Variaciones y autonomía. Grabados contemporáneos de Japón
Variaciones y autonomía. Grabados contemporáneos de Japón

Variaciones y autonomía. Grabados contemporáneos de Japón

Arte
Museos
Hasta el 20 de agosto, podés disfrutar de la muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes
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"Variaciones y autonomía. Grabados contemporáneos de Japón", en el Museo de Bellas Artes
La muestra, que reúne 42 estampas de diez artistas, se inaugura el 18 de julio a las 19 hs

El Museo Nacional de Bellas Artes –junto al Centro Cultural de la Embajada del Japón, la Fundación Japón y Evaristo Cultural– inauguró la exposición itinerante Variaciones y autonomía. Grabados contemporáneos de Japón, la cual comenzó en este país asiático, luego pasó por Panamá y, ahora, ya está en la Argentina. El Salvador será su próximo destino.

De alguna manera, esta muestra no sólo celebra los lazos entre aquella cultura oriental y Latinoamérica, sino también pone el acento en determinadas tradiciones artísticas que, aún hoy, continúan haciendo eco.

En este caso, se trata de 36 estampas –xilografía, litografía y serigrafía– realizadas por artistas japoneses de los años 70, quienes retomaron las antiguas técnicas del grabado –junto con distintos temas clásicos del arte universal– en clave contemporánea. Curada por Kyoji Takizawa, del Museo de Artes Gráficas de la Ciudad de Machida (Japón), la muestra exhibe una variedad de agradables formas y tonos –algunos con más tensiones que otros– que no hacen más que bailar en un sinfonía estética imperdible.

Algunos de los más destacados: Viento caliente I, de Kosai Hori; Pradera de primavera, de  Yasukazu Tabuchi; El sol y el pájaro, de Masanari Murai, o 3 de julio del 89, de Toeko Tatsuno. Estos artistas, entre otros que se presentan, fueron quienes comenzaron a producir un tipo de arte donde contenido y forma se entrelazan en una profunda dialéctica entre modernidad y tradición. 

Tradición y modernidad

Se dice que el grabado en Japón fue una técnica profundamente desarrollada durante el Periodo Edo, aquel que –según determinadas historiografías– se extiende desde 1603 hasta la restauración del gobierno imperial en 1868, cuando la cultura y las artes tuvieron un gran florecimiento en esa parte de la isla. Algunos de los mayores exponentes de aquella actividad artística fueron Hokusai –con sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji– o Sharaku, quien cubría las carteleras del Teatro Kabuki en el siglo XVIII.

El grabado –arte que se extendió hasta el siglo XX– luego fue reemplazado con otras prácticas como la fotografía y la imprenta, a principios de la Restauración Meiji en 1868. Sin embargo, lo cierto es que cuando en Japón decrecía la producción de los grabados, los artistas europeos comenzaron a interesarse cada vez más en ellos, hasta el punto de generar toda una moda en el Continente, la cual se denominó como “japonismo”. Monet y Van Gogh, por ejemplo, fueron algunos de los artistas que más estuvieron influenciados por estos grabados orientales.

Por su parte, los japoneses también tomaron diversos elementos de los europeos: incorporaron ciertos tratamientos de forma occidentales que llamaron aún más la atención de los artistas contemporáneos, quienes ampliaron su repertorio expresivo a partir de estas interesantes propuestas entre tradición y modernidad. Sobre todo, los japoneses de posguerra. Fue después de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos pintores japoneses volvieron a las técnicas del grabado. Y, a partir de los 70, el mercado explotó todas las posibilidades de ese arte que, hoy, sigue construyendo puentes estéticos para admirar y disfrutar.

Entrevista con la especialista en grabados y xilografía japoneses, Alejandra Dorsch

Para conocer un poco más sobre el arte japonés y su aporte contemporáneo, la artista, especialista y docente argentina, Alejandra Dorsch –quien también viaja al interior del país para formar a futuros artistas y profesores– compartió con el Ministerio de Cultura de la Nación su pasión por esta técnica, del pasado al presente, y de Japón a Occidente.

-¿Qué podrías destacar de esta muestra que se exhibe en el MNBA?

-En primer lugar, y sin dudarlo, diría que la elección de traer grabados: disciplina artística que hasta el día de hoy se considera "un arte menor" en muchas ámbitos culturales: veamos cuántas becas, concursos y residencias existen para esta disciplina y todo quedará más que claro, si la comparamos con la oferta existente para la pintura, por ejemplo. Por otro lado, elegir una muestra de este estilo, que rompe con la idea bastante desactualizada que se tiene de la imágenes japonesas –paisajes, guerreros, geishas, etc-–, despierta cierta curiosidad tanto entre espectadores "comunes" como en los propios artistas plásticos y, sobre todo, en los grabadores.

