Salones Nacionales: 105 años de arte argentino
Salones Nacionales: 105 años de arte argentino

Salones Nacionales: 105 años de arte argentino

Arte
A partir de la actual convocatoria del Salón Nacional de Artes Visuales, ganadores de la edición 2015 reflexionan sobre el concurso oficial.
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Originalidad, algo para decir y una visión transformadora: eso es lo que busca encontrar el Salón Nacional de Artes Visuales en su 105.ª edición, que se llevará a cabo este año en el Palais de Glace. Las categorías que participan son pintura, grabado, escultura, dibujo, cerámica, textil, fotografía, instalaciones y medios alternativos. Los artistas tuvieron tiempo hasta mayo para presentar sus carpetas. A partir de junio, y en distintas fechas de acuerdo con la disciplina, llega el momento más esperado: la premiación.

La edición de este año cuenta con algunas novedades: por un lado, el Ministerio de Cultura de la Nación duplicó las recompensas monetarias para las obras galardonadas (a cada Gran Premio Adquisición, por ejemplo, le corresponderán $100.000). Por el otro, con la idea de federalizar el espíritu del Salón, las obras ganadoras de cinco categorías serán expuestas en el Museo Emilio Caraffa y en el Palacio Ferreyra, de la provincia de Córdoba, de octubre a diciembre.

A través de estos concursos, el Palais de Glace adquiere dieciséis obras cada año —aparte de las adquisiciones de los Gran y Primer Premios, y algunas donaciones— que después pasan a formar parte de muestras temporarias e itinerantes por todo el país. Más de un siglo de Salones Nacionales construyeron un patrimonio artístico importante. “Se han realizado exposiciones con obras que superan el 60 % de nuestro acervo. Además, 250 piezas fueron en calidad de préstamo a distintos museos del país. Para nosotros, siempre fue una preocupación hacer circular las obras”, dice Oscar Smoje, director del Palais de Glace.

Salones Nacionales, ayer y hoy

La historia de los salones nacionales es, a su vez, una historia del arte del país. En la Argentina del primer Centenario, no había un circuito de obras de arte regular y organizado. Por eso, la inauguración del primer Salón Nacional, el 20 de septiembre de 1911, marcó un antes y un después en el desarrollo de las artes visuales. Lino Enea Spilimbergo, Ernesto de la Cárcova, Guillermo Butler, Raquel Forner, Raúl Soldi, Antonio Berni, Luis Seoane fueron algunos de los ganadores que se posicionaron gracias a los concursos nacionales de este Palacio Nacional de las Artes.

Desde sus inicios, el Salón fue  “concebido con la expresa voluntad de generar un ambiente artístico y de promover la formación de artistas y espectadores” y “se convirtió en un lugar de referencia, en un espacio de consagración y legitimación”, como resume el Palais en su historia institucional. De eso se trata: de reunir en un salón distintas obras presentadas por los artistas participantes, con la intención de que sean evaluadas por un jurado que las posicione y legitime —de acuerdo con su época y criterios— como arte, para su difusión y alcance al público. Hoy, esa legitimación se completa con la participación de los medios de comunicación, las ferias y bienales locales e internacionales, las subastas y, en definitiva, el mercado en general, que pueden catapultar o destinar al olvido la carrera de un artista.

La práctica de los Salones tiene sus orígenes en la París del siglo XVIII, de la mano de la Academia de Bellas Artes. Ahí fue cuando y donde varias figuras del mundo del arte hicieron su aparición: críticos, marchantes, conocedores y coleccionistas, entre otros. Al principio, solo se exhibían las obras de los egresados de la Escuela de Bellas Artes. Después las convocatorias se volvieron públicas y el Salón se transformó en un lugar indispensable para todo artista que quisiera triunfar en la Francia previa a la Revolución.

