Funcionarios de la Nación y de la Ciudad recordaron el legado de Sarmiento
Funcionarios de la Nación y de la Ciudad recordaron el legado de Sarmiento

Funcionarios de la Nación y de la Ciudad recordaron el legado de Sarmiento

A 205 años de su nacimiento, se llevó a cabo un homenaje en el Parque Tres de Febrero

Como parte del 205° aniversario del natalicio de Domingo Faustino Sarmiento, el lunes 15 de febrero, funcionarios de la Nación y de la Ciudad, junto con integrantes de la Asociación Sarmientina y de la Casa de San Juan, realizaron un homenaje al pie del monumento al prócer, emplazado en el Parque Tres de Febrero de la Ciudad de Buenos Aires.

Participaron del acto el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto; su par en la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido; el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte porteño y vicepresidente de la Asociación Sarmientina, Franco Moccia; y el procurador General de la Ciudad, Gabriel Astarloa, entre otras autoridades.

Tras cantarse los himnos Nacional y de Sarmiento, respectivamente, Avelluto recordó al expresidente argentino: "Sarmiento y su obra continúan dialogando con el presente. El proyecto de construcción de una nación, la imaginación y las grandes metas que formaron parte de su ideario siguen entre nosotros tan vigentes como las tensiones entre la civilización y la barbarie".

Por su parte, Moccia sostuvo: “Sarmiento fue, además de un gran maestro y educador, un estadista que sentó las bases para la conformación de la República Argentina”. "Su legado de hacedor, de persona honrada y de bien nos debe seguir guiando a todos los que estamos en la función pública", agregó el funcionario porteño.

Hacia el final del homenaje, Avelluto, acompañado por familiares de Sarmiento, dejó una ofrenda floral en el pie del monumento al prócer.

Domingo Faustino Sarmiento fue un político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino. Su afán por "educar al soberano" estuvo siempre unido a las ideas de progreso y libertad. Ocupó la Presidencia de la Nación entre los años 1868 y 1874, y también otros destacados cargos públicos (concejal, diputado y senador), desde los que siempre luchó por elevar las condiciones de vida de los ciudadanos a través de la educación.

Su prédica no estuvo orientada solamente a difundir la enseñanza en su país, sino que sus trabajos abarcaron a todos los países de Hispanoamérica, llegando a ellos a través de periódicos, revistas y libros, en los que volcaba sus experiencias de incansable viajero y eminente pedagogo.