"Proyecto 55": una reflexión sobre la violencia de los bombardeos a Plaza de Mayo
"Proyecto 55": una reflexión sobre la violencia de los bombardeos a Plaza de Mayo

"Proyecto 55": una reflexión sobre la violencia de los bombardeos a Plaza de Mayo

Cine
Entrevistas
Se cumplen 66 años del bombardeo a Plaza de Mayo, que dejó más de 350 muertos. Miguel Colombo dirigió el documental sobre la tragedia perpetrada el 16 de junio contra el gobierno de Perón y la población civil, exponiendo el sinsentido de la violencia.

En 1955, nuestro país llevaba nueve años con Perón en la presidencia. Tras un conflicto con la Iglesia Católica se generó una situación de crisis que derivó el 11 de junio de ese año durante la procesión del Corpus Christi, en una manifestación en contra del gobierno. Frente a la catedral se reunieron tanto miembros eclesiásticos como partidos opositores. 

El jueves 16 de junio de 1955 el presidente Perón recibió en Casa Rosada a Carlos Benito Jáuregui, presidente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), que le dio motivos de preocupación frente a una posible amenaza. Posteriormente, recibió al embajador de los Estados Unidos, Albert Nufer, reunión que fue interrumpida por el general Lucero, que confirmó las sospechas de Jáuregui: en el desfile aéreo que se iba a llevar a cabo más tarde podría ocurrir un bombardeo. Dicho evento, que tendría lugar al rato, ya contaba con espectadores en la Plaza de Mayo. Allí se lanzarían flores en señal de adhesión al presidente. 

Pasado el mediodía se escucharon los primeros estruendos: la primera de las bombas impacta sobre Casa Rosada y alrededores. Una de ellas cae sobre un colectivo y produce la muerte de sus ocupantes, cuya mayoría eran niños de escuela primaria. Cayeron un total de 29 bombas sobre la Casa Rosada y otras sobre la Pirámide de Mayo. 

Se confirmó que habían sido los aviones de combate Avro Lincoln y Catalinas de la escuadrilla de patrulleros Espora de la Aviación Naval, coordinados por el almirante Samuel Toranzo Calderón y comandados por el capitán de navío Enrique Noriega. Treinta aviones de Marina de Guerra y Aeronáutica con pintadas en sus colas una “V” y una cruz, que señalaban “Cristo Vence” sobrevolaron la Plaza de Mayo. Su objetivo era asesinar al presidente. 

Como precaución, el mandatario se había trasladado a su despacho del Ministerio de Guerra en la avenida Paseo Colón. En la plaza, los golpistas se enfrentan a los soldados del ejército. Al enterarse de los hechos, la CGT convocó a la plaza a defender a Perón. 

Se arrojaron bombas sobre el edificio de la CGT, el Ministerio de Obras Públicas, el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial, actual Biblioteca Nacional. Hubo un ataque con ametralladoras desde la Secretaría de Marina para tomar la Casa de Gobierno. Llegadas las 4 de la tarde, los aviones descargan sus últimos proyectiles y huyen a la ciudad de Montevideo. En la Plaza de Mayo y sus alrededores quedaron los cuerpos de 355 civiles muertos, y los hospitales colapsaron por los más de 600 heridos.

Foto: Archivo General de la Nación.

Entre los autores intelectuales del hecho hubo varios civiles, entre ellos el socialdemócrata Américo Ghioldi, el radical unionista Miguel Ángel Zavala Ortiz, el conservador Oscar Vichi y los nacionalistas católicos Mario Amadeo y Luis María de Pablo Pardo, miembros de una supuesta junta de gobierno cívico-militar.

Perón se expresó esa noche por la cadena nacional de radio y televisión. A continuación, un fragmento del discurso:

(...) Los que tiraron contra el pueblo no son ni han sido jamás soldados argentinos, porque los soldados argentinos no son traidores y cobardes. La ley caerá inflexiblemente sobre ellos. Yo no he de dar un paso para atemperar su culpa ni para atemperar la pena que les ha de corresponder (…). El pueblo no es el encargado de hacer justicia: debe confiar en mi palabra de soldado (...). Sepamos cumplir como pueblo civilizado y dejar que la ley castigue…”.

 

Foto: Télam.

Miguel Colombo construye en su documental Proyecto 55 un ensayo sobre la memoria cuyo disparador son pesadillas recurrentes sobre la guerra. Narrado en voz en off, en primera persona, el director recuerda la participación de sus abuelos italianos en ambas guerras mundiales, lo que conduce a un hecho que suele pasar desapercibido: Buenos Aires también fue bombardeada.

Mediante una investigación exhaustiva sobre el tema, Colombo recorre testimonios de testigos del bombardeo, materiales fotográficos y  audiovisuales.

En comunicación con el realizador indagamos sobre su trabajo de investigación y creación. 

-¿Cómo surge la idea del documental?

-Me enteré de los bombardeos del '55 ya siendo bastante grande, alrededor de los veinte años, y siempre me había llamado la atención que un hecho de tal envergadura, tan traumático, con tantos muertos y un bombardeo a cielo abierto en la capital de un país, me pregunté cómo no era mucho más recordado, cómo no nos lo enseñaron en la escuela, cómo no había actos o marchas si era algo que tenía casi la magnitud del 24 de marzo. Cómo no había una memoria social clara y activa con respecto a los bombardeos. Tuve durante años esta sensación hasta que en algún momento decidí empezar a investigar y preguntarle algunas personas de mi entorno, cercanas por la edad que tenían yo calculaba que podían haber estado en Buenos Aires en el momento de los bombardeos. 

Los recuerdos que me mencionaban de ese día eran bastante vagos, entonces decidí que valía la pena ir a hacer una investigación y una reconstrucción del hecho, básicamente porque yo lo quería entender y porque mi familia viene de Italia, estuvieron en las dos guerras mundiales y en mi casa siempre se habló de las guerras en Europa, siempre estuvo muy claro lo que era un bombardeo aéreo y qué implicaba en cuanto a su capacidad destructiva y la muerte de los seres queridos. 

Me seguía llamando la atención ese tema: cómo acá no parecía no haber dejado huella ese bombardeo, haberse diluido con el tiempo, entonces la idea del documental era indagar un poco en ese proceso de construcción o dilución, en este caso, de la memoria, qué era lo que había pasado. 

 


Foto: Hacerse la crítica. 

-¿En qué consistió el proceso de documentación para narrar con rigor histórico los hechos del bombardeo del 16 de junio de 1955?

-Lo primero que hice, por supuesto, fue investigar, en primera instancia para entenderlo yo, cómo habían sido los bombardeos .Aclaro que hablo siempre en plural de los bombardeos porque fueron tres pasadas de aviones bombardeando la ciudad, si bien se puede decir el bombardeo porque fue de un día, pero fueron tres oleadas. Y uso el plural porque me parece importante destacar ese hecho, porque me parece que tres pasadas indican una virulencia en el ataque, que no es menor porque incluso la última pasada se hace cuando  los sublevados ya sabían que habían perdido, que no tenían posibilidad de dar un golpe Estado y de todas formas hacen una pasada más. 

Me documenté investigando por diferentes lugares, pero hubo dos fuentes principales: el libro Bombas sobre Buenos Aires, de  Daniel Cichero, que es uno de los entrevistados además en el documental, y un trabajo muy exhaustivo con mucho rigor histórico sobre los bombardeos hecho por el Archivo Nacional de la Memoria en 2013


Foto: Página/12.

-¿En algún momento se presentaron dificultades para acceder a determinados materiales, tuviste que plantearte realizar modificaciones? 

-No tuve ninguna dificultad pero sí puedo mencionar que el material que considero más impactante  presente en la película que son los registros en fílmico del día de los bombardeos y el día posterior. Me enteré casi por casualidad que existía ese material, entonces creo que sí si me hubiese dispuesto a buscarlo hubiera sido difícil de encontrar. Supe que estaban esas latas en la Biblioteca Nacional abriéndose a consulta este material  recientemente digitalizado que consistía en tres latas de material fílmico sobre los bombardeos.

Yo estaba muy interesado en encontrar imágenes de los bombardeos que no fueran las que los que se habían visto hasta el momento porque había pocas imágenes, que ya habían sido utilizadas en La hora de los hornos, de Pino Solanas, en Perón, sinfonía de un sentimiento de Leonardo Favio, en Maten a Perón, de Fernando Mussante. Pero eran más o menos siempre las mismas imágenes, que ya de por sí eran escasas porque la primera oleada de bombardeos tomó por sorpresa a todo el mundo, entonces nadie lo registró y la segunda y la tercera era una situación casi de guerra en el centro de la ciudad, lo que dificultaba mucho poder acercarse a registrar, incluso me contaron que un camarógrafo de Sucesos Argentinos perdió un pie tratando de cubrir el hecho. Justamente por la violencia que hubo es que tampoco abunda el material.

Foto: Cinear.

De casualidad encontré estas latas, que considero que es un material muy impactante, que no se usó  de Noticiero Panamericano, son los que ahora le decimos los out takes, son las tomas que quedan afuera. Estas latas contienen aproximadamente treinta minutos de material cada una. Creía que podría hacer una buena edición pero casi no pude editar, las usé prácticamente enteras.

Edité algunas repeticiones peor me pareció tan impactante el material. Tiene ciertas características técnicas que hicieron que fueran dejadas de lado en su momento: cierta desprolijidad de cámara, ciertos momentos en que el camarógrafo corrige el diafragma o corre con la cámara encendida. Son detalles que quizá no cumplían con los parámetros de calidad de un noticiero pero que hoy en día nuestra mirada histórica sobre los hechos, así como nuestra relación con el material audiovisual, son valiosísimas esas imágenes.


Foto: Hacerse la crítica. 

-¿Cuál era el objetivo principal del proyecto al iniciarlo? ¿En alguna instancia debió modificarse?

-Creo que el objetivo era un poco ambicioso, no sé si lo conseguí o no, pero se podría sintetizar en que la idea era contar lo sucedido, echar un poco más de luz sobre ese hecho y reflexionar sobre lo ocurrido, pero después también tratar de reflexionar sobre la violencia política en general y tratar de trascender la coyuntura política de ese junio de 1955 en Argentina, de este levantamiento específico contra el gobierno de Perón, buscando dar un golpe de Estado que finalmente triunfa en septiembre.

Pero quería indagar sobre esta característica tan humana que se da en cada guerra, en cada enfrentamiento armado, de pensar que la aniquilación del otro es posible para resolver diferencias de todo tipo. 

Siempre me obsesionó indagar un poco que nos pasa con eso y tratar de llevar esa reflexión al común de las personas. Creo que la idea era esa: trascender la coyuntura política del momento y hacer una reflexión un poco más amplia sobre la violencia política o la  violencia aplicada a la supuesta resolución de diferencias políticas. El objetivo del documental está un poco motivado por un deseo íntimo y quizá un poco ingenuo de que dejen de suceder esas cosas, de que algún día la violencia no sea una opción no sea una opción viable.

 

Sobre el director

Miguel Colombo (Salta, 1978) es director, guionista, montajista y productor egresado de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) especializado en Montaje. Se desempeñó desde su egreso en 2001 como montajista en producciones de cine, TV y publicidad en producciones para Argentina, Latinoamérica, España y Estados Unidos. Al mismo tiempo se desarrolla como director, guionista y productor, ejerciendo también la docencia.

Dirigió hasta la fecha cuatro largometrajes documentales exhibidos y premiados en diversos festivales internacionales: Rastrojero, utopías de la Argentina potencia (2006), Huellas (2012), Proyecto 55 (2017) y Leónidas (2019).

 

Proyecto 55 está disponible en CINE.AR

 

Fuentes: Web El Historiador, La Prensa, GPS Audiovisual, CINE.AR, Punto Cine, ADN DOC, El País, Canal Encuentro.

Imagen de portada: MUBI.