Cuando esta práctica desembarcó en la Argentina, fue el Palais de Glace —primero concebido como pista de patinaje y club social, y después reemplazado por un salón de baile, que frecuentaba Carlos Gardel— la sede elegida para la inauguración del primer Salón en 1911, que tuvo lugar en el Pabellón Argentino ubicado en Arenales 687, con los mismos objetivos que proponían las convocatorias francesas y configurando, a su vez, un contexto que marcaría posibles diálogos y posturas (no sin tensiones) en la escena artística nacional.

Experiencias de Salón

¿Qué significa para un artista ser premiado en un Salón Nacional? Miguel Ángel Giovanetti, artista visual argentino, fue uno de los participantes de la edición 2015 de los Salones Nacionales organizados por el Palais de Glace. Fue seleccionado en la disciplina Dibujo por Pentágonos 21 (lápiz y lápiz color sobre tela, 190 x 150 cm), de la serie "Proyecto pentágono"; y el resultado fue más que positivo: recibió el Primer Premio Adquisición. “Fue una gran experiencia haber participado del Salón Nacional. Tuve la suerte de que actuara un jurado que mirara con buenos ojos el dibujo contemporáneo; que admitiera la geometría en la selección y, luego, en la premiación, ya que durante muchos años se lo consideraba sinónimo de las corrientes figurativas”, dice el artista. Y agrega: “Considero que es el Salón mayor de la Argentina y, por eso, participar (y además, ganar) es un gran honor. Representan un fuerte estímulo a la labor diaria de los artistas y se lo recomiendo a todos los creadores, porque es una muy buena forma de acercamiento al público y al medio artístico”.

Otro artista que recibió el Primer Premio Adquisición, pero en la categoría de Instalaciones y Medios Alternativos, fue Hernán Marina. El sembrador (tubos de neón naranja de 10 mm - 150 x 150 x 10 cm) fue la obra por la que se llevó la distinción en esa misma edición. Forma parte de la serie "Gestos, Diagramas y Posturas", en la cual Marina tomó distintos íconos de las artes plásticas y gráficas de mediados del siglo XX para realizar una nueva versión en neón. La pieza está ligeramente basada en la pieza homónima de Lucio Fontana, con la cual se conmemoró el centenario del primer embarco de granos desde el puerto de la ciudad de Rosario, en 1856. “Fue muy gratificante cuando supe que había ganado: me enteré mientras estaba montando otra muestra en Prisma, en La Boca. El montaje estuvo muy organizado y profesional; mi obra tenía el espacio ideal que permitía su apreciación. Así que mi experiencia fue muy positiva”, cuenta Marina. Y destaca: “Para un artista, participar en el Salón Nacional es muy importante, sobre todo por la posibilidad de que la trayectoria sea reconocida a través del gran premio. Y lo mismo sucede para los artistas emergentes: el estar incluidos en la categoría en la cual trabajan visibiliza su trabajo. Hay que defender las instituciones artísticas. El Salón Nacional es una de las pocas instituciones del arte que se mantiene a través del tiempo y que va incorporando nuevas disciplinas a medida que el arte genera nuevas situaciones”.

Mateo Argüello Pitt, por su parte, presentó Caja N.° 2 de la serie "Cajas" y no le fue para nada mal: obtuvo la Mención Especial del jurado. Contó sobre su experiencia: “Participar del Salón Nacional de 2015 fue muy positivo, ya que ver la propia obra dentro de una muestra colectiva nacional es algo enriquecedor. Es una manera de ver con objetividad cómo funciona la propia pieza en relación con otros artistas que pertenecen a otros contextos y distintas realidades. Creo que los artistas somos antena del inconsciente colectivo y construimos una poética propia ligada a nuestra realidad, que puede responder a factores culturales regionales. Además, las muestras con carácter nacional son un termómetro muy representativo de la plástica que se está haciendo actualmente en el país”. Y concluye con su recomendación a los artistas: “Este tipo de participación en los Salones Nacionales son una muestra del arte contemporáneo de todas partes de la Argentina que, sobre todo, favorecen el intercambio regional”.

Texto: Gabriel Tripodi

Fotos: Mauro Rico y Silvina Frydlewsky