Los museos y sus jardines: hoy, la Casa de Ricardo Rojas
Los museos y sus jardines: hoy, la Casa de Ricardo Rojas

Los museos y sus jardines: hoy, la Casa de Ricardo Rojas

Es un fiel reflejo del universo ecléctico de su creador, y la convivencia entre las culturas europea e incaica.
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Una fachada inspirada en Casa de Tucumán se distingue entre los múltiples negocios e instituciones que hay en la cuadra. Ahí vivió Ricardo Rojas junto a su esposa Julieta Quinteros desde 1929 hasta su muerte, en 1957. Luego ella transfirió su propiedad al Estado cumpliendo con el deseo de Rojas de convertirla en un museo y biblioteca.

Rojas invirtió sus ahorros y el dinero de múltiples premios que recibió por su obra en la construcción de la casa. Junto con el arquitecto y urbanista Ángel Guido, diseñó cada rincón del hogar. Deseaba que ahí se materialice su concepción ideológica, su “eurindia”, la fusión entre los valores culturales europeos con los de los indígenas americanos prehispánicos.

Jardín Euríndico

Los hermanos Rojas y los hermanos Guido fueron los mentores de la obra. Ricardo y Ángel elaborando conceptos; Absalón Rojas (abogado) llevando adelante las finanzas y Alfredo Guido (pintor, grabador), creando formas estéticas que representen los conceptos centrales.

La casa no es reproducción fidedigna de un estilo, sino una invención basada en formas estructurales europeas sobre las que se aplicaron motivos hispano-incaicos. Al ingresar al jardín principal impacta un frontispicio, réplica del Convento de los Dominicos en Arequipa (Perú).  Alrededor de toda la arquitectura que rodea al patio se pueden descubrir elementos propios del Cuzco hasta el sur de Potosí, combinados con estilos coloniales y otros que derivan de las culturas musulmanas, romanas, mediterráneas.

En el centro del jardín, custodiada por hortensias, rosales, jazmines del aire, una fuente, principal elemento de de tradición española, representa la armonía entre lo espiritual y lo terrenal.  Alrededor, se dispone una galería interna con catorce arcadas donde conviven techos góticos, capiteles corintios, e imponentes columnas con ornamentaciones que plasman los principales elementos de la simbología incaica; el sol inti, la mazorca: base de la alimentación del imperio incaico, la cantuca: flor nacional de Bolivia y Perú y el rostro del indígena, imagen arquetípica del habitante de América; todos símbolos que se identifican con la concepción de Rojas de una Argentina inserta en el resto de las naciones americanas nacidas del mestizaje cultural.

Jardín de los naranjos

Un segundo patio habita la casa. Lo antecede un jardín de invierno inspirado en un estilo andaluz, revestido de mayólicas azules, blancas y amarillas, que se fusiona con el juego lumínico de los vidrios, típico del estilo hispanoárabe de los ventanales, y en medio sol incaico.

Un sendero de naranjos, jazmines y enredaderas conducen a una segunda fuente, descubierta gracias a la proceso de puesta en valor del año 2012, donde los investigadores del Museo retomaron los planos originales y advirtieron que el supuesto cantero florido que adornaba el patio era en verdad la segunda fuente de la casa.

Desde su habitación ubicada en un segundo piso, Ricardo Rojas podía apreciar el perfume de los azares. Los naranjos le remitían a su Tucumán natal, además de ser un fruto típico de ciertas regiones de España, reafirmando la mixtura cultural que habita toda la casa.