Doce hitos de la historia del Museo Nacional de Bellas Artes
Doce hitos de la historia del Museo Nacional de Bellas Artes

Doce hitos de la historia del Museo Nacional de Bellas Artes

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El primer gran museo argentino cumplió 120 años de vida y recordamos algunos de sus momentos clave
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  1. La inauguración, 1896
    El 25 de diciembre de 1896, en el elegante edificio del Bon Marché, sobre la calle Florida, se inauguró la primera sede del Museo Nacional de Bellas Artes. Fue la primera institución de su género en la Argentina. El inmueble, hoy Galerías Pacífico, funcionaba como una tienda de cuatro plantas, y buena parte de la construcción estaba destinada a otros espacios culturales, como el Ateneo, la Colmena, talleres de artistas y bibliotecas. Ese mismo año, Eduardo Schiaffino, primer director de la institución, publicó el primer catálogo con las 163 obras que integraban la colección fundacional. Las obras de escuela española, francesa, italiana, flamenca y argentina fueron distribuidas en cinco salas.

  2. La primera mudanza, 1911
    En la búsqueda de un espacio más amplio donde exponer el patrimonio completo del museo, en 1909 se trasladó la institución al Pabellón Argentino, un edificio erigido para representar al país en la Exposición Universal de París de 1889, año en que se inauguró la torre Eiffel. Era una construcción amplia, de hierro y vitrales, pero inadecuada para albergar las obras, motivo por el cual debió ser acondicionado. La apertura se concretó en julio de 1911, bajo la gestión de Carlos Zuberbühler, y fue la segunda sede del Bellas Artes hasta 1932.

  3. La sede actual, 1933
    El arribo de la colección permanente a su tercera y actual sede ocurrió en 1933. Durante los tres años previos, de 1929 a 1932, el afamado arquitecto Alejandro Bustillo (1889 – 1982) tuvo a su cargo la refuncionalización de la antigua Casa de Bombas de Recoleta. De esta manera, el nuevo edificio adoptó las tendencias contemporáneas de la museología, con la intención de convertir al Bellas Artes en un museo de arte moderno. Las salas repletas de obras fueron reemplazadas por espacios austeros, de paredes lisas y claras, e iluminación tenue. Esta arquitectura despojada estimulaba la contemplación de las obras, dispuestas entre espacios simétricos y a la altura de la vista del espectador. En tono didáctico, el nuevo guión curatorial de la colección se organizó por escuelas y en orden cronológico. La renovación incluyó un nuevo gabinete de dibujos y grabados, aportes científicos en el taller de restauración –creado en 1911– y una biblioteca pública actualizada de artes visuales, que en la actualidad es la mayor en su tipo de Latinoamérica.

  4. Llegan las vanguardias, 1949
    A tono con las nuevas relaciones culturales marcadas por la posguerra y el interés por recuperar el protagonismo internacional apelando a su historia artística, en 1949, Francia envió una célebre muestra que incluyó 131 obras de 63 artistas. La exhibición incluyó piezas del movimiento impresionista hasta creaciones de las nuevas vanguardias de la primera mitad del siglo XX. Entre los autores se destacaron Édouard Manet, Claude Monet, Camille Pisarro, Henry van de Velde, Alfred Sisley, André Derain, André Lhote, Henri Toulouse Lautrec, Pierre-Auguste Renior, Fernand Léger, Amedeo Modigliani, Suzanne Valadon y Paul Sérusier. Una década antes, “La pintura francesa de David a nuestros días” había acercado por primera vez a los maestros de esta escuela artística, como Eugene Delacroix, Jean Dominique Ingres, Edgar Degas, Henri Matisse, Pablo Picasso, Théodore Géricault y Maurice de Vlaminck.


    La ninfa sorprendida, de Édouard Manet
  5. De Francia, con amor, 1955
    La destacada colección de arte francés que alberga el museo comenzó a tomar forma gracias a una serie de donaciones y adquisiciones realizada por Antonio y Mercedes Santamarina (tío y sobrina). Dichas ofrendas fueron muebles, objetos, esculturas y pintura del siglo XIX. Entre ellos, Mujer joven con sombrero verde, de Auguste Renoir, Paisaje boscoso visto desde un pueblo, de Camille Corot, Ramo primaveral, de Henri Fantin-Latour, En observación, de Henri Toulouse-Lautrec, y Mujer de rojo de espaldas a la ventana, de Édouard Vuillard. Además, desde 1970, el museo exhibe en una sala especial cuadros de la colección de Mercedes, como Dos bailarinas, amarillo y rosa, de Edgar Degas, y el óleo Efecto de nieve, de Alfred Sisley. Por si fuera poco, la donación incluyó esculturas de Auguste Rodin, el gran renovador de la disciplina.


    Dos bailarinas, amarillo y rosa, de Edgar Degas
  6. Seguimos creciendo: 150 años de arte argentino, 1960
    En diciembre de 1960 se inauguró una muestra panorámica de arte argentino. Fue la primera exposición que ocupó el pabellón anexo al museo, diseñado con este fin por el arquitecto César Janello (1918 – 1985), y durante la gestión de Jorge Romero Brest. Esta nueva estructura abierta, amplia y vidriada a posteriori, pasaría a formar parte integral del Bellas Artes como ámbito elegido para las exhibiciones temporarias destacadas.

