Leonor Acuña es la nueva directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano
Leonor Acuña es la nueva directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano

Leonor Acuña es la nueva directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano

Museos
Es profesora e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA

Poner el acento en la investigación, preservación y defensa del patrimonio tangible e intangible, para debatir y reflexionar la identidad nacional, es una de las propuestas que trae bajo el brazo la investigadora Leonor Acuña, la nueva directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.

-¿Cuál fue tu recorrido profesional a la fecha?

-Soy profesora e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, e investigadora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, desde 1991. Me dedico al estudio etnolingüístico en comunidades donde se habla más de una lengua. Esa especialidad se llama lingüística de contacto. Yo me orienté a la planificación de la enseñanza de segundas lenguas, tanto del español como de las lenguas indígenas. Uno de los resultados más interesantes que alcanzamos fue el de diseñar e implementar un certificado de español como lengua extranjera avalado por los ministerios de Educación y de Relaciones Exteriores. Se trata del CELU (Certificado de Español: Lengua y Uso), que llevan adelante 30 universidades nacionales argentinas. Tuve además responsabilidades de gestión como directora del Laboratorio de Idiomas, secretaria Académica y vicedecana en la Facultad de Filosofía y letras de la UBA.

-¿Cuál es tu mirada sobre el INAPL?

-El Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano fue creado en 1943 con el nombre de Instituto Nacional de la Tradición, por iniciativa de Juan Alfonso Carrizo, su primer director. A lo largo de los años, fue cambiando de nombre (y en algunos casos de dependencia institucional): Instituto Nacional de Folklore, Instituto Nacional de Filología y Folklore, Instituto Nacional de Antropología y, a partir de 1991, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, que es su actual denominación. Los cambios de nombres implicaron su inserción en distintos proyectos culturales nacionales, actualización, modernización disciplinar y aumento de objetivos y metas. La responsabilidad sobre el patrimonio es la misión central desde su inicio: primero como la definición de lo nacional (a través del folklore, en su concepción del siglo XIX y en los proyectos de las primeras décadas del siglo XX, entre los que Juan Alfonso Carrizo fue una de las principales figuras) y, en los últimos años, en la investigación, preservación y defensa del patrimonio tangible e intangible. A partir de la sanción de la ley 25.743 de “Protección del patrimonio arqueológico y paleontológico”, el INAPL es designado como órgano de aplicación. Por ese motivo, dentro del INAPL, funciona el Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones, Lotes y Objetos Arqueológicos (RENYCOA).

¿Qué brinda el INAPL a la comunidad?

-El INAPL dialoga con la comunidad con distintas actividades y responsabilidades que se pueden resumir en cuatro campos:

  1. Investigación básica y aplicada en todas las áreas de la antropología, con fuerte énfasis en la arqueología.
  2. Gestión, tanto en lo que se refiere al asesoramiento a los organismos del estado para el diseño de políticas públicas en el ámbito cultural y educativo, como al papel del INAPL como autoridad de aplicación de la ley 25.743.
  3. Protección del patrimonio nacional por medio a) de las acciones del Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones, Lotes y Objetos Arqueológicos (RENYCOA) en la implementación de la ley 25.743; y b) de todas las acciones que se hacen a través de las investigaciones, muestras, reuniones de especialistas, charlas, publicaciones académicas tienen por objetivo la protección del patrimonio cultural tangible e intangible.
  4. Transferencia de los resultados de las investigaciones: acciones de gestión y protección del patrimonio en la forma de asistencias técnicas; muestras, visitas guiadas, cursos y otras actividades del Museo Nacional del Hombre; entrenamientos laborales; organización de reuniones académicas y de divulgación, publicaciones, etc.

Esta variedad de tareas se cumplen en la articulación de las labores de investigadores, técnicos y profesionales que se desempeñan en el ámbito  científico-técnico, el Museo Nacional de Hombre, la biblioteca Juan Alfonso Carrizo y el sector de audiovisuales.

-¿Cómo se logra que la gente, los vecinos y los visitantes se apropien de una institución como el  INAPL? ¿En particular, es pertinente pensar en un museo como un espacio de recreación, estudio o de paseo? ¿Qué más?

-Nos preocupamos e interesamos mucho por la relación con la comunidad. La biblioteca es consultada diariamente por especialistas, escolares y público interesado en las temáticas antropológicas. La presencia de los grupos escolares, de adultos mayores, de público general en el Museo Nacional del Hombre (que forma parte del instituto) es una prueba de este interés. El museo es pequeño y sin embargo recibe más de 20000 visitantes al año. Anualmente se renueva la muestra permanente, se hacen tres o cuatro exposiciones temporarias y se organizan talleres de cerámica, juegos y otras actividades relacionadas. Cada área del INAPL interactúa con la comunidad de distintas maneras. Recibimos demandas que se transforman en proyectos de investigación, en asistencias técnicas, en asesoramientos, en denuncias por delitos contra el patrimonio, entre otras cosas.

-¿Cuál creés que es la función pública de una institución cultural como el INAPL?

-La definición de cultura varía con el contexto histórico, político y social que nos toca vivir. Como le decía al principio, los cambios de nombre del INAPL lo demuestran. La secretaría de Cultura fue transformada en Ministerio en los últimos años, el INAPL depende de la Secretaría de Patrimonio Cultural en cuyo ámbito se creó la Dirección Nacional de Bienes y Servicios Culturales. Estamos en una dinámica en la que se está planificando desde el ministerio un espacio nuevo al que pertenecemos y para el que nosotros tenemos historia, propuestas y demandas. Nuestra misión es la defensa y protección del patrimonio cultural desde una mirada que incluye a los hombres y mujeres que crean, viven, renuevan y, a veces, ponen en duda y destruyen esa misma cultura.