Conocé las historias de quienes acompañan a los chicos de la villa 21-24 en el gusto por la lectura
Conocé las historias de quienes acompañan a los chicos de la villa 21-24 en el gusto por la lectura

Conocé las historias de quienes acompañan a los chicos de la villa 21-24 en el gusto por la lectura

Letras
Elena, David, Fernanda y Cristina son mediadores de lectura en la Casa de la Cultura Popular

Este año, el Ministerio de Cultura de la Nación sumó 160 títulos infantiles a los 1500 libros donados por editoriales para la Feria del Libro Infantil 2016. Los libros tomaron el hall de entrada de la Casa Central de la Cultura Popular ubicada en la villa 21-24, en Barracas. Están ubicados ordenadamente en los estantes de las seis bibliotecas de colores, apilados en las seis mesas, y hasta en alguno de los puffs naranjas repartidos por el salón.

 Quienes están a cargo de acompañar la lectura de esos títulos, son los mediadores de lectura. Además de hacer voces, susurrar y recomendar distintas lecturas, fueron también, los encargados de la elección de los nuevos ejemplares que llegaron a la casa, y de que esas historias queden en la memoria de los chicos que se acercaron a la biblioteca. Conocé sus historias:

Fernanda Petit

Vive en Banfield y se acerca todos los días a la Casa desde las vacaciones de invierno del 2016, cuando comenzó a trabajar como mediadora de lectura. El pasado febrero la contactaron para capacitar a los próximos mediadores, aunque prefiere llamarlo “taller o acompañamiento”.

Fernanda considera que no podés leer o compartir un libro con alguien, si realmente no tenés ganas de hacerlo: “Tiene que pasar por el deseo sí o sí, no hay otra forma. Entonces, lo que les planteé a los chicos con los que nos reunimos desde el primer día, es que si no tenían deseo de estar en este lugar, no tenían que estar. Por eso tal vez no quedamos todos los que empezamos, pero sí la mayoría”.

Se prepararon durante meses para realizar el trabajo. “Conversábamos sobre qué cosas podíamos hacer, qué podía suceder y cuál era nuestro rol en este espacio. Nadie sintió que le estaban enseñando nada, me parece que es algo que se contagia. Si nunca te leyeron un cuento tal vez no vayas a poder hacerlo, y si entendés que está bueno que te lean un cuento, te dan ganas de hacerlo”, dice Petit.

A pesar de los esfuerzos, se sentía insegura por la asistencia de los talleristas. No todos venían a todos los encuentros, o venían un rato y se iban por cuestiones laborales o personales. Sin embargo, una vez que todos estaban sentados leyendo un libro a los nenes, se dio cuenta de que de alguna manera ese "método no método" había funcionado.

A medida que pasan los días, los libros que reciben mejor los chicos son los llamados “libro-álbum”, aquellos que tienen una imagen preponderante y un texto breve. También son muy populares los de monstruos y fantasmas.

“Creo profundamente en la fuerza de las palabras, en los libros, en la literatura, y en los niños”, responde Fernanda sobre por qué elige este trabajo.

David de Jesús Calle

Es el mediador más joven. Tiene 26 años y todos los días se toma el colectivo 46 desde su casa en la villa 1-11-14, Bajo Flores. Vive con Valeria, su mamá y sus dos hermanos menores, Noelia y Víctor.

A pesar de haber terminado el colegio con especialización en administración, la mayoría de sus trabajos están ligados a la comunicación. Comenzó como fotógrafo en la Casa, para luego pasar a ser mediador de lectura. Cuando no está en la Casa, trabaja en FM La Boca. La mayoría de las horas hace trabajo administrativo, pero también conduce y produce su propio programa. Hace poco aprendió a operar también. “Desde chico me gustan las cosas de comunicación. En 2001, seguí todos los noticieros para ver lo que pasaba en la Plaza de mayo en diciembre. Creo que a nadie con esa edad le interesaban esas cosas”, cuenta divertido.

La mayor parte de sus horas en la Casa, las pasa leyéndoles historietas y libros a los niños más pequeños, de entre 4 y 5 años. Su vínculo con los chicos se extiende también a su trabajo en una iglesia evangelista. Da apoyo escolar y estudios bíblicos.

Lo que más le gusta leer son las historietas, Mafalda es su favorita. Elige la literatura de no ficción por sobre la ficción. “La literatura para mí es algo que te ayuda a crecer en cuanto al conocimiento y a la información. Cada cuento, novela, obra de teatro tiene un punto de vista del autor que vio reflejada su realidad en esos textos”, dice.  

Cristina Espeche

Es psicóloga social, tiene 34 años y hace cuatro que trabaja en la Casa. Comenzó en otro área y luego pasó a dar talleres de biblioteca infantil. “Les leemos a los chicos lo que ellos quieren, hasta donde quieren, no los obligamos. Me gustó la idea de que se acerquen más a los libros, de que tengan su espacio, que puedan venir cuando quieren, incluso hay libros que les sirven para la escuela”, dice, sonriente.

Cristina utiliza las herramientas que le da su profesión para la lectura, para los chicos y su relación con el barrio: “Busco que se relacionen entre sí, con lo que están haciendo, que sepan para qué les sirve. Cuando leen, ves las preocupaciones, sus debilidades y sus fortalezas, a través de los libros. Van hablando y vas descubriendo sus miedos, o lo que está pasando socialmente. Quizás hablando de un cuento te terminan contando que pasa lo mismo en el barrio”.

Elena Laborde

Con 59 años, es la mediadora de mayor edad. Es ama de casa y madre de dos hijos varones. Sus primeros trabajos en la Casa fueron en el área de Punto Digital, un espacio de inclusión digital que brinda conectividad, capacitaciones y acceso a las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). “Me encanta estar en contacto con los chicos y leerles. Les leo cuentos de la primera infancia sobre los juegos, colores, cuadrados, triángulos y colores primarios”.

Elena vive hace cincuenta años en el barrio. Les transmite su vínculo con la lectura a sus dos nietas, de 9 y 3 años. “Cuando me voy de vacaciones, siempre me tengo que llevar libros, antes de dormir leo. Lo que más me gusta son las novelas románticas, policiales y de psicología”, dice.

Los libros que más les recomienda a los chicos son El principito, Cenicienta y Caperucita.

Al hablar sobre por qué es importante que los niños lean, Elena dice que los lleva a lugares que no conocen. “Acá los chicos que no salen de su casa, a través de la lectura pueden conocer otros territorios. La lectura enseña mucho y es un momento de distracción”, dice.