Estas artesanías argentinas fueron reconocidas por el World Crafts Council
Estas artesanías argentinas fueron reconocidas por el World Crafts Council

Estas artesanías argentinas fueron reconocidas por el World Crafts Council

Diseño
Un jurado internacional las destacó por su excelencia, autenticidad y calidad; el reconocimiento está patrocinado por la UNESCO
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Se trata del VI Reconocimiento para la Calidad de los Productos Artesanales del Cono Sur

En un subsuelo del Museo Histórico Nacional, en una sala preservada del ruido y el calor de la calle, Wang Shan -presidente de la World Crafts Council (Consejo Mundial de Artesanías) y de la Asociación Artesana de China- y Cecilia Duque -exgerente de Artesanías de Colombia, puesto que ocupó durante 16 años- trabajan sin hablar entre sí. Observan en detalle, absolutamente abstraídos, las piezas que presentaron Uruguay, Chile, Paraguay y Argentina como candidatas al Reconocimiento a la calidad otorgado por la UNESCO, como parte del Programa de Reconocimiento a la Calidad Artesanal para el Cono Sur. Cada uno tiene un formulario en sus manos, donde anotan si cada pieza -hay desde sillas hasta juguetes, pasando por anillos y vajilla- cumple con los estándares que deben evaluar y que son la excelencia, la técnica, la innovación, el diseño, la representatividad, la autenticidad, el respeto al medio ambiente y la comercialización.

Después de tres días de análisis -jornadas que también contaron con un seminario internacional donde se expusieron diferentes puntos de vista sobre la perspectiva de la calidad artesanal-, el jurado le otorgó el reconocimiento a las siguientes piezas argentinas: Poncho santiagueño, por Berta Ponce; Juguete mecánico, por Hernán Lira; Cuchillo diseño de autor, por Juan Francisco Rocha; Silla tradicional de campo, por Matías Conci; Ruana, por Paola Castagnoli; Cinto para dama con presilla, por Derlín Chávez.

Poncho santiagueño, por Berta Ponce

“En cada una de estas piezas observé un ícono de la región del artesano. Pude encontrar el empleo de técnicas y conceptos tradicionales, pero que no perdían de vista la utilidad de esos objetos, que no se olvidaban de las necesidades reales de la gente que va a comprar esas artesanías. Por eso creo que estas piezas no sólo tienen mercado a nivel regional, sino que van a poder encontrarlo en cualquier parte del mundo”, dice Wang Shan.

Juguete mecánico, por Hernán Lira

Esta distinción para los artesanos se inscribe en un fenómeno más grande: un proceso de revalorización y profesionalización del oficio de los artesanos. “Están ocurriendo experiencias muy interesantes”, afirma Duque, “yo recuerdo cuando muchos artesanos decían que no querían que sus hijos siguieran su oficio, que sentían como una vergüenza que el hijo siguiera el negocio del padre, y los hijos tampoco querían. A medida que el trabajo se fue revalorizando, muchos de esos muchachos empezaron a querer trabajar con sus papás. Ya estudiaron, ya fueron a la universidad y luego vienen a ayudarlos. Algunos se han convertido en los comercializadores de esas artesanías, otros han estudiado diseño, entonces siguen el mismo oficio pero con un carácter muy distinto, que penetra otro nicho de mercado importante y logran así mantener la tradición. Son experiencias muy lindas, en las que hay una transferencia mutua de conocimiento”.

Cuchillo de autor, por Juan Francisco Rocha

En su paso por la administración de Artesanías de Colombia, Duque vivió e incentivó un proceso parecido al que está ocurriendo en Argentina ahora. “Logramos desarrollar toda una política de divulgación, de sensibilización de la sociedad colombiana para que entiendan que la artesanía no es sólo para souvenir, que es para la utilización en el diseño de interiores, en la mesa, en la cocina, en la sala o en cualquier otro ámbito de la vida diaria, del uso cotidiano. No sólo muestra la identidad del país sino que a veces supera con creces a productos que se compran afuera, muy caros. Todo eso se logra con política de desarrollo, y toma tiempo, pero pienso que en la Argentina lo están haciendo muy bien”, asegura.

Silla tradicional de campo, por Matías Conci

Entre las virtudes que la especialista destaca para la artesanía argentina, está la riqueza de la grafía. “Estuve recorriendo la parte arqueológica del museo y me quedé sorprendida de que hay más o menos unas cuarenta y seis etnias, algunas ya desaparecidas, otras muy vivas. Cuando uno ve los diseños gráficos de un indígena expresados en los tejidos, se observan un simbolismo y una creatividad muy grandes. Antes de diseñadores, en Latinoamérica hubo verdaderos creadores que supieron plasmar en objetos de uso cotidiano todo su conocimiento de la sabiduría ancestral”, dice.

Ruana, por Paola Castagnoli

Para Wang Shan el desafío que tiene la artesanía argentina por delante está del lado de la comercialización: “La generación de valor y la proporción de empleo que brinda la industria de la artesanía es más fuerte en la región asiática que lo que he podido observar aquí. Sin embargo, a pesar de que en Argentina y otros países de Latinoamérica la comercialización de las piezas no es a gran escala, sí manifiestan un carácter único y fuerte basado en la cultura. Ése es un gran capital”.

Cinto para dama con presilla, por Derlín Chávez