de diciembre de 1920 en Ucrania, toda la familia huyó de los pogromos antijudíos de la región. Primero llegaron a lo que hoy es Moldavia, luego a Rumania y, más tarde, a Brasil. Fue allí cuando la familia adoptó nombres portugueses y Chaya Pinjasovna comenzó a llamarse como fue mundialmente conocida: Clarice.

Su madre había contraído la sífilis como consecuencia de una violación que sufrió durante la Primera Guerra Mundial. Se creía que los embarazos curaban la enfermedad y, en parte, el nacimiento de Clarice había tenido que ver con eso. Sin embargo, su madre no se recuperó y murió diez años después. La pequeña Clarice bien conocía esta historia y el sentimiento de culpa no solo tuvo huellas en su vida, sino también en su obra literaria que la consagró como una de las escritoras latinoamericanas más importantes.

“En Brasil, su padre, que era alguien brillante y liberal, sobrevivía vendiendo ropa y apenas lograba mantener a la familia, pero estaba decidido a que el mundo viera qué clase de hijas tenía. A los cinco años la familia se mudó a Recife y cuando Clarice tenía 10 lo hicieron a Río de Janeiro. Gracias a este empeño del cabeza de familia, Clarice continuó su educación mucho más allá del nivel permitido a las chicas más favorecidas económicamente y entró en uno de los reductos de la élite, la Facultad de Derecho Nacional de la Universidad de Brasil. Allí, en la escuela de leyes, no había judíos y solo tres mujeres”, comentó el español Alberto López, quien escribió sobre la vida de Lispector.

Clarice, si bien se recibió de abogada, sabía que lo suyo era escribir. Y lo hizo desde muy joven: a sus 21 años publicó Cerca del corazón salvaje (1943): una novela que había escrito a los 19 y con la que comenzó una carrera imparable. Ya con este primer libro obtuvo el Premio Graça Aranha como la mejor publicación de ese año. Además, escribió distintos artículos en la prensa brasileña, como en Jornal do Brasil y Prendas do lar, donde reflexionó sobre distintos temas. Ninguno de sus padres pudo verla como una escritora consagrada, ya que en 1955 su padre también había fallecido, cuando Clarice solo tenía veinte años.  

Tras aquel primer libro que la catapultó al centro del escenario literario, llegaron tantos otros que no restaron calidad y la consagraron como una de las autoras más notables de su generación: Una manzana en la oscuridad (1961), La pasión según GH (1969), La hora de la estrella (1977), por ejemplo. Pero ¿de qué trata la producción de Lispector? ¿Por qué causó un enorme reconocimiento en las letras brasileñas? Al respecto, López comentó: “Los temas tradicionales y costumbristas que tenían que ver con las mujeres, la maternidad, el cuidado de la casa y los hijos ya se habían escrito antes, pero nadie lo había hecho como ella. Tal vez esa vuelta de tuerca supuso para Clarice un nuevo idioma, con una extraña gramática que quizás pueda atribuirse a la influencia del misticismo judío que su padre le enseñó. Pero otra parte de su extrañeza del estilo y la forma pueden atribuirse a su necesidad de inventar y de transmitir sensaciones más allá de hechos. Cualquiera que lea sus historias de principio a fin se verá afectado por una búsqueda lingüística incesante y una inestabilidad gramatical que impiden leer con demasiada rapidez y a veces no entender el significado a la primera”.

Lectores y críticos de distintas nacionalidades destacan de su obra literaria su enorme profundidad, complejidad y, al mismo tiempo, ese elemento misterioso que también acompañó la personalidad de la propia escritora. Esta arista enigmática comenzó incluso desde el día en que llegó al mundo, ya que a lo largo de su vida hubo varios documentos con distintas fechas de nacimiento. También sus descripciones físicas en pasaportes y documentos de viaje, como sostiene una de sus biógrafas, Nádia Battella Gotlib, no siempre coinciden. Por otra parte, algunos también lo relacionan con que Clarice no era amante de dar entrevistas cuando ya era reconocida en el mundo literario y, durante un tiempo, no estuvo en el centro de la atención pública, ya que vivió en el extranjero con su marido: el diplomático Maury Gurgel Valente, con quien se casó en 1943. Durante ese momento, sus publicaciones se volvieron un tanto esporádicas. Pero regresó al Brasil en 1959, ya como madre de dos hijos y divorciada de Valente. 

Dueña de una gran belleza y creatividad, Clarice parece no dejar a nadie indiferente, incluso hoy, a un siglo de su natalicio, cuando son muchos quienes continúan disfrutando de sus páginas. Paulo Valente, hijo de la escritora, compartió al respecto: “Creo que los temas universales y, por supuesto permanentes que recorren toda su literatura, son fundamentales para que hoy, a cien años de su nacimiento, su obra continúe vigente y siga atrayendo a lectores de todo el mundo. Por otro lado, tuvo la capacidad de haber dividido el interior de sí misma con el mundo y percibir que somos semejantes. Abordó distintos géneros (novelas, cuentos, crónicas, etc.), pero sus cambios, para mí, no están allí en los géneros, sino en el tiempo, cómo se fue ajustando de los años 40 hasta los años 70 para permanecer siempre en la vanguardia”. 

Paulo Valente, hijo de la escritora Clarice Lispector. Foto: gentileza Editorial Siruela.

En muchos de los textos de Lispector, está presente la cuestión social y cierta crítica de la realidad. En ese sentido, Valente comentó que desde que la escritora ingresó como estudiante de Derecho, ella siempre tuvo una preocupación por la cuestión social. Y de hecho, como aclara Valente, dentro de su literatura de ficción esto aparece explícitamente en La pasión según GH y en La hora de la estrella. Por otra parte, también hay una gran crítica social en las crónicas que publicó en distintos periódicos, de 1967 hasta 1973. Además, en otras de sus novelas (sobre todo las últimas), si bien la cuestión aparece de forma más indirecta, nunca dejan de estar presentes.  

Durante su última década, la escritora sufrió un duro revés de la vida: varias quemaduras de tercer grado, luego de quedarse dormida con un cigarrillo, casi hicieron que le amputaran la mano derecha. Pero ella prefirió salvar sus manuscritos del fuego. Continuó escribiendo a máquina y sometiéndose a dolorosos tratamientos. Más tarde, luchó contra un cáncer de ovario, que finalmente le quitó la vida el 9 de diciembre de 1977, a los 56 años. Hoy, a cien años de su nacimiento y con casi una treintena de títulos publicados, continuamos leyendo y celebrando a Clarice Lispector no solo como una de las autoras brasileñas más importantes, sino también como una voz que logró traspasar los límites de la región latinoamericana. 

Para sus nuevos lectores, incluso algunos ya experimentados en la obra de Lispector, su hijo Valente hace una recomendación: “Les aconsejaría no querer entender de inmediato como si fuera un texto común, porque es un texto que traspasa el corazón, el pensamiento y el sexto sentido”.