  7. Tendencias industria argentina, 1963
    Motivados por la “búsqueda de una nueva imagen del hombre”, según declaraban los neofigurativos argentinos (Ernesto Deira, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega), este grupo cobró relevancia internacional gracias a la exposición presentada entre junio y julio de 1963 en las salas del Bellas Artes. Se exhibieron óleos y dibujos de dichos autores y la muestra llegó dos años después de que se realizara “Otra Figuración”, en la Galería Peuser, de la que había nacido la inquietud de reiterar la experiencia de conjunto. “Lo que se ha dado en llamar ‘nueva figuración’ no debe confundirse con las modas. Lo que hemos buscado implica el riesgo del ejercicio de la libertad creadora. Lo fundamental de nuestra coincidencia es la convicción de que la única forma de aventurarse en el arte es la de aventurarse en el hombre. Una pintura ‘con seguro de vida’ nunca logrará ese fin propuesto”, decía el catálogo de la muestra, diseñado por Macció.


    Adán y Eva n.° 2, de Ernesto Deira
  8. De Cézanne a Miró, 1968
    Organizada en colaboración con el Museo de Arte Moderno de Nueva York, la muestra “De Cézanne a Miró” fue parte del programa de exposiciones temporarias desarrollado por el crítico de arte Samuel Oliver, y una de las exhibiciones más recordadas de la historia del Bellas Artes. Tras 20 años de esfuerzo para concretar el proyecto, el corpus reunido por el director Monroe Wheeler presentó 54 obras de 40 maestros de la pintura contemporánea pertenecientes a museos y colecciones privadas de Estados Unidos. Por su trascendencia, la muestra que buscó “entender y apreciar el genio pictórico moderno”, según remarcaba el catálogo, tuvo paso por Santiago de Chile y Caracas luego del éxito en la Argentina.

  9. Llegan Gauguin, Kandinsky, Rothko y Picasso, 1973
    A comienzos de la década del 70, se incorporaron al museo las piezas de la colección del Instituto Torcuato Di Tella. El prestigioso conjunto, formado por renombrados historiadores del arte como Lionello Venturi y Giulio Carlo Argan, permitió agregar mediante adquisiciones y donaciones obras de maestros antiguos, modernos y contemporáneos europeos, estadounidenses y argentinos. Luego del cierre de dicho instituto, se gestionó la compra y el traslado de la colección al Museo Nacional de Bellas Artes, que se concretaría en 1973. De este modo, ingresaron al patrimonio de la institución piezas de Tintoretto, Peter Paul Rubens, Claude Manet, Paul Gauguin, Wassily Kandinsky, Henry Moore, Mark Rothko, Pierre Alechinsky, Pablo Picasso (el primer y único óleo de este artista), Jackson Pollock y un gran número de rioplatenses: Emilio Pettoruti, Rómulo Macció, Antonio Seguí, Lucio Fontana, Pedro Figari y Joaquín Torres García, entre otros. En 1986 también pasaron a formar parte del acervo más de doscientas piezas de arte precolombino del noroeste argentino pertenecientes a la colección de Guido Di Tella.


    Mujer acostada, de Piccaso
  10. Berni nunca muere, 1984
    Tres años después de la muerte de Antonio Berni, el Bellas Artes organizó la primera retrospectiva del prolífico artista rosarino, con obras fechadas entre 1922 y 1981, muchas de ellas exhibidas por primera vez. Curada por Martha Nanni y con más de 80 creaciones, la muestra ofreció un amplio y documentado panorama de la producción del artista, con exhaustiva catalogación de obras, estudio de fuentes y escritos de su autoría. Su presentación en series cronológicas permitió explicitar la unidad de sus búsquedas y marcar anticipaciones y resurgencias. Berni forma parte del patrimonio del museo desde los primeros tiempos; la primera obra suya adquirida fue el paisaje serrano “Las gemelas”.


    Sala Berni
  11. El legado de María Luisa Bemberg, 1995
    En marzo de 1995, poco antes de morir, la directora argentina de teatro y cine María Luisa Bemberg donó al museo su colección de 27 obras de arte rioplatense. El perfil de este conjunto se desarrolla a partir de dos ejes: Buenos Aires y Montevideo, centros receptores de las estéticas de vanguardia por medio de la producción de seis artistas uruguayos y argentinos, que estuvieron contacto con estos movimientos en Francia, Italia y España. Así, antes de ingresar al museo público más importante del país, obras claves de Joaquín Torres García, Rafael Barradas, Pedro Figari, Emilio Pettoruti, Xul Solar y Alicia Penalba decoraban la casa de Bemberg y formaban parte de su entorno cotidiano. Las piezas se exhiben hoy de forma conjunta en una sala ubicada en el primer piso del museo, dedicado al arte del siglo XX.

  12. Dos siglos de arte argentino, 2016
    En el marco festivo por la celebración del bicentenario de la independencia, la muestra itinerante “Congreso de Tucumán: 200 años de arte argentino” comenzó a viajar por el país a mitad del 2016. La exhibición planea visitar siete provincias y relata los dos siglos de historia artística del país, a partir de 79 obras destacadas de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes y de artistas contemporáneos de todo el territorio argentino. La muestra, organizada junto con el Ministerio de Cultura de la Nación, establece un diálogo entre estilos, poéticas y materialidades diversas. El compendio de obras se presentó en Tucumán, Rosario y Mar del Plata, y en 2017 llegará a Neuquén, Córdoba, San Juan y Salta.