Cuatro especialidades que no sabías que existen en los museos
Cuatro especialidades que no sabías que existen en los museos

Cuatro especialidades que no sabías que existen en los museos

Museos
Un arquéologo subacuático, una conservadora de instrumentos musicales, una jefa de documentación y registro y una restauradora de indumentaria cuentan en qué consiste su trabajo

¿Quiénes trabajan en un museo? ¿Qué oficios encontramos? ¿Qué hay en los archivos? ¿En qué consiste la labor de un restaurador, de un conservador, o cuál es la utilidad de registrar el patrimonio? ¿Quiénes se encargan de poner a punto todo lo que vemos? Aunque no siempre lo advirtamos, en cada museo hay un abanico de perfiles que trabajan en el detrás de escena de la gestión del patrimonio cultural.

En el marco de la 26ª edición de arteBA, el stand del Ministerio de Cultura de la Nación fue escenario del “Stand up de museos: cuatro museos en cinco minutos”, en el que cuatro trabajadores de cuatro museos nacionales contaron acerca de sus actividades cotidianas, muchas de ellas poco frecuentes e invisibles para el público general.

Paula Casajús, jefa de documentación y registro del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Paula Olavarrieta, conservadora del Museo Histórico Nacional (MHN), Cristian Murray, arqueólogo subacuático del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), y Cristina Quiroga, restauradora de indumentaria del Museo Nacional de la Historia del Traje (MNHT), revelan algunos de los secretos de su quehacer diario.

Paula Casajús, jefa de documentación y registro del Museo Nacional de Bellas Artes

“Registrar una colección nos permite saber qué tenemos, dónde lo tenemos y cómo lo tenemos”

“El Museo Nacional de Bellas Artes se creó en 1896 con el objetivo de exhibir una colección donada al Estado. Hoy superamos las 20.000 obras. ¿Para qué registrar y documentar nuestro patrimonio? Registrar una colección nos permite saber qué tenemos, dónde lo tenemos y cómo lo tenemos. Este proceso de documentación revaloriza los objetos vinculándolos a la información relativa al contexto y la procedencia. El documento de procedencia es aquel que acredita la legítima tenencia de las obras, de suma importancia en la lucha contra el tráfico ilícito de obras de arte. Por otra parte, una colección correctamente registrada facilita la difusión y el acceso a los objetos, y permite conocer qué nos falta en esa colección y planificar, por ejemplo, una política de donación. Otro punto muy importante es conservar los registros fotográficos originales de una colección. Esto nos brinda la posibilidad de contrastar y ver si la imagen actual sigue coincidiendo con la original o si su apariencia sufrió alguna deformación”.

Paula Olavarrieta, conservadora del Museo Histórico Nacional

“Visitar la reserva y conocer el patrimonio no exhibido tiene un efecto muy asombroso en el público”

“El Museo Histórico Nacional tiene una colección de objetos del 1700, de lo más heterogénea en tipología y materialidad. Tenemos colección fotográfica, daguerrotipos, instrumentos musicales, armas, y una gran variedad de otros objetos en madera, metal, y porcelana. Soy la conservadora de los instrumentos musicales del museo, que actualmente se usan para conciertos de música de la época a la que pertenece un instrumento determinado. Son objetos que no se han intervenido en su interior por muchísimos años. Solemos encontrar mucha suciedad en ellos, lo que hace que los materiales orgánicos sean atacados por micro organismos. También es frecuente encontrar instrumentos con cuerdas en tensión, muy deformados, con estructuras que han cedido con el tiempo. La reserva es el depósito, el lugar que alberga la colección que no está siendo exhibida; más de 15.000 objetos se encuentran ahí. Ahí armamos una sala con los pianos, una colección que permite que se hagan visitas temáticas. Aunque esté en reserva la colección cumple una función de educación. Son pianos de fines de 1700 hasta mediados de 1800 que pertenecieron a familias aristocráticas argentinas. La reserva se abre al público algunas veces al año. Visitar la reserva y conocer el patrimonio no exhibido tiene un efecto muy asombroso en el público”.

Cristian Murray, arqueólogo subacuático del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano

“De los objetos que encontré, el que más me llamó la atención fue una pequeña piedra de afilar que hallamos en una corveta de guerra inglesa del año 1770”

“Trabajo en el área de antropología subacuática, principalmente en la costa patagónica investigando restos de naufragios históricos. En ocasiones hacemos excavaciones de estos sitios porque generalmente son naufragios que están enterrados. En las excavaciones suelen aparecer diferentes objetos. De los que encontré, el que más me llamó la atención fue una pequeña piedra de afilar que hallamos en una corveta de guerra inglesa del año 1770, en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz. Esta piedra de afilar estaba en la cabina del capitán del barco y es probable que fuera una piedra para afilar navajas de afeitar. Es un elemento bastante sencillo pero que me conecta mucho con la persona que lo usó. Además, conociendo por documentos históricos el nombre y la trayectoria de este capitán, la conexión es aún mayor. Encontrar elementos sencillos como ese, de la vida cotidiana, me llama mucho la atención”.

Cristina Quiroga, restauradora de indumentaria del Museo Nacional de la Historia del Traje

“Lo que nos ponemos todos los días tiene impregnada una magia particular; es una segunda piel”

“Me ocupo de la restauración y conservación de trajes antiguos. Lo mío es más bien mundano: la ropa, la pilcha, lo que nos ponemos todos los días tiene impregnada una magia particular; es una segunda piel. Un restaurador de indumentaria estudia el filamento desde el inicio hasta su conservación y su futura restauración. Estos mundos mágicos suelen estar impregnados del alma, el espíritu y el ser de aquel que lo construyó. Por ejemplo, muchas veces nos encontramos con gotitas de sangre, porque quien cose se pincha y mancha la ropa, con lágrimas, porque a veces hay que correr para entregar una prenda, y con sudor. Estas tres cosas son parte de nuestra esencia como seres humanos y se impregnan en la ropa. Hay prendas que tienen una significación ritual. Además de lo que técnicamente nos muestra una prenda -el material, la confección, la etiqueta, tenemos otros mundos que debemos considerar. No podemos desprender cuestiones que son ancestrales, que se van transmitiendo, y que se colocan en las prendas por alguna razón. Además de mi función en el Museo del Traje, tengo el placer de trabajar en la colección privada Álvarez Rodríguez, los albaceas de los textiles y objetos de Eva Duarte de Perón. En uno de los vestidos de la primera época de Evita encontramos algo muy interesante, y es que en todo su interior, sobre las costuras, están escritos los nombres de quienes bordaron el vestido. Cada señora del atelier que puso puntada sobre el vestido dejó su firma. Entonces aparecen Porota, Fina, Joaquina, y Eva. Es un modo de trascender con la prenda. Aunque esto parezca no tener que ver con nuestro métier, está muy ligado con todos nosotros, dado que todos los días nos colgamos o nos ponemos algo que nos represente, nos haga bien o nos traiga buena suerte”.