La relación entre filosofía y política como eje de reflexión
La relación entre filosofía y política como eje de reflexión

La relación entre filosofía y política como eje de reflexión

El debate estuvo a cargo de reconocidos filósofos argentinos, en el segundo día de los Foros por una Nueva Independencia.

Cuatro filósofos –Darío Sztajnszrajber, Armando Chiappe, Sebastián Torres y el también politólogo Dante Palma– disertaron el viernes 27 de marzo sobre “La reflexión filosófica y su relación con los discursos y prácticas políticas en la Argentina del siglo XXI”, en la segunda y última jornada del capítulo cordobés de los Foros por una Nueva Independencia, que se llevan a cabo en la Universidad Nacional de Córdoba. 

“La filosofía es un pensar de su tiempo y de su espacio, y supone una reflexión histórica concreta”, definió Palma y agregó: “Estamos obligados a pensar nuestra época. Es difícil hablar desde la coyuntura, pero creo que en algunos años vamos a recordarla como un punto de inflexión tanto en la Argentina como en Latinoamérica”.

“¿Existe un filosofía argentina y latinoamericana? ¿Desde dónde hablamos?”, problematizó el ensayista. “Hoy podemos dejar de filosofar desde la resistencia y pensar en términos propositivos. En la esfera política, la región está en un momento en el cual puede proponer”, sostuvo el panelista de 6, 7, 8. “Europa está mirando hacia acá. Ojalá España o Grecia puedan tomar algunas de las cosas que hemos hecho en esta región y aplicarlas en sus países”, expresó.

Respecto del pensamiento filosófico vuelto hacia la política, Palma tomó el ejemplo de lo que ocurre en Bolivia: “Allí se discute qué es un Estado, se habla de un Estado plurinacional, que va en contra de la constitución de los Estados modernos; se están discutiendo las identidades, lenguas y pueblos múltiples”, precisó el ensayista y también señaló que en ese país se dan procesos de desarrollo no exentos de contradicciones y dificultades. “Creo que esto vale la pena. Al fin de cuentas, nadie dijo que iba a ser fácil”, concluyó. 

A su turno, Torres plateó un interrogante: “¿Cómo pensar una filosofía crítica que, sin renunciar a las fidelidades que implica la crítica, no oculte las vías que los pueblos experimentan para buscar su propia emancipación?”. 

El ensayista rescató conceptos y frases que aparecen en la lengua viva y que están vinculados con lo que él considera “experiencias de emancipación de los pueblos latinoamericanos”: “Estado plurinacional”, “revolución ciudadana” y “la patria es el otro”, a los que llamó “composiciones mestizas”, en oposición a las definiciones canónicas o tradicionales. “Es necesario una filosofía mestiza”, aseveró Torres. 

“Hoy la contienda fundamental es con las lenguas de las multinacionales comunicativas –continuó Torres–. No se trata solo de una disputa por los sentidos, sino de un intento por vaciar absolutamente la lengua de su contenido. Es una disputa ideológica y también una disputa por la supervivencia de la lengua como tal”. 

Sztajnszrajber, en su exposición, afirmó que existe “una acción política en lo cotidiano, en la manera de pelearnos con ciertos valores hegemónicos”, y asoció esta capacidad contrahegemónica con la política de divulgación y democratización de los saberes que propiciaron los gobiernos kirchneristas. 

Para el docente y conductor de “Mentira la verdad”, ciclo que se emite por canal Encuentro, hoy se verifica un “retorno de la política” y, en este sentido, planteó que es necesario “pensar la política asumiendo la crisis de la política tradicional y en contra del paradigma de la antipolítica”. 

En este sentido, retomando a los teóricos Jacques Derrida y Roberto Esposito, Sztajnszrajber diferenció 'la política' de 'lo político': “La política es un conjunto de instituciones donde se desarrolla la acción política y 'lo político', la fuerza de transformación del ser humano”. Al respecto, el filósofo se preguntó: ¿La política expresa cabalmente lo político? ¿O, a la inversa, lo que hace la política es burocratizar y traicionar a lo político?”. 

Según el ensayista, “estamos tan acostumbrados a pensar la política como la expansión de lo propio que nos olvidamos –haciendo una deconstrucción de la política– de su voluntad originaria. Deconstruir es tomar todos los conceptos explicatorios e ir desmembrándolos para entender por qué la pregunta originaria se contestó de ese modo. Ahora, cuando deconstruimos la política, ¿llegamos a la pregunta originaria?, ¿qué es lo que da origen a la pregunta de la política? La respuesta es muy simple: el otro”. 

Siguiendo este razonamiento, Sztajnszrajber concluyó que analizar el vínculo entre filosofía y política hoy supone pensar quién es nuestro otro en la Argentina. “El otro es el que no encaja, el monstruoso que no podemos asir o conceptualizar, el que queda por fuera de lo tolerable. Su presencia es amenazante y no está afuera, está adentro: es el 'negro', el 'cabecita negra', el 'animal', el 'vago'”, explicó. 

“En muy pocos momentos de la historia de nuestro país se ha privilegiado a ese otro. Y no es casual que cada vez que un gobierno ha hecho una política para con ese otro, haya sido amenazado y batallado. Esto es así porque desestructura no solo un modelo de país, sino también por una cuestión ontológica, porque marcan que ese otro es importante”, argumentó el autor de ¿Para qué sirve la filosofía? 

Chiappe, por último, sostuvo que pensar las relaciones entre filosofía y política en el nuevo siglo implica una cierta lectura del pasado y una toma de posición respecto de él. “Lo político no puede ser reducido ni a la teoría ni a la técnica, siempre excede a la acción, es una desmesura de la praxis”, conceptualizó. 

En su opinión, “una filosofía que no está centrada en una visión teorética de formas puras no quiere verse perturbada ni influida por su contexto y pone su mirada en la eternidad, en la descripción objetivante”. Frente a eso, manifestó que esta forma teorética de entender lo político “es inadecuada porque acoge de manera inadecuada lo fundamental de la vida humana, que es su historicidad y su facticidad”. 

Sobre el final de su exposición, Chiappe propuso: “Necesitamos una filosofía que piense la desmesura del movimiento, de lo cambiante, de la praxis; la desmesura de lo político, que no puede ser apresado en redes”.