-¿Cuál es la relación entre el arte japonés y la técnica del grabado?

-Partiendo de la idea de que el grabado, además de ser una disciplina artística, es un medio de comunicación, donde originariamente tenía un fin "utilitario" y "educativo", la relación directa en sus inicios fue primero con la religión: los textos budistas eran impresos por medios xilográficos. No eran catalogados como obras de arte, sin embargo, la complejidad, los medios y materiales utilizados en la gráfica, acompañado de la apertura al mundo que Japón, ayudó a que el grabado forme parte del llamado "arte japonés", consiguiendo una personalidad propia sin envidiarle nada a otras técnicas.

-¿Por qué creés que estos artistas de los 70 retoman técnicas milenarias, como la estampa japonesa, desde los lenguajes contemporáneos?

-Podríamos considerar "milenaria" la estampa japonesa, pero recordemos que hay dos tipos de técnicas xilográficas: una que utiliza tintas a base agua –pigmentos y aglutinantes naturales–, y otra base al aceite. La primera la más antigua. Pero, respondiendo a la pregunta, simplemente es una cuestión coyuntural, existen muchas circunstancias y motivos: la apertura de una nación, nuevas generaciones de artistas plásticos –muchos de ellos exiliados o con la posibilidad de formarse en otros países–, un nuevo escenario cultural, una nueva realidad. Creo yo que se trata de una necesidad de plasmar y comunicar otras sensaciones, situaciones, otro Japón que tal vez no es el que estamos acostumbrados a ver en los paisajes tradicionales, los cuales no dejan de ser interesantes ni de tener, más o menos, valor artístico que el de estos diez expositores de la muestra.

-¿Los mercados europeos y norteamericanos incentivaron el consumo de lo que se conoció como “japonismo”?

-Creo que estos mercados fueron y son muy hábiles, económicamente. El japonismo es la influencia de las artes niponas en occidente y aquí me encuentro en una contradicción: por una lado, artistas europeos que se sorprenden y quieren conocer todos los "secretos" de la xilografía japonesa, técnica ancestral a base de agua, no tóxica y que no necesita gran espacio físico para realizarse, además de las cuestiones estéticas que son indiscutibles; pero, por otro lado, tenemos ese mercado, que "incentivó" un aparente consumo, pero no educó. Digo "aparente consumo" para no llamarlo “consumo elitista”. Es decir, si la pregunta es ¿creés que el mercado logró lo que quería en ese momento? Económicamente, sí. Sin embargo, como decía, no planificó a futuro. Al día de hoy, y a modo de ejemplo, grabadores, artistas plásticos, alumnos de artes podrán saber por definición qué es el "japonismo", pero dudo que puedan saber la importancia técnica que tiene el grabado japonés en la gráfica menos tóxica actual, esa que hoy se promociona tanto. Ahí el mercado falló. Si conociéramos los beneficios, supongamos, a nivel medio ambiente y salud del proceso de producción de la antiguas xilografías japonesas, la realidad sería otra. No solo el mercado del arte vendería más estampas, sino que la gente podría acercarse al grabado, de otra manera, llevarse a las escuelas como medio de comunicación, desde niños hasta adultos podrían "estampar", etc.

-¿Esta intertextualidad, desde forma y contenido, sirve para acercarnos un poco más al arte japonés? ¿Cómo abordarlo hoy?

-Depende de lo que estés esperando del arte japonés, además de la información que uno crea tener de dicho arte. Voy a opinar como grabadora: como les digo a mis alumnos, lo primero que tienen que hacer para acercarse al grabado japonés es olvidarse todo lo que saben del grabado. Todo. Y por último, no lo "abordemos", dejemos que por sí solo se vaya mostrando.

-¿Qué le recomendarías a los visitantes para que disfruten mucho más de la exhibición?

-Al público en general, eso mismo, que disfruten. Que antes de entrar quiten de sus cabezas el "chip" cultural que les han impuesto durante años acerca de qué es arte japonés y qué no. Y a los estudiantes de artes y afines, que aprovechen de la técnica en sí, que se detengan a observar las obras, su manufactura, la utilización del color, las formas, etc. Que no intenten buscarle un significado a las estampas. Aprovechen ese momento, como si estuvieran en una clase de grabado, tomen anotaciones. Y si les interesó la muestra, sigan investigando.