Pedro Cahn, en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida: "Estigma y discriminación han sido los tabúes más difíciles de superar"

Desde 1988, todos los 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, con el objetivo de aumentar la conciencia pública sobre materia de prevención y tratamiento contra el Sida. Cada año el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) propone un lema que acompañará no sólo el día de conmemoración, sino a todas las acciones que se desarrollen en relación al virus de VIH. Este 2020, el lema es "Solidaridad mundial, responsabilidad compartida", en función de la situación de emergencia sanitaria que está atravesando el mundo entero por la pandemia del Covid-19, que demostró que la salud se interrelaciona directamente con otros problemas fundamentales, tales como la reducción de la desigualdad, los derechos humanos, la igualdad de género y la protección social.

Pedro Cahn, médico especialista en infectología, Director Científico de Fundación Huesped desde 1989 y líder en la lucha contra el Sida en el país, explica la situación en la que se encuentra actualmente la Argentina en relación al virus de VIH: tabúes, los progresos científicos en busca de una vacuna, y el impacto que produjo la pandemia del coronovirus. 

Pedro Cahn, médico infectólogo. Gentileza: Fundación Huésped.

-¿Con qué está principalmente relacionada la transmisión del VIH hoy?

-La transmisión del VIH al día de hoy está fundamentalmente relacionada con la relación sexual, es esencialmente una infección de transmisión sexual. Tiene otras vías de transmisión, como la materno-fetal, que es mucho más infrecuente aunque todavía hay casos aquí, o por vía sanguínea, que es prácticamente inexistente porque los bancos de sangre están bien controlados en Argentina. Eventualmente, puede haber transmisión por compartir instrumentos de inyección en las personas que hacen un uso problemático de sustancias pero que es una forma de uso de drogas que no es la más frecuente en el país. 

-¿Cuáles son y cuáles han sido los tabúes más difíciles de superar? 

-Todo lo que es el estigma y la discriminación hacia quienes sufren estas situaciones. Está claro que cualquiera de nosotros puede estar expuesto, cualquier persona que sea sexualmente activa que tenga sexo no protegido puede estar expuesta pero todavía hay un fuerte estigma como si esto fuera una enfermedad limitada a los hombres que tienen sexo con hombres o a las mujeres trans. Lo cierto es que las mujeres trans tienen una prevalencia mucho más alta de infección de VIH que el resto de la población, motivada por las condiciones en las que tienen que vivir, dado que frecuentemente tienen que dedicarse al trabajo sexual, consumen drogas, para atravesar la penosa situación en que la sociedad las pone. Así que estigma y discriminación han sido sin lugar a dudas desde el principio los tabúes más diíiciles de superar y todavía siguen siéndolo. 

-En algunas oportunidades usted contó que en la década del '80 los llamaban "la Patota Rosa porque trabajaba con gays". ¿Cree que hubo un cambio de perspectiva en lo referente al género y a la diversidad sexual?

-La sanción de la Ley de Identidad de Género, la Ley del Matrimonio Igualitario, la Ley de Antidiscriminación, son un fuerte andamiaje legal en nuestro país, que no por ley han cambiado la mentalidad del cien por ciento de la gente, pero que hace que hoy sea mucho más difícil que sucedan esos actos de discriminación. Al menos hay una situación de un andamiaje legal que lo hace mucho más improbable.

Gentileza: Fundación Huésped. 

-¿Se registraron cambios en la cantidad de casos registrados durante este año a raíz de la cuarentena?

-No lo sabemos, pero sí sabemos que ha habido una menor oferta y una menor demanda del servicio de salud, por lo cual es muy probable que mucha gente haya interrumpido su tratamiento y haya, por lo tanto, tenido rebrote de la carga viral, empeorando su situación. Es posible que haya habido un incremento de los casos por esa circunstancia. Además, mucha menos gente se testeó, esto genera que menos gente se entere de que tiene VIH, lo que provoca que comiencen los tratamiento tardíamente o no lo comiencen.

-¿La Covid-19 genera algún impacto en la salud de las personas con el virus de VIH?

-Aparentemente las personas que viven con VIH no tienen más riesgo de contraer Covid que el resto de la población. Hay trabajos con resultados contradictorios sobre qué les pasa a las personas con VIH cuando se contagian coronavirus. Lo que sabemos hasta ahora es que quienes están en tratamiento tienen su carga viral indetectable y un número razonable de células CD4, es decir, de su nivel de defensas; tienen una evolución muy parecida a las personas de VIH negativas.

-Con respecto a la provisión de medicamentos en tiempos de pandemia, ¿hubo inconvenientes para conseguirlo?

-La gente salía mucho menos de su casa y hubo quienes interrumpieron el tratamiento en función de eso. No es que no tuvieran acceso a los medicamentos, pero fue mucho más dificultoso. Se tardó un tiempo hasta que las obras sociales, por ejemplo, permitieron establecer recetas por vía de escaneos telefónicos, que pudieran presentar los pacientes en vez de ser una receta física de papel. Así que hubo inconvenientes y, evidentemente, al igual que pasó con otras enfermedades crónicas, ha ocurrido que hubo un descuido de alguna manera de la enfermedad.

-¿En qué situación está la vacuna contra el Sida?

-Nosotros estamos participando en un estudio multicéntrico internacional, el estudio MOSAICO,  que está tratando de establecer la posibilidad del éxito de una vacuna contra el Sida. Para esto, estamos vacunando a personas que están en situación de alto riesgo, como hombres que tienen sexo con hombres que tienen una alta tasa de recambio de parejas en los últimos seis meses, o mujeres trans. Y somos parte de un estudio multicéntrico internacional que está estudiando una vacuna que tiene buenas chances. Los estudios preliminares demostraron un interesante nivel de eficacia.  Sobre los resultados, vamos a tener que esperar unos dos años todavía como para poder dar una opinión definitiva, pero estamos en un buen